꧁𝕌𝕟𝕠꧂

27 5 2
                                    

Todo iba normal en un día normal; para Bakugou un día normal era otro día de eterno sufrimiento y aburrimiento, otro día con las típicas risotadas de sus compañeros, otro día con los típicos murmullos en el salón, con los típicos apuntes y números, y con las típicas palabras al aire que explicaban cualquiera que fuera el tema a tratar en clase. Al menos no la pasaba tan mal, tenía la ventana al lado suyo.

En la clase del grupo 2-A, en la fila de asientos pegada a las ventanas exteriores, estaba él, Bakugou Katsuki, con el rostro fruncido y los ojos volando por el paisaje de la ventana, quería entretenerse con algo para no escuchar a su profesor de historia, un viejo amargado y bajito que más que dar clase solo discutía y peleaba con sus propios alumnos, solo pedía siempre resumir los textos de los libros que con esfuerzo le costó conseguir hasta casi salir de la prefectura de Shizuoka. Preferiría reprobar antes que seguir escuchando al viejo amargado ese.
Su grupo mayormente pasaba por lo mismo, sufriendo de igual o mayor medida en cuanto las quejas del docente se elevaban aún más, y peor si es que el profesor te dirigía la mirada y comenzaba a reprimirte sin razón aparente; lo único que todos podían hacer era aguantar hasta el último minuto para que la clase terminara y pudieran librarse de ese señor; pero cuando dieron los 30 minutos Katsuki ya no podía ni con su alma, garabateaba su cuaderno con fuerza fingiendo realizar uno de los tantos supuestos resúmenes que el docente les pedía; "igual nunca revisa nada" es lo que él pensaba.

  La atención de todos cambió al escuchar como alguien tocaba la puerta corrediza del salón, el profesor había parado en seco su discusión y contestó con voz ronca al llamado al otro lado de la puerta.

   —¡Adelante!- gritó

  La puerta se removió entre sí y la cabellera rubia atada en una coleta, junto a la pequeña barba que el hombre poseía y los característicos lentes de sol que siempre solía llevar el profesor de inglés se asomaron por el hueco que este mismo había dejado entre la abertura de la puerta principal del salón de clases.

   —¿Está muy ocupado?
   —¿Qué necesita Hizashi?—contestó a secas el anciano sin cambiar la molesta expresión de su rostro.
   —Es sobre un muchacho, no sé si el director le habló de un chico que apenas se inscribió estos días.
   —¿El niño del que Toshinori hablaba maravillas sobre él, no?
   —¡Ese mismo!—la expresión del docente cambio a un ademán divertido, en su mente podría servir para romper la tensión en el ambiente en cuanto señalaba con las manos hacia el anciano en una pose excéntrica.
  El mayor quedó en blanco cuando el silencio se hizo pesado y el anciano solo lo miró con aún más molestia que antes, en su mente creía que se vería genial y podría sacar una que otra risita de sus alumnos.

   —No me haga perder el tiempo Hizashi, ¿qué con ese niño?
   —Ahem, bueno, me informaron que el chico quedó transferido a este salón, pensaba que al menos podríamos darle la bienvenida desde ahora.
   —¿El niño está ahí fuera?
   —Sep
   —Hazlo pasar, y que sea rápido, no tengo todo su tiempo...—el hombre de tercera edad caminó hasta el escritorio de profesores a paso lento y se sentó en la silla que esta tenía.

  Hizashi asintió aturdido por la sequedad del mayor, aún si hace ya años que trabaja como un compañero de trabajo le es difícil asimilar la actitud antipática que el anciano tenía hacia casi todos; se asomó fuera del salón, llamando a alguien desde el pasillo en palabras inaudibles para los demás.

El mayor entró al salón recorriendo la puerta casi en su totalidad para dejar entrar a un muchacho bajito de cabellera rizada y verdosa. Tenía la mirada hacia abajo, con las manos entrelazadas entre sí mientras portaba el uniforme escolar y destacaba por la mochila amarilla que colgaba de sus delgados hombros.
Katsuki lo miró al entrar sin haber estado del todo interesado por la situación, a su lado escuchó los murmullos de sus compañeros, lo que solo implicó que el cenizo notara como el menor se encogía de hombros por la vergüenza y la timidez, el pobre muchacho ya de por sí estaba parado al frente de la clase varado como una pobre alma en pena.

Los susurros callaron cuando el docente habló cortante.

—Dí tu nombre muchacho
—I-Izuku, Mi-Midoriya Izuku señor...

Los de más atrás seguramente no lo escucharon, el tono de voz fue muy bajito aunque el menor hubiera intentado hacer un esfuerzo por hablar más alto y darse a entender.

—Bien, siéntate y no molestes, hay un asiento atrás de la niña castaña de la última fila...

El joven asintió y realizó una leve reverencia, solo para alzar un poco la mirada hacia donde el docente le indicaba, aún si hubiera sido momentáneamente, Bakugou logró divisar unos ojos de color verde esmeralda; el muchacho solo caminó a paso veloz hasta el asiento dicho, donde la supuesta muchacha inmediatamente le dedicó una sonrisa y volteó hacia su asiento con entusiasmo, el chico solo saludó asintiendo con la cabeza.

Hizashi entonces suspiró tomando fuerza para seguir lidiando con la actitud áspera del docente contrario, lo miró y le llamó indicándole que el director Nezu le pedía su presencia en cuestión sobre el muchacho, siendo que ahora había otro compañero en el grupo, y había cuestiones a las que tenían que actualizarse. A regañadientes el profesor aceptó, levantándose del asiento y comenzar a caminar a paso lento hasta llegar al pasillo.

—Iida te encargo a tus compañeros por favor, intentaré distraerlo hasta el término de la clase— Hizashi pensaba que sería una buena manera de que sus alumnos pudieran descansar de las quejas de su profesor cascarrabias, e inmediatamente cerró la puerta al escuchar las quejas del mayor quien lo llamaba.

Todos finalmente suspiraron y rieron aliviados, agradeciendo internamente la acción de su profesor favorito. Pronto algunos inmediatamente se acercaron y amontonaron al rededor del peliverde, otros decidieron comenzar a charlar entre ellos y el ambiente apagado y gris rápidamente se liberó.

Bakugou miraba a lo lejos a varios de sus compañeros hablar y rodear al pobre chico de cabellera rizada, llamando su atención gracias a que ahora había levantado la mirada con un sonrojo en las mejillas; tenía pecas esparcidas en estas, después del cabello verde y rizado junto a sus grandes ojos verdes y de nariz y labios delgados. Por raro que le pareció, realmente podía decir que el muchacho era lindo y adorable.

Su vista fue tapada por la figura que se le posicionó en frente, alzó la mirada encontrándose con un joven pelirrojo de sonrisa radiante.

—¿Espiando al chico nuevo bro? ¡Si que eres un tigre!
—No molestes, idiota—Kirishima recibió entonces un golpe en el abdomen por parte del cenizo, el pelirrojo se quejó con un cierto dolor fingido mientras se sentaba en la butaca vacía al frente de su amigo.
—Ok, ok, me callo, ¡aunque no me digas que no! ¡Esa mirada traviesa yo la he visto en algún lado!
—Tsk, no sé de que mierda me hablas
—Ay ajá, oh, oye ¿te enteraste? Pronto van a sacar al cine la nueva película de Venom, ¡podríamos ir con los chicos a verla!
—Los boletos se van a acabar muy pronto idiota, no alcanzará para todos
—Nah, no creo que haya que preocuparse por eso, tengo mis contacto ¿sabes?
—Estás loco
—Entonces, ¿vienes?

Katsuki rodó los ojos y suspiró.

—Bien, iré
—¡Sabía que contaría contigo! Después de que terminen de acosar al chico nuevo le diré a los demás
—Cosa imposible al parecer ¿eh?

Eijiro solo soltó una carcajada.

Ambos comenzaron una charla desinteresada, los pensamientos de Bakugou con respecto al menor fácilmente se disiparon y prestó total atención a los relatos aleatorios de los que hablaba el contrario.

𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍

ᕕ( ᐛ )ᕗ

𝙴𝚗𝚝𝚛𝚎 𝚌𝚞𝚊𝚝𝚛𝚘 𝚙𝚊𝚛𝚎𝚍𝚎𝚜  ఌ𝙱𝚊𝚔𝚞𝚍𝚎𝚔𝚞ఌDonde viven las historias. Descúbrelo ahora