Campo de Fuego (IV)

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Rhaenys notaba el viento en su cara. Su pelo lo movía para que no se metiera en medio de la visión y no la molestara. Estaban en medio de un prado con estandartes de su casa volando en el aire, junto con todos sus aliados.

Podía notar a Meraxes unos metros más atrás tumbado, su conexión con su dragón era diferente a las de sus hermanos. Más fuerte. Más sangre y fuego entre ellos dos.

Noto como una mano cayó en su muslo y la acariciaba con tranquilidad. Solo puso su mano encima de ella y le dio un apretón. Aegon siempre la relajaba, su presencia y sus acciones eran como una droga.

— Tranquila Visenya estará bien —

Rhaenys lo sabía. Visenya no era como ella, era fuerte e independiente, no dejaría que la hicieran nada. Pero siempre había algo de temor y aunque lo decía para relajarla, sabía que también era para él mismo.

— Lo se Aegon — intentó que su voz saliera suave mientras que con su deos intentaba relajar la mano de esposo — El León Loco me da incertidumbre —

No tuvieron que esperar mucho para escuchar pisadas y como el suelo temblaba por la horda de hombres que se dirigía hacia ellos. La nota que mandó Argella funcionó y el León de la Roca salió de su escondrijo.

Aegon quería quemar Roca Casterly como Harrenhal, pero había algo diferente entre Tyson Lannister y Harren el Negro. Y es que uno pudo derrotar a uno de sus dragones y capturar a su hermana.

Qué otros planes tendrá para ellos y más en su territorio.

En verdad si era tan zorro como león.

Rhaenys tenía que admitir que Tyson Lannister era un hombre bello. Al escuchar el epíteto de Loco, se pensaba que era un hombre viejo, espalda curvada, con barba hasta los tobillos y uñas tan largas como garras.

No, era todo lo contrario. Todo lo que le había contado Argella tenía razón en las historias. Ya sabía cómo su cuñada estaba cautivada. Como en ese caballo blanco de guerra su capa volaba en el aire junto con su pelo dorado. En verdad era un Rey.

Se desmontó de su caballo para dirigirse hacia uno que estaba al lado y ver como le daba la mano a

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Se desmontó de su caballo para dirigirse hacia uno que estaba al lado y ver como le daba la mano a... a su hermana. Había estado tan cautivada por la belleza del Rey que no se había centrado en su hermana.

Ahí estaba agarrando la mano del rey con una sonrisa que pocas veces había visto. Su pelo estaba suelto haciendo que se viera más bella a los ojos de Rhaenys. Esa no era su hermana y menos con su captor.

No tenía un vestido, pero tampoco llevaba ropa de combate. Era algo cómodo con los colores de Lannister. Dorado y rojo. No le gustaba y a la vez era correcto. El pelo caía por su espalda y sus ojos morados parecían más relajados y descansados de la última vez que los había visto.

 El pelo caía por su espalda y sus ojos morados parecían más relajados y descansados de la última vez que los había visto

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Historias de Naruto por la Historia de PonienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora