6. Como la primera vez.

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Había pasado una semana y no había vuelto a ver al rubio de ojos verdes. Eso no pintaba bien.
Genial, ahora no solo debía pensar como confesarse, si no que también, estaba intentando escribir una carta de disculpas, porque sí, todos vieron el horrible trato que le dio a su su segundo al mando en la última reunión.

Baji no es alguien a quien le importe mucho lo que piensen los demás, no cede ante la presión social. Pero cuando se trataba de Chifuyu todo era diferente.

"— Te excediste, Baji. — Dijo Mikey mirando al frente, y sus "mentores" de amor, estuvieron de acuerdo con el chico. — Yo digo que le escribas una carta de disculpas."

Ahora estaba sentado en su pupitre con un diccionario, muchas hojas, una goma y un lápiz que había llegado nuevo a la escuela... ahora estaba a la mitad.
Baji jamás ha sido bueno para escribir. Y ni siquiera se diga para leer; cualquier cosa que tenga letras, es un cero rotundo para el muchacho.
La carta, era más o menos algo así:

"Ciento mucho averte ablado tan mal, estava enojado. Asepta mis disculpas,
No saves ni una mierda de lo qu e me pasa y tanpoco te importa."

Para el chico de colmillos prominentes su carta había revivido la literatura en ese momento, había gastado los últimos 39 minutos de su receso en esa nota, muchas hojas en el diccionario por leer y podría jurar que de su cerebro saldría humo de tanto pensar.
El sonido de la silla moverse y alguien sentándose frente a él le hizo volver a la realidad.

— ¿Qué haces? — Esa voz.

— Chifuyu.

— ¿A quién le escribes tanto? — Sonrió divertido.

— Tsk, que te importa. — Evadió. El rubio hizo una mueca con sus labios de forma altanera.

— Aún estoy molesto contigo, pero es inevitable ver tus patéticas faltas de ortografía. Haberte va escrito con H y con B.


Corrigió con su lápiz. Baji apretaba la mandíbula bastante alterado.
Simplemente era surreal ver como Chifuyu corregía la carta de disculpas que iba para él sin siquiera darse cuenta del destinatario. Pero no podía solo evitarlo, porque a los ojos del pelinegro, el chico se veía tan atractivo corrigiendo sus faltas de ortografía y explicándole cada palabra... tal como el día en que se conocieron, que no se dio cuenta cuando sus ojos perdidos se conectaron a los bonitos ojos verdes vivo de Chifuyu, quien se acercaba cada vez más a él.

Keisuke reaccionó y le arrebató el papel.


— Sí, sí, eres inteligente, ya nos ha quedado claro a todos. — Matsuno alzó una ceja retándolo y tronó la boca alejándose del rostro de Baji.

— Tengo cosas que hacer, nos vemos.


Y así, se levantó, con las manos en los bolsillos de sus pantalones bombachos saliendo del salón.


Claramente Baji tiró la carta al cesto.

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