Sin humo

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La gente a su alrededor lo idolatraba. "Señor Freecss de Zoldyck" Repiten cual mantra al pasar, "Felicidades por su aniversario" ; Se inclinaban un poco ante él; "La gargantilla que le dio el señor Killua este año es una belleza, combina con su portador. Estoy celosa."; Bromeaban algunas omegas, y él, un joven de veintisiete años sonríe con sinceridad y formalidad.

Su andar sigue, recto, propio, elegante. La tela de su largo velo se arrastra por el piso, mientras, las mangas amplias de su camisa se mueven a su son, todo de blanco como si celebrara esa feliz boda que debía ser desde un inicio. "—Buenas noches.—" Escucha una voz a su lado mientras toma la copa de vino que se halla en la larga mesa. Voltea de forma radiante, conoce perfectamente a ese hombre.

"—Buenas noches, estaba algo asustado de ver que desapareció por un segundo.—" Le dio un trago a su copa.

"—¿Y abandonar a tan bello novio?—" El albino sonrió con orgullo, extendiendo la mano como una invitación, al instante el omega la tomó. "—Si se termina su bebida, creo que no tendrá ninguna otra ocupación que le impida acompañarme—" Guiñó el ojo y el moreno inclinó por completo el vino en su garganta, pasando el alcohol como agua y estrellando la copa al colocarla de nuevo en el mueble. La elegancia realmente no iba con Gon Freecss, fingirla era asfixiante, y aunque los demás pudiesen decirle que no era más que un pueblerino con dinero como su padre, eso no importaba, ya que a él no le interesaba las malas lenguas, y el Zoldyck sonreía encantado por su energía desbordante.

"—¿No crees que la gente se dará cuenta que desaparecimos de nuestra propia celebración?—" Recordó que, pese a ya no tener un acuerdo de por medio entre ellos, no podía simplemente dejar de actuar como era debido a su casta en esas fiestas, más que nada para no pasar un mal rato.

"—No si hay un espectáculo.—" De repente, un estruendo llenó el salón. El moreno nunca supo que fue, porque cuando menos se dio cuenta, su esposo lo había cargado en su hombro y había comenzado a correr fuera del ojo público. "—Desaste de esa cosa.—" Jaló un poco el largo velo.

"—¡Me estaba aguantando! ¡Odio este regalo de tu madre!—" Rió.

Un pedazo blanco fue la única pista de la desaparición de la pareja.

¿A dónde fueron? Al jardín, ¿A qué fueron? A reír.

"—¡Gon!, ¡Basta!—" Cubría su rostro del agua de aquella fuente. El moreno no paró, las amplias mangas se marchitaban al enterrarse en el agua cristalina y lanzarla.

"—¡No!—" Fingía molestía. "—Me dejaste solo con tu mamá y me obligó a usar esa cosa en la cabeza, qué soy, ¿¡Una vírgen!?—" Los pies descalzos del menor entraron al agua, el mayor intentó huir, pero fue alcanzado, tomado de la cintura y apresado.

"—Puedo adorarte como se adora a una si lo deseas y me perdonas.—" Murmuró.

"—¡Que lindo!, Ahora déjame ver tu rostro mientras lo dices.—" Intentó girar, y como el otro no quiso, el forcejeo se efectuó. "—¡Vamos, no te pongas nervioso, tú empezaste!—" Hizo un puchero.

"—Algún día te lo diré de frente.—" Hundió su cabeza en el hombro de su esposo, recibiendo caricias en sus sedosos cabellos blancos. "—Pero es vergonzoso.—" Era extraña esa actitud tímida, pero encantadora, por lo tanto, el Freecss no se quejaba.

"—Tranquilo, lo esperaré, ¡pero tendrás que gritarlo cuando lo hagas!—" Rió. "—Aunque quitando eso, no me gustaría ser adorado como una de ellas, como un santo... Por eso realmente no me gusta ir a la iglesia. Muchas de sus historias son tristes, ¡y yo soy muy feliz!—" El alfa había bajado la guardia, causando que el más bajo pudiese verlo y elevarlo. "—¡Me haces feliz, Killua!—" Comenzó a dar vueltas, no le importaba que su impecable pantalón dejara de serlo. Comenzó a besar las mejillas del albino, así convirtió por arte de magia el blanco en rojo.

Ojos de cachorro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora