THE GAME OF QUIDDITCH

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CAPITULO 5

EL JUEGO DE QUIDDITCH

—Damas y caballeros... ¡Bienvenidos! ¡Bienvenidos a la cuadringentésima vigésima segunda edición de la Copa del Mundo de quidditch!

Los espectadores gritaron y aplaudieron. Ondearon miles de banderas, y los discordantes himnos de sus naciones se sumaron al jaleo de la multitud. El enorme panel que tenían enfrente borró su último anuncio (Grageas multisabores de Bertie Bott: ¡un peligro en cada bocado!) y mostró a continuación:

BULGARIA: 0; IRLANDA: 0.

—Y ahora, sin más dilación, permítanme que les presente a... ¡Las mascotas del equipo de Bulgaria!

Harry se preguntó qué tipo de mascotas tendrían los magos.

—Me pregunto qué habrán traído —dijo el señor Weasley, inclinándose en el asiento hacia delante—. ¡Aaah! —De pronto se quitó las gafas y se las limpió a toda prisa en la tela de la túnica—. ¡Son veelas!

—¿Qué son vee...?

Harry no tenía idea de lo que eran las veelas, hasta que aparecieron en el campo y sus preguntas fueron respondidas.

Las veelas eran mujeres, las mujeres más hermosas que Cami hubiera visto nunca... pero no eran (no podían ser) humanas. Esto la desconcertó por un momento, mientras trataba de averiguar qué eran realmente: qué podía hacer brillar su piel de aquel modo, con un resplandor plateado; o qué era lo que hacía que, sin que hubiera viento, el pelo dorado se les abriera en abanico detrás de la cabeza.

En aquel momento la música empezó y comenzaron a bailar.

Cami se fijó a su alrededor y los hombres, parecían hipnotizados, lo que la desconcertó.

Ron estaba con los ojos muy abiertos, sin parpadear, al igual que los gemelos.

Hermione tenía una expresión de desagrado en la cara, observando el espectáculo frente a ella.

Harry, más confundido que otra cosa, miro a las veelas y luego, como si fuera un instinto, miró a su novia, quien se había cruzado de brazos haciendo frunciendo el ceño. El único no tan afectado era el señor Weasley, que luchaba internamente, según Cami. Pero en el instante que Hermione se giró para ver a sus amigos (suponiendo ella que estaban babeando por la belleza de las veelas) se encontró que Harry era otra persona que luchaba internamente contra la tentación. La castaña codeó a Cami, quien la miro para regañarla, pero esta inmediatamente le señalo a Harry que veía el suelo como lo más interesante del mundo, pero parecía un cachorro regañado.

La pelirroja sonrió olvidando por completo que a su lado, su hermano planeaba tirarse del balcón para ir con las veelas, pero olvidándose de eso, le dio un beso apasionado a Harry (cosa que lo tomó desprevenido) y este se lo recibió con gusto para después separarse. Él la miró confundido, pero no preguntó nada.

Cuando la música terminó, el estadio se llenó de quejidos y protestas. Ron, hacía pedacitos su sombrero de trébol.

—Lamentarás haberlos roto en cuanto veas a las mascotas de Irlanda —le dijo.

—¿Eh? —musitó Ron, mirando con la boca abierta a las veelas, que acababan de alinearse a un lado del terreno de juego.

Hermione chasqueó fuerte la lengua. Ya le pediría una explicación detallada de lo que eran.

—Y ahora —bramó la voz de Ludo Bagman—, tengan la bondad de alzar sus varitas para recibir a... ¡Las mascotas del equipo nacional de Irlanda!

En aquel momento, lo que parecía ser un cometa de color oro y verde entró en el estadio como disparado, dio una vuelta al terreno de juego y se dividió en dos cometas más pequeñas que se dirigieron a toda velocidad hacia los postes de gol. Repentinamente, se formó un arco iris que se extendió de un lado a otro del campo de juego, conectando las dos bolas de luz.

𝐂𝐀𝐌𝐈𝐋𝐋𝐄 𝐘 𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐋𝐈𝐙 𝐃𝐄 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora