10. Cumpleaños deseado

342 21 1
                                    

Ava

Estaba afinando los últimos detalles para el cumpleaños de Sara. Sé que, al ser en medio de las fiestas decembrinas, sus padres y amigos no solían festejarlo como ella se lo merecía pues todos estaban en cenas familiares.

Ahora, que somos adultas y tenemos nuestra propia familia anormal, quiero cumplir ese sueño, que sé, ella desea.

— Nate, ¿están listos los carteles?– pregunté tomando lista de lo que cada uno debía preparar.

— Sí, capitán.— contestó bajando de la silla— ¡Quedaron alineados!

— Perfecto, Berhad, ¿los globos?

— Inflados y distribuidos, señora.— afirmó con un saludo militar.

— Estupendo, Zari, ¿los bocadillos?

— Servidos en la mesa, Ava.

— De acuerdo, Gideon, ¿los  demás bocadillos y el plato principal?

Gideon: Están a punto de salir, capitana.

— Okey, John, ¿el alcohol?

— En la cocina, amor. Yo seré su camarero de cortesía.— guiñó el ojo. Asentí.

— Charlie, ¿los dulces?

— En la mesa de botanas.— habló tomando de su cerveza.

—Maravilloso, Gary, ¿los gorritos de fiesta?

— En la mesa junto a los dulces, ex directora Sharpe.

— Rory, ¿las cervezas?

— En la nevera.— gruñó.

— Perfecto, entonces está todo listo.— revisé la lista y todo estaba palomeado.

— No, aún falta lo principal.— miré extrañada a Zari— La cumpleañera.

— Es verdad, la despertaré. Ya vuelvo — murmuré y caminé hasta nuestra habitación.

Entré sigilosamente y encontré a mi escenario preferido. Sara, recostada en la cama con su expresión facial relajada, su respiración tranquila y sus rubios cabellos revueltos en la almohada.

— Buenos días.— susurré. Mi respiración chocó contra sus cabellos de oro.

— ¿Amor?— bufó removiéndose en la cama.

— Así es. Feliz cumpleaños, nena— sus labios estaban expuestos para mí, así que en un movimiento, los tenía pegados a los míos en unos roces tiernos.

— Feliz navidad, cariño...— murmuró con el semblante aún adormilado.

— No, no, nada de navidad. Este año no habrá navidad, habrá cumpleaños, cielo— sus ojos comenzaron a brillar levemente.

Esta chica me vuelve completamente loca.

— ¿De verdad?— preguntó entusiasmada.

— Sé que cuando eras pequeña era difícil festejar tu cumpleaños, pero ahora, no tiene que ser así. Tenemos nuestra propia y muy extraña familia, podemos celebrar junto a ellos, ¿qué dices?

— Es... Maravilloso. Te amo.

— Te amo más. Ahora cámbiate, te esperaré.

Mi dulce esposa comenzó a cambiarse mientras hablábamos. Es algo que hacemos a menudo, antes no podíamos porque una se lanzaba sobre la otra y comenzábamos a hacer el amor, cosa que nos retrasaba. Ahora no, y no hemos perdido el apetito del sexo, simplemente disfrutamos de nuestra compañía haciendo cosas simples como cambiarnos y no necesariamente queriendo desnudar a la otra. Hemos aprendido, crecido y avanzado a lo largo de tantos años juntas. Amo la forma en la que nos amamos y que nos entendamos como lo hacemos.

Sara es lo mejor que me ha pasado en la vida y, definitivamente, volvería a coincidir con ella una y otra vez. Es la relación más sana que he tenido jamás. Hay amor, confianza, respeto y sobre todo, comunicación. Siempre he creído que una relación sin comunicación, confianza y compromiso, no es una relación.

Es mi regla, sin las tres c's, una relación no llega a ser completamente sana o duradera. ¿Hay malos ratos y malos entendidos? Claro, como en cualquier pareja. Por más que sean la pareja más sana de todos los tiempos , siempre va a haber disturbios en el lago de la tranquilidad. Un amor es como una montaña rusa, hay días en los que estás arriba, pero con forme a los cambios de humor y de personalidad, bajas dramáticamente y no está mal, contrario a lo que muchos creen, es completamente normal. 

— ¿En qué tanto piensas, nena?— preguntó mi ojiazul apartando mis pensamientos.

— En nuestra relación, en lo que fuimos, somos y seremos. En nosotras. — sonreí.

— Me encantas, ¿sabías?— asentí.

— Sueles decirlo a menudo.

— Porque es verdad. Estoy lista.— anunció volteándose para quedar frente a mí.

— Wow. Eres... Simplemente hermosa— afirmé al verla en aquella ropa. Algo simple, pero significativa.

Llevaba una blusa blanca y sus típicos jeans negros, un maquillaje básica, sin embargo, tenía los collares que Laurel, Oliver y su padre le habían regalado. Antes de la muerte de su hermana mayor, esta le había regalado a Sara un collar con canarios negros, una grande y otro más pequeño, el primero completamente negro y el segundo comenzaba siendo negro y se desvanecía hasta ser blanco en su totalidad, significando en cambio de Sara, de canario blanco a canario negro, ella no suele ponérselo mucho pues le recuerda a su pasado, a su hermana y a su familia, por lo que me hace muy feliz verla portándolo con orgullo. El segundo que tenía era de una flecha, de cuando ayudaba en el equipo de Oliver, a pesar del gran valor que significaba para ella, desde la muerte del más grande, no lo usaba, le recordaba a su hermano y eso le dolía por sobremanera, teniendo que ocultarlo en el más recóndito rincón de su cajón. Por último, uno de apariencia antigua; el collar de su madre, con un anillo que su padre le regaló a mi rubia colgando a manera de dije, el anillo, de oro antiguo, poseía en su centro una mediana piedra preciosa color negro, una vez más, significando sus comienzos como canario negro.

— Te los pusiste... — susurré.

— Sí, no puedo dejarlos para siempre en un rincón aparentando que nada pasa... Y hoy es mi cumpleaños, creