8. Confusión.

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El humor de Chifuyu era horrible el día de hoy, nadie de la ToMan quería acercarse a él, y la primera división tembló del miedo de solo ver cómo sus dos capitanes emitían una tensión sacada del mismo infierno.
Baji estaba actuando mucho más evasivo que las últimas semanas y su rubio compañero ya ni siquiera hizo el esfuerzo de volver a buscarle palabra. Estaba furioso y lo que seguía.

Una cosa cierta es que Chifuyu ama la atención que el pelinegro le brindaba con anterioridad; salir a caminar, escaparse de las clases y robarle los suéteres eran de las actividades favoritas de Matsuno. Su mejor amigo era la única persona con el poder de mantenerlo siempre atento... odiaba esta nueva faceta de Baji que aún no lograba descifrar.

— Bueno, debemos empezar a mejorar su pelea. Somos la primera división y me avergüenza la forma en la que los apalean. — Espetó Keisuke.

— El interino de Valhalla, Hanma... es fuerte. — Murmuró uno.

— Pero no tanto como Baji.

— ¡Silencio! — Ordenó fúrico el sub capitán y todos se callaron, mirando al frente.


Por órdenes de Mikey, la reunión de aquel día había estado dividida en dos partes: la charla grupal y el trabajo por divisiones.
La segunda, a petición de Hanagaki, quien en verdad temía por su compañero. Chifuyu irritado le parecía lo más temible del mundo y como Manjiro parecía estar muy pegado al viajero del tiempo últimamente, cedió, tomándolo como una oportunidad de que el infantil aislamiento de aquellos dos terminara de una vez por todas y dejaran de entorpecer a su pandilla.

Ambos líderes de la división estaban al frente de sus compañeros, pero demasiado alejados uno del otro. Era... raro.

— Nos dividiremos al grupo, cada uno escuchará a su mitad. — Dijo, Chifuyu rodó los ojos algo cansado. — Así será... más sencillo para ambos.


Y sin escuchar lo que el más bajo tenía por reclamar, rápidamente se dirigió con su mitad de grupos para escuchar sus dudas de combate.
A pesar de todo, el gran Baji Keisuke era alguien humilde, entendía que no todos eran capaces de pelear tan bien como él.
Matsuno miró los brazos semi cubiertos de su ¿mejor amigo? Tenían quemadas en las muñecas, como cuando intentas cocinar algo, eso era muy extraño. Baji no cocinaba ni para su madre.























La reunión concluyó a la media tarde y todos se fueron del templo, exceptuando a Baji, quien estaba con Mitsuya.


— Oye, perdón por destruir tu cocina y eso. — Murmuró. — No valía tanto la pena.

Mitsuya alzó una ceja con una media sonrisa. — Ya no importa, al menos sabemos que no cocinas.

Los dos rieron.
Y también estaban Chifuyu y Draken, sentados en los escalones al otro lado del templo.

— Es un imbecil. — Escupió con rencor.

— Wow, si lo es pero, ¿por qué tan de pronto?

— ¡Me ha estado ignorando las últimas dos semanas! Es un asco, hoy me pidió que trabajáramos cada uno con una mitad de nuestra división, jamás lo había hecho. — Bajó la mirada, tomando una bocanada enorme de aire. — ¿Es que ya no me quiere cerca?

— Chifuyu, honestamente creo que estás cediendo al pánico.

— No, Draken. — Se acercó a su rostro. — Tú eres cercano a él, dime ¿Alguien me ha reemplazado? ¿Es que ya no me quiere?


Sus bonitos ojos verdes se cristalizaron, Ryuguji lo entendió. A Chifuyu le gustaba Baji y todo este asunto con la paranoia de Keisuke lo estaba lastimando.
Que par de idiotas.

— Dudo mucho que alguien más pueda ocupar tu lugar, Fuyu, Baji es... una persona un tanto peculiar. Y solo tú eres capaz de entenderlo. — Palmeó su espalda suavemente. — Opino que vayas con él y seas directo, ¡Acorrálalo! Lo vi platicando con Mitsuya hace unos minutos, seguro sigue allí.


El rubio alzó la cabeza, si Draken lo decía debía ser buen indicio, esta sería su último impulso de acercarse a él.
Sonrió y se levantó de los escalones.


— Gracias, Kenchin, ¡nos vemos!

— ¡Dejen de utilizar ese apodo tan estupido!






























— ¿Y qué piensas hacer ahora?

— No lo sé, quizá matar a Takemicchi para que se aleje de Chifuyu. — La mirada sugerente de Takashi lo hizo suspirar. — Bueno, no estoy seguro.

— Uhm... sea lo que sea, huir no es una opción.

— ¿Y quien dice?

— El Chifuyu que se está acercando a ti bastante enojado. — Señaló detrás de él.

— ¿Eh...?

— KEISUKE BAJI. — Gritó. — Da la cara, que tú y yo tenemos que hablar.

— Bueno, suerte Baji, te veo luego.


El peliplata se despidió alejándose del lugar, entendiendo que sobraría en aquella plática.
La expresión de Keisuke se volvió tensa y fue retrocediendo poco a poco hasta la pared del templo, sin saber por qué lo hacía. Jamás había retrocedido ante nadie.
La mirada en Chifuyu era de coraje y también de mucha decisión, sabía que ahora no existía más remedio que escucharlo, porque no lo iba a detener.

— Dudo que tengamos un asunto pendiente, esto es una confusión.

— Baji, enserio deja de decir tus estupideces porque no estoy para tolerarlas. — Su tono era distinto, incluso más grave, el alto se tensó.

— Entonces empieza a hablar, Chifuyu.

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