Capítulo 14.

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Min Ho despertó solo en el sofá, y por un momento creyó que todo lo del día anterior fue un sueño, que realmente Taemin no estuvo entre sus brazos, pero el encontrarse desnudo y varios condones usados en el suelo, fue la confirmación de que no fue así.

Una sonrisa tonta no demoró en aparecer en el rostro de Min Ho, y sentía que podía revivir cada sensación de tocar a Taemin, de las yemas de sus dedos recorriendo su piel, sus besos, e incluso su voz baja jadeando. Pero así mismo fue que recordó que él no debería de estar solo en ese sofá, sino que su jefe, y no sabía si era correcto llamarlo, ahora amante, debía de estar a su lado.

Min Ho podía crearse toda una novela romántica en su cabeza, en la que Taemin se había enamorado perdidamente de él, a pesar de que este no se lo hubiera dicho, o de que su justificación para lo que había sucedido fue que deseaba tener sexo, y que podía ser él o cualquier otro hombre con el que estaría, pero era más fácil pensar que le gustaba a su jefe.

Mientras se vestía, Min Ho estuvo atento a cualquier ruido que pudiera escuchar y que le dijera en dónde estaba Taemin, pero no obtuvo más que silencio, haciéndolo sentir un poco tonto, porque ni siquiera se había dado cuenta en qué momento su jefe se fue de su lado, y sí, el sofá no era el mejor lugar para dormir, no obstante, eso no hacía que su deseo de despertar junto a Lee se fuera.

Luego de estar vestido, Min Ho se encargó de limpiar el lugar, porque a pesar de que Taemin no podía ver el desastre que había en la sala, y que tampoco tuviera visitas muy frecuentes, no significaba que debía de dejar todo sucio, por mucho de que eso fuera el recuerdo para Choi de que lo sucedido entre los dos fue real.

Cuando comprobó la hora, pasaban de las diez de la mañana, y decidió hacer el desayuno para Taemin antes de ir a bañarse, después de todo, aunque fue contratado como guardaespaldas, había asumido que eso era algo que también debía de hacer, porque no sólo estaba cuidando de Lee de los peligros de afuera, sino de todo lo que podía, incluso si era necesario de sí mismo.

En el momento en que el desayuno estuvo listo, Min Ho subió las escaleras, y como lo pensó, Taemin estaba en su habitación, lo sabía incluso si la puerta estaba cerrada, porque era el lugar seguro de su jefe, en el cual tenía prohibido entrar casi todo el tiempo, pero que a él no le importaba mucho eso, al menos no cuando lo invadía durante las noches y lo observaba dormir, pero en esa mañana, no se atrevió a invadir el lugar sin contemplación alguna, sino que golpeó suavemente la puerta.

—Taemin... ¿estás despierto?

No hubo respuesta, haciendo que Choi dudara un poco entre volver a golpear o entrar sin su permiso, sin embargo, volvió a intentarlo, teniendo el mismo silencio de antes, provocando que Min Ho sintiera que eso no era normal, y al momento en el que quiso abrir la puerta se encontró con que estaba asegurada y no podía hacerlo.

En el pasado Min Ho había invadido aquella habitación tantas veces, pero en esa mañana, mientras esperaba que Taemin le dijera algo, se sentía tan nervioso, quizás porque había empezado a tener más inseguridades que antes, como el hecho de que no hubiera sido el tipo de amante que su jefe quería y que estaba decepcionado de él, que incluso podía echarlo después de lo sucedido porque habían pasado los límites jefe-empleado.

Choi estaba haciéndose miles de ideas mientras sus dedos seguían golpeando la madera casi de forma inconsciente que cualquier persona lo llegaría a sentir molesto, y que hizo que quien estaba dentro de la habitación al fin diera una respuesta.

—¿Qué?

La voz fue tan baja, como un balbuceo, pero fue suficiente fuerte para que Min Ho detuviera sus golpes sobre la puerta, casi sintiéndose ansioso porque quería entrar, ver al hombre que la noche anterior estuvo entre sus brazos, pero no obtuvo nada más.

Reconstrúyeme e intentémoslo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora