...Y no te tengo miedo.

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La situación pasa para el mayor como un electroshock. De golpe, una descarga repentina.
Nick intenta acercarse cada que puede a la cabeza de su amigo pero por más que él tenga una percepción más optimista de Troy, el mencionado parece verse como una pila de ceniza con el cerebro derretido, como una vela consumida a la que no le queda ni la mecha. Inútil.
Por otro lado, no hemos profundizado en la perspectiva de Clark, que por más que me empeñe en describir como buena, no podemos olvidar que está jodido. Según su propia cabeza “es un drogata sin futuro que intenta cambiar poniéndole una tirita a un hueso roto.”
Deprimente, pero cierto. No debe seguir estando limpio unas semanas, luego meterse oxicodona, tener un momento de lucidez, darse un chute de heroína, estar en urgencias, asustar a su hermana, madre y amigo... Así ha estado meses, se esfuerza pero la adicción le puede la mitad de las veces. Está como un fantasma por doquier algunos días, arrastrando los pies como si fuese un maldito muerto. Bosteza, no puede prestar atención, se muere de sueño... Y así pasan horas.
Puede poner de pretexto que en realidad no ha dormido bien, que está cansado, pero no le suelen creer. De hecho, desde que conoció a Troy una chispita de alegría vino a él. Se percibe como una pila de ceniza con el cerebro derretido, como una vela consumida a la que no le queda ni la mecha. Inútil.
Sólo puede estar feliz con un chute o dos. La única vez por la que casi acaba muerto fue por meterse fentanilo en un ataque de pánico. Poco después Troy entró a su clase y le dijo que tenía cara de mierda, le acompañó a la enfermería, llamaron a sus padres y el resto es historia. Por esto quiere estar para él, quiere devolverle el favor, además de que tiene cierto interés a parte.
Saliendo de su mente y regresando a su cuerpo, Nick permanece abrazado a su amigo, pero no sabe en qué momento ha empezado a manchar su camisa de agua salada, en ligeras gotitas que cada vez parecen formar un mar brotando de sus oscuros ojos. Su pulso se acelera.
Quizás es la abstinencia, quizás haya recordado lo que he narrado durante unos escasos segundos, no lo sé. De pronto Clark agarra de la camisa a Troy, le da la vuelta y le empuja contra un árbol, sin dejar que colisione con mucha brutalidad.

Escúchame, estoy aquí al igual que tú estuviste allí.”

Se están mirando a los ojos. Marrón contra verde. Sorpresa contra impotencia.
Ambos tienen los sentidos nublados, no sienten las manos, están frías, pero se tornan cálidas cuando se juntan, cortando el poco espacio que de por si había entre ambos hombres. Se nota la intimidad, se nota el afecto, la confianza y el querer conectar con el alma del otro, abrazarla, agarrarla del rostro y decir “estoy para ti incondicionalmente”. Es fuerte, son fuertes y tienen que sacarlo. No hay excusa, o actúan o se abstienen.
Entonces es cuando el brazo derecho de Nick sube y su mano se adhiere al cuello de la camisa de su amigo. Sus caras se quedan a milímetros, y Troy no se atreve a actuar, así que el más joven estampa sus labios contra los ajenos sin contención alguna. Está gritándole que sólo diga su nombre, que es suyo sin necesidad de derramar lágrimas o expresar sonrisas. Está ahí, y no le importa que algo dentro suya le esté gritando que se vaya corriendo. Por otro lado, el hombre besado está en shock, mas unos segundos después está tomando con extraña suavidad el rostro de su acompañante. Su dedo corazón está cerca de su sien, hasta que una de sus manos baja y roza el mentón con el pulgar.
Para él tiene manos hechas de acolchadas nubes. Son almohadas dispuestas a dejarlo reposar y descansar, a crear una manta y arroparlo hasta que se duerma, hasta que la paz se halle con él. Troy está encantado, tanto que posa su otra mano en la cintura de Nick. No se imagina nada, sólo disfruta el momento.
Instantes después ambos se separan del otro, dándose espacio. Vuelve a haber un marrón versus verde, pero esta vez se ve la tranquilidad irse de los ojos del mayor, tiñendo de ira sus ojos. Rectifico, parece ira pero ahora creo que es miedo. Oh sí, está cagadísimo de miedo.
Es entonces cuando Otto cambia su expresión a una de asco.

