7. Aprender.

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— Yo le haría un suéter. — Murmuró Mitsuya con un sujetador de cabello en la boca, estaba arreglando el cabello de su hermanita Luna.

— Pero yo no soy tú. — Se quejó Baji. — Todo sería más sencillo si hubiera una manera de estudiar al amor.

— ¿Cómo una fórmula? — Preguntó.

— Algo así. Una teoría, soy malo para aprenderme las fórmulas. — Sus amigos rodaron los ojos y el bufó — Okay, soy malo para todo lo intelectual en general.

— Podrías... darle algo significativo para ustedes, ¿Qué suelen hacer juntos? ¿Qué les gusta a ambos? — Inquirió Takashi, señalándolo con el peine.

A Keisuke se le iluminaron los ojos. — ¡COMPRARÉ YAKISOBA PEYOUNG!

— ¿Y si Takachan te ayuda a hacerlo? — La vocecita de la niña se escuchó y los adolescentes la miraron. — Yo vi en la tele que es mas rico cocinado con amor.

— ¿Y tú desde cuando me dices así?

— ¡Desde que escuché a Hakkai el otro día! — Sonrió, alzando sus manos y su amigo miró al hermano mayor de forma burlona mientras él fruncía el ceño.

Todo el mundo sabía que a Hakkai le gustaba Takashi, pero el amor no estaba en los planes de la moda en el mundo del capitán de la segunda división.

— Aveces me ayuda a cuidar a mis hermanas. — Se excusó.


Tratando de ignorar la gran burla que quería hacerle al mayor, solo decidió seguir pensando.
Baji se estaba terminando el cerebro, una niña pequeña tenía mas afinidad a lo romántico que él. Chifuyu estaba claramente molesto con el pelinegro y las opciones se le terminaban.

— Mitsuya, ayúdame a hacer el Yakisoba Peyoung.

La sonrisa socarrona con una ceja alzada de su amigo se hizo presente. — Vamos a la cocina.

































— ¿Hablaste con Baji? — Preguntó Takemichi, el rubio negó.

—  Solo me evita.

— Aún no entiendo por qué le buscas tanto. — Se quejó Tachibana masticando con coraje. — Yo no querría acercarme a alguien que me trata tan mal.

— No lo entenderías, Hina.


La pareja se miró con una expresión de miedo y volvieron al de ojos verdes.

— Pero cuando te conocí, te dejó moribundo. Eso asusta... — Murmuró Hanagaki antes de señalarlo con su vaso de soda. — Chifuyu, yo respeto 100% si le das al bdsm, pero creo que eso es pasarse de la raya.


El rostro de su compañero se volvió tan rojo como la playera de Takemichi, y negó rápidamente.

— ¡No digas idioteces! Baji siempre tuvo sus razones para haberme golpeado así. Seguro le pasa algo importante y debo averiguar que es para poder ayudarlo.


Dijo con seguridad, cruzándose de brazos y volteando a otro lado de manera digna. Los novios solo lo miraron con pesar.


— Sí, Fufuy. Seguro es algo de vida o muerte. — Finalizó cansado su amigo con sarcasmo, a sabiendas de lo que se trataba.







































Por otro lado, las clases de cocina con Mitsuya estaban saliendo... relativamente bien.

— BAJI IDIOTA, TÚ NO VUELVES A ENTRAR EN MI COCINA. — Una sartén voló por el aire.


La verdad es que Baji era tan bueno para la cocina como para la escuela. Y el era desertor estudiantil.
Después de ser echado de la casa de Takashi con ollas y utensilios volando por la cocina, lo entendió.
Adiós a la idea de cocinar algo para Chifuyu.
Y adiós a las visitas en casa de su amigo por un rato.

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