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Entre cobijas y almohadas, Nick y Troy estaban recostados en la casa del pseudo rubio, disfrutando de su momento de paz tras haber estado todo el día buscando recursos. Cada vez escaseaban más tanto el alimento como la bebida, pero por suerte aumentaba la confianza mutua.
Troy rodea con un brazo al otro hombre, arrimándose para buscar calor. Al ser invierno y estar cerca del desierto las temperaturas bajas resaltaban.
Nicholas, cuyo libido era alto, aprovechó la situación para acariciar el expuesto cuello de su acompañante con la nariz y los labios. Poco a poco, llenó de besos aquel fragmento de piel, mientras que el joven Otto sonreía de lado. Clark, por su parte, empezó a lamer, cosa que a Troy le incomodó demasiado como para alejar con cuidado a su amante. No le desagradan ese tipo de mimos, es solo que no está cómodo con las insinuaciones fuera de casa. Todavía está en el armario y su paranoia respecto a ser visto  es grande, por lo tanto, sólo se siente seguro teniendo sexo en su casa particular.
Nick lo entiende sin que diga una palabra, ya lo conoce bastante bien, pero cuando con cierta decepción iba a alejarse del cuerpo de Otto, él actuó sin pensar. Pasa que sus manos actuaban solas, tomaban las mejillas del castaño oscuro, acercaba su rostro y acariciaba sus labios con suavidad, sintiendo el beso, casto, delicado. Sorprendente en él.
Esto tomó desprevenido a Nick, que automáticamente correspondió a ese acto encajándose entre las piernas del otro, sobre él. No era sexual, era más eufórico, con alegría y sinceridad, más allá de cercanía. Tan íntimo que Troy dejó de temer por las reprimendas de su padre o la “poca virilidad” que tenía a sus ojos. Sólo habían dos enamorados, nada ni nadie más.

𝙾𝙽𝙴𝚂𝙷𝙾𝚃𝚂 | 𝙽𝚒𝚌𝚔 𝙲𝚕𝚊𝚛𝚔 𝚡 𝚃𝚛𝚘𝚢 𝙾𝚝𝚝𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora