Capítulo 3.

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Sintió su mejilla ser golpeada por unas manos pequeñas y al abrir los ojos, se encontró con un niño de piel blanca, y cabello negro mirándolo con un mohín en sus labios, parecía enojado, pero a él todo lo que logró fue causarle ternura verlo, tanto que quiso tomarlo entre sus brazos y abrazarlo fuerte hasta arrebatarle todo el aire.

—Papi, tengo hambre.

No pudo evitar mirar a su lado buscando a su esposo, pero éste ya no estaba en la cama, así que suspiró sentándose, porque se suponía que en esa mañana no sería él quien cocinara, pero tampoco podía dejar a su hijo sin comer.

—Vamos a la cocina, prepararé algo para ti.

—¡Sí!

Tomó al niño en brazos cargándolo mientras bajaba las escaleras y cuando se detuvo en la puerta de ésta, vio una figura alta, de cabello negro y piel un poco más obscura que la suya, también más alto que él, que provocó que sonriera, al ver que tenía harina hasta en las mejillas y no quería preguntar cómo ésta había llegado ahí.

—Han Sol —su voz era de regaño —¿qué te dije de despertar a papá Taemin?

—Pero tengo hambre —el niño se abrazó a Taemin —y tú sólo has quemado lo panqueques.

Taemin no pudo evitar reír con las palabras de su hijo que no mentía, la prueba de eso era ver los panqueques quemados en un plato al lado de la cocina, y aunque no quisiera admitirlo, su esposo era un completo desastre al momento de cocinar, y tal vez su hijo también lo había notado, por eso fue a verlo por algo de salvación para no morir intoxicado por la comida de su otro papá.

—Min Ho —dijo con una sonrisa —creo que otro panqueque se te está quemando.

Taemin dejó al niño en una silla, y se acercó a su esposo para ayudarle con los panqueques, porque sabía que lo único éste iba a lograr era arruinar todo lo que quedaba, y cuando la probó antes de cocinarla se dio cuenta que el sabor era bueno, al menos dejar las recetas de la comida pegadas al refrigerador había servido.

El siguiente panqueque Taemin lo cocinó, sirviéndose a su hijo con una taza de leche con chocolate, viendo como éste comenzaba a comerlo de inmediato, y fue él quien terminó el desayuno, por el bien de su pequeña familia, aunque tampoco era un experto al hacerlo, pero sí mejor que Min Ho.

—Deberías de dejar de hacerme quedar mal frente a nuestro hijo —Min Ho pasó las manos sobre su abdomen, abrazándolo.

—Y tú deberías intentar no intoxicarlo con tu comida.

—Lo intento —se quejó —la cocina y yo no nos llevábamos tan bien, eso es todo.

—Tal vez deberías de esforzarte un poco más.

Miró sobre su hombro como Han Sol comía en silencio y él aprovechó ese momento para besar apasionadamente a Taemin, haciéndolo suspirar porque cada mañana se volvía especial por despertar de esa manera.

Abrió los ojos y a pesar de que fue obscuridad todo lo que lo recibió, estuvo en silencio un momento, sintiendo su corazón agitado sin saber la razón, o negándose a verla, porque desde hace algunos años había dejado de soñar, en el pasado podía crear imágenes, pero con el pasar del tiempo le costaba verlas, pero ahora todo fue tan claro que le hizo incluso sentirlo como si fuera real.

Se removió encontrándose con el cuerpo de su esposo, y no le importó si lo despertaba, porque se abrazó a él con algo de fuerza buscando consuelo a sentimientos que ni siquiera él sabía cómo definirlos, estaba feliz y triste, tanto que incluso las lágrimas se acumularon en sus ojos. Sintió los brazos de Jong In a su alrededor, y cómo éste parecía acomodarse mejor en la cama, pero no hubo palabras y por su respiración creía que éste seguía dormido.

Reconstrúyeme e intentémoslo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora