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Capítulo ０４

La chica de cabello rosa continuó su camino tranquilamente, cuando chocó con cierto rubio.

—Sakura-chan, ¿te gustaría ir a comer ramen? —se acercó Sasuke con Karin a un lado.

—Andale Sakurita, Sasuke-kun y yo también iremos, como una cita doble —dijo con burla la pelirroja.

—Naruto tendrá que ser en otra ocasión, la verdad ahora tengo cosas que hacer —dió media vuelta pero alguien la jalo del brazo.

—Hasta donde recuerdo, no tenemos misión ni entrenamiento con Kakashi —hablo el azabache sin soltar el brazo de la chica.

Sakura se soltó del agarre del Uchiha y después habló. —Tengo cosas que hacer y eso a ti no te debería de importar, concéntrate en tus asuntos, además tú estás muy bien acompañado y para que tengan una "cita doble" como dice Karin, deberían de invitar a Hinata o alguien más.

«¿Que demonios estás ocultando Sakura? Además de que no tolero a esta chica tengo que encontrar una forma de quitarmela de encima y para eso necesito a Suigetsu y así saber que está ocultando la molestia» pensó el Uchiha.

«Tal vez no acepto salir con nosotros, pero piensa que Sasuke-kun y yo somos novios, así que será un estorbo menos y en unos días diré a todos que somos novios y todas las tipas se alejaran de el» pensó la pelirroja.

Mientras ellos seguían en sus pensamientos, Naruto vio a Hinata cerca y la invitó a comer ramen y también apareció Suigetsu y Juugo.

Sasuke por su parte de logró safarse del agarre de la chica porque alguien le habló.

—Otōto, mamá necesita que vayas a  casa — habló el hermano mayor.

—Nii-san vamonos, no me gustaría verla enojada — se despidió solo con la mano y siguió a su hermano.

—Te abandonaron Karin —mencionó con burla Suigetsu.

—Callate tiburón —contestó muy molesta, porque las cosas no habían salido como ella quería.

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Sakura caminaba sin rumbo fijo, cuando clavó su vista al frente, notó que era el campo de entrenamiento donde había visto a Shisui. Lo vio a lo lejos hablando con un hombre mayor, así que esperó a que terminara de hablar con él, para poder acercarse.

—¡Ven! —habló el hombre que hablaba con Shisui.

—Y-yo no quería molestar —trató de disculparse la Haruno.

—¿Haruno Sakura?

—S-si —tartamudeo la chica.

—Es todo un gusto conocer a la integrante del equipo de mi hijo Sasuke, ojalá y un día puedas ir a comer a casa.

—Cla-claro, aunque no quisiera causar molestias —  mencionó Sakura agachando la mirada.

—Jamás molestarías, además veo que te llevas bien con Shisui.

—Gracias Uchiha-sama.

—Sakura, de casualidad viste a mi hijo.

—S-si, estaba con Karin bastante ocupados — mencionó un poco molesta, cosa que notaron los Uchihas.

—¿Algo más que quieras decir, tío? —preguntó Shisui para romper el silencio que había.

—Por ahora nada, solo te encargó lo que hablamos, bueno los dejo, un gusto verte Sakura — dijo para después caminar a la dirección opuesta.

—Ahora entiendo porque Sasuke-kun, es así.

—Así es, Itachi se parece más a Mikoto-sama pero Sasuke es como Fugaku-sama.

Sakura se sentó al lado del ojinegro, ninguno decía nada pero, el ambiente no era tenso, era agradable.

—Cerezo, ¿puedo preguntarte algo?

—Claro Shisui-kun.

Esa sonrisa le encantaba tanto al moreno que omitió la pregunta que haría.

—¿Mañana tienen alguna misión? —preguntó el chico mientras se levantaba y le daba su mano a Sakura para ayudarla.

—Que yo recuerde, ninguna ¿Vamos a entrenar? —dijo la pelirrosa muy entusiasmada.

—Exactamente, trabajaremos en tu puntería y por lo que he oído eres buena en los genjutsus, así que me gustaría comprobarlo —comentó el ojinegro para después desviar su mirada.

—Claro que si, ¿a qué hora?

—A las 9 de la mañana para trabajar muy duro, ¿Te parece? —se acercó lentamente hacia la chica quedando muy cerca.

—Me parece, en verdad gracias por esto.

—Aun no me agradezcas, como sensei soy muy estricto, pero se que lo harás increíble.

Después de esa platica la chica se despidió del joven y se dirigió a su casa, mientras que en el cielo iba un cuervo observando a detalle todo, cuando la chica llegó a casa el cuervo desapareció al instante.

(...)

Al día siguiente.

Casa de los Haruno.

Eran las ocho de la mañana y cierta niña de cabello rosa se encontraba despierta, alistandose para bajar a desayunar.

Terminó su desayuno y subió a lavarse los dientes, una vez lista se colocó sus sandalias ninja y se dirigió al campo de entrenamiento veinte, dónde vería a su nuevo sensei.

Ese día tampoco tenía misión ni entrenamiento así que aprovecharía sus tiempos libres para entrenar y cada día mejorar más.

Cuando llegó al campo de entrenamiento no había nadie pero en un abrir y cerrar de ojos apareció Shisui con esa sonrisa que lo caracteriza.

—Hola Cerezo, ¿Cómo estás?

—Sensei, muy bien ¿y usted? —habló con mucho respeto.

—¿Sensei? De acuerdo, me gustaría más que me dijeras por mi nombre y me trates de tu, si me hablas de usted me haces sentir muy viejo y aún no lo estoy —mencionó con una pequeña sonrisa de lado.

—Pero serás mi nuevo sensei y no veo... —no pudo terminar de hablar la chica porque el moreno colocó un dedo en sus labios.

—Por favor, Cerezo háblame de tu.

—E-esta bien, tu ganas Shisui.

—Perfecto, entonces vamos a empezar con esa puntería, solo es perfeccionarlo.

Shisui la puso aprueba para ver como manejaba el uso del Shuriken y del kunai, aunque realmente quedó impresionado.

—¡Eres muy buena! Solo debemos mejorar esto — agarró la mano de la niña y la movió para lanzar el shuriken.

Sakura al sentir ese pequeño tacto sintió una corriente eléctrica agradable y le gusto, solo que recordo que se encontraba entrenando y no podía pensar en otras cosas.

Pasaron dos horas y descansaron un poco, ambos estaban sentados en el pasto, Sakura sacó de su mochila dos onigiri y le ofreció uno a Shisui, él agradecio por el gesto y lo tomó para comerlo.

Ambos estaban tan distraídos disfrutando de la comida que no se percataron que alguien lo veía a cierta distancia.