“¡¿Y a ti qué coño te pasa?!”

Parece que se ha olvidado de que Clark estaba llorando hace un minuto atrás. Y a continuación verán un acto de puro egoísmo, a pesar de que si pensamos fríamente todo lo que hacemos es íntegramente egoísta pero bueno. Ahora Troy tiene miedo al qué dirán, a qué dirá Dios, a qué dirá su padre creyente y retrógrada, a qué dirán sus amigos, su hermano, la madre del chico al que acaba de besar, su padrastro, su hermana, los desconocidos que hayan podido ver el beso o incluso el mismo Nick, que ha debido de disgustarle (según el propio Otto) y así permanece hasta que su amigo se seca los ojos y empieza a hablar.

Lo siento si te ha molestado...”

“Olvídalo, estaba a punto de cometer una estupidez.”

Vaya giro de trama. Pensaba que el de cabello rizado iba a agredirlo como un idiota, pero no. Parece que el cerebro sí le funciona.

“¿Quieres que olvide lo que ha pasado o...?”

Dice Nick.

“¡No, eso no! Eh... Bueno, que vayamos a montar la tienda de campaña... Necesito despejarme.”

Regatea y esquiva a ofensiva, Troy Otto parece salir vaporoso de la jugada de su oponente. Ha llegado la hora del descanso y los dos jugadores abandonan la partida... Por ahora.
Ambos vuelvan hasta donde están sus pertenencias, mas la incomodidad es palpable. No tienen ganas de ignorarse pero tampoco se sienten cómodos charlando, así que montan la tienda de campaña en completo silencio y proceden a ordenar sus cosas dentro. Con esto ya habían pasado unos cuarenta y cinco minutos por lo tanto estaban dispuestos a descansar un rato. Demasiadas emociones. El problema era que tenían que dormir en la misma tienda de campaña porque el presupuesto no daba para más. Pero eh, no homo bro.
Troy entró primero, y es que estuvo todo ese tiempo pensando en qué decirle. Se sentía como si debiese tener la iniciativa para demostrarle que sí estaba interesado. Se le encendió la bombilla. Como estaban más apartados de los demás tenían mayor privacidad, así que aprovechó y le dijo al menos que fuese a buscar leña para hacer un fuego. Él preguntó para qué y atinó a responderle que era porque quería ambiente de Gravity Falls. Se rieron por la soberana chorrada que acababa de soltar, pero no se le ocurría otra cosa. Sí, de las miles de excusas no dice nada coherente. Es nuestro genio.
A los diez minutos volvió el castaño con la madera pero para entonces el mayor ya había buscado más rápido la leña y ya había prendido una fogata con la comida que trajeron puesta sobre esta.

“¡Ta-da!”

Hizo el esmero de sonreirle como si nada, a lo que su amigo fingió enojo.

Para qué me haces traer esto, tío.”

“Venga Nicky, no seas gruñón.”

Troy vuelve a tener su espíritu de vacilón sinvergüenza por unos minutos, que se alargan mientras esperan a que la comida se haga. Entre comentarios estúpidos y un aire más distendido, Troy bosteza, contagiando a Nick. Deciden tomarse un par de birras fresquitas. Porque claro, son adolescentes rebeldes. Es ley.

𝙾𝙽𝙴𝚂𝙷𝙾𝚃𝚂 | 𝙽𝚒𝚌𝚔 𝙲𝚕𝚊𝚛𝚔 𝚡 𝚃𝚛𝚘𝚢 𝙾𝚝𝚝𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora