Nervios [primera parte]

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Nervioso no era la palabra correcta, estaba aterrado, si bien había estado muchos años practicando para este momento aún no se sentía listo.

— ¡Cisne tu turno! — escucho y lo único que pudo hacer fue respirar profundo y ajustó aquella molesta máscara, sentía que en cualquier momento caería al suelo— Rompete una pierna, pequeño — dejó salir aire que retenía celosamente en sus pulmones debido al pánico que sentía y camino con la mayor gracia posible hasta el centro de aquel escenario —... Con ustedes haciendo su debut esta noche, ¡Cisne!-

Cerró los ojos, llenó nuevamente sus pulmones y se dejó llevar por la suave melodía, todas las miradas rápidamente se fueron sobre él, sus compañeros sabían de su talento y carisma lo habían visto por años bailar en el orfanato, deleitando a todos con su semblante. 

Viendo cómo sus facciones cambian cuando la música se adueña de sus sentidos, la inocente sensualidad que desborda sin llegar a ser exagerado o vulgar, la agilidad con la que cada paso de baile era ejecutado. 

Solo así lograba poner su mente en blanco y olvidar por ese  pequeño instante la horrible realidad que vivía.

Al terminar su presentación el lugar se llenó de aplausos y gritos, pero en cuanto abrió los ojos el pánico lo invadió nuevamente, sentía un aura pesada el aire nuevamente se hizo escaso y antes de que cayera preso del miedo un mano lo tomó del hombro y lo fue guiando tras bambalinas donde por fin se permitió respirar.

— Bien hecho cisne — sintió golpes en su espalda — Aun no entiendo cómo puedes moverte así sin duda eres todo un prodigio — elogió su amigo, el lo admiraba, jimin tenía talento nato para el baile mientras a él le costaba mucho sacar aquellas complejas piezas a la perfección.

— ¿Prodigio? — miro a quien le sonreía con orgullo, con una mueca de desagrado — ¿Desde cuando ser un objeto es un prodigio? — soltó con rabia — ¿Te das cuenta al menos de lo que pasa aquí? ¡Esto no es una competencia ni una presentación de esas que nos hacían ver cuando niños! — su cuerpo temblaba— ¡Nos están vendiendo como ganado! ¡La cara de esas personas no es de admiración, nos miran como si fuéramos un animal de sacrificio! -

— Nunca serás feliz ¿verdad? Siempre quejándote por todo en vez de agradecer la oportunidad Cisne... -

— ¡¿Cual oportunidad, Águila!? — Lo admiraba como artista, pero al mismo tiempo le molestaba que siempre viera las cosas de mala manera, nada era suficiente para Jimin a los ojos de Jin, no era la primera vez que los amigos discutían, ya que para ambos la situación era distinta, para uno era una oportunidad de salir de aquella pobreza que lo inquietaba, para el otro era el infierno -cuando entenderás que yo no deberías estar...-

— ¡Ya basta!-ambos jóvenes se tensaron al oír aquella potente voz a sus espadas.

— Lo.. lo lamento dama Lisa, pero Cisne... -

— Prepárate Águila, tú sigues — su fría mirada se posó en ambos jóvenes escaneandolos juzgandolos, sin objetar nada mas Jin camino hasta aquel escenario para dar su presentación — y tu — mirando al peliblanco — nunca entiendes verdad? un dia de estos esa boca tuya te meterá en más problemas de lo que imaginas - lo tomó del brazo más fuerza de la necesaria - ahora vuelve al camerino a menos que quieras ser parte del otro espectáculo - Jimin sabía perfectamente a qué se refería con aquello, eso era algo que él no quería vivir.

— No... no dama Lisa — sin más solo corrió camino al camerino donde sus demás conocidos estaban, quería llorar, gritar, huir, pero tenía muy claro que eso era imposible, nadie escapaba, al menos no vivo.

— Siempre con tu cara de sufrido ¿no?— gritó un muchacho cuya  — Siempre dando pena, Cisne — sabía muy bien que a los demás no le caía bien, ¿el motivo?. Su historia era diferente, los demás habían llegado por una oportunidad de salir adelante y así ayudar a sus familias económicamente, él había sido llevado a la fuerza, él no veía la misma oportunidad de vida que los demás.

— Idiota — dijo bajo, desde que llegó a aquel lugar había tenido problemas con los demás artistas, en especial, Hoseok alias Ardilla, desde que cruzaron miradas el chico de sonrisa radiante se había decidido a hacerle la vida miserable, más si se podía, motivo, no le gustaba la actitud del peliblanco siempre dando lastima y haciendo papel de víctima, según el - Estúpida Ardilla - calmando un poco su respiración se dispuso a quitarse aquel traje que no dejaba mucho a la imaginación al ser tan pegado a su cuerpo.

Con el pasar de los días, la popularidad de los nuevos artistas se hacia mas grande destacando a  la hora de bailar Tigre, Colibrí, Ardilla y Cisne, eran los más pedidos y también los más cotizados, cada noche hombres ofrecían cantidades de dinero para tener un momento a solas con los bailarines y así saciar sus más oscuros deseos. 

Aunque tenían una regla, no ofrecían a los nuevos hasta terminar el primer mes, más si eran los más pedidos para bailar ya que muchas veces los clientes eran bruscos, disfrutaban más golpeandolos que teniendo sexo con ellos. Dejándolos sin posibilidades para bailar por días. 

En pocas palabras el club perdía más de lo que ganaba; pero la avaricia siempre será más fuerte.

— 25 millones por una noche con él — los ojos del hombre brillaron, sabía que era una jugada arriesgada el muchacho llevaba solo unas semanas, pero podía ver la lujuria en los ojos ajenos, podía conseguir mucho.

— 50 — hasta ahora nadie había querido pagar más ya que sentían que era demasiado dinero solo por cogerse a un niño — El muchacho es virgen — incluso con ese detalle creían que era demasiado, y dudaban que aquello fuera verdad, así que obviando la respuesta del hombre frente a él hizo el ademán de girar.

— Hecho — todo movimiento se detuvo al oír aquellas palabras, más al ver que el hombre sacaba algo de su bolsillo — Deme los datos para la transferencia-

— Bien, prepararemos todo, mientras siga disfrutando del show señor... — respondió con su semblante feliz y su cuenta bancaria llena.

— Prepara a Cisne y no preguntes, después revisa tu cuenta — se dispuso a preparar todo, sobornando a unos pocos ya que si su jefe mayor se enteraba estaría muerto, pero nada que el dinero no pueda arreglar.

10 minutos después y temblando de pies a cabeza esperando a que su verdugo entrara por la puerta estaba el muchacho, vestido con una simple bata blanca  al igual que su boxer y su máscara distintiva, la amenaza había sido clara o obedecía las órdenes o harían de su vida un infierno más grande de lo que ya era — Al final igual trabajaras en esto, así que vete acostumbrando, bebe — esas habían sido las últimas palabras que aquel sujeto le dijo antes de dejarlo en esa fría habitación.

Cuando finalmente la puerta se abrió solo cerró los ojos, oía los pasos y la respiración pesada del que sería su primer cliente.

~You Are My Destiny~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora