Siglo XXI

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Ambos hombres mirando hacia un jardín vacío, uno con cigarro en la boca, otro con los ojos fijos en una rosa. "—Señor Ikalgo.—" Suelta junto con el humo. "—¿Para qué me ha citado aquí hoy?—" El pelirrojo que por fin lo mira nota la turbia pupila que lo amenaza en silencio.

"—Hace dos días llegó borracho, yo lo atendí y esperé a que mejorara. Creo que merezco algunas respuestas.—" Su mano fue a su pantalón donde el de blanco cabello conocía que tenía su arma. Fue lento al sacarla y lanzarla por aquel balcón de media noche. "—Porque después de todo... Usted es mi amigo.—" El menor sonrió complacido, apagando el cigarro en el barandal.

"—Sé que tiene preguntas, pero antes de contestarlas, ¿qué opina de los omegas?—" El beta hizo una mueca por la extraña introducción. Se peinó las cejas con los dedos pensando un poco en la cuestión.

"—Creo que no llaman mi atención en lo particular, o al menos no en este momento.—" Frente a él un cigarro se extendió, lo tomó.

"—Uhm, creo debí ser más específico con un beta... ¿Qué opina de esta guerra?—" Ofreció fuego, el otro volvió a aceptar. Una exhalada, Ikalgo frunció sus rasgos.

"—¿Qué puedo opinar? Esa es cosa de alfas y omegas, los betas solo somos carne de cañón para la guerra. Nací en la familia Quimera, le soy fiel a mi pariente porque la sangre, la manada y los demás que me obligan, pero ¿Qué opino de la guerra sin tener eso en cuenta? Una guerra hecha por alfas para alfas, una que nace solo porque Meruem se ha obsesionado con una omega del país vecino que pronto se anuncia como nuestro.—" Mordió sus labios, agachando la cabeza. "—Al principio lo vi como algo dulce. "Los omegas no son tan diferentes a nosotros, incluso desde su debilidad muestran conductas propias de su poder", de alguna forma comenzó a verlos como iguales solo por ella... Y de la nada pasó a decir que los omegas nacidos en el otro país eran joyas entre porquería solo porque ella pertenecía ahí y nunca fue tratada con tanta delicadeza como la que le brindó él, ja, como si hubiera olvidado sus primeros tratos ariscos.—" La nicotina lo calmó. "—Los omegas no tienen nada de especial, no son más ni menos, solo son omegas dentro de este mundo dividido en tres.—"

Killua se dejó caer con la espalda recargada en la fría seguridad y las piernas extendidas. "—Me alegra que no tenga que matarle.—" Dio una amplia carcajada, celebrando lo que parecía un triunfo para el tiempo que transcurría. "—Soy todo suyo, dispare la pregunta que desee.—"

"—¿Por qué oculta que está casado?—" Una pregunta directa.

"—Para poder estar aquí.—"

"—¿Por qué está aquí?—"

"—Para proteger a mi nación.—"

"—¿Por qué protege a su nación?—"

"—Porque ahí está él.—" El pelirrojo abrió los ojos de gran manera, la ceniza cayó y una nueva pregunta se formó.

"—¿Dónde está él?—" Cuando el nombre del enemigo fue pronunciado aquel hombre también se dejó caer a su lado.

"—Le pedí que cuidara la casa en lo que yo estaba por estos lados. A diferencia de su país, en el mío se reconocen a los omegas como un punto débil, no dejan de ser objetos para la mayoría, pero son objetos que mantienen nuestra vida, dan luz a nuestros cachorros, cuidan la casa... Muchos no peleamos realmente porque todos los omegas de nuestra tierra estuvieran en peligro, si no porque el nuestro lo estaba, y ni siquiera por ustedes, el mismo gobierno puede ser una puta aprovechada de los amores del hombre.—"

"—Sé que está casado, para usted... ¿Su omega también es su propiedad, su objeto?—" El albino negó riendo entre dientes.

"—¿Cómo puede ser considerado un objeto cuando es a quien que me aferro para salir de aquí?—" Abrazó sus piernas, cerrando los ojos. "—Mi historia con los omegas es diferente, mi esposo es mi amigo, un igual, y ahora el ancla que intenta mantenerme cuerdo.—" En el balcón de media noche hay dos hombres, uno ve el perfil de aquel que admira las estrellas. "—Matar suena fácil, lo es mientras no pienses mucho o te digas que es por algo mayor, pero matar es matar, te golpea duro en la humanidad. Nunca quise tener que hacerlo, nadie normal lo pediría, así que, cuando de la nada la culpa me sobrepasa solo imagino que él espera a que regrese.—" Las estrellas brillan en ese plano. "—Cuando regrese quiero tener muchos cachorros, tener una gran familia y dibujar, no importa más los miedos triviales que tenía, solo quiero... Sentirme bien.—"

Ojos de cachorro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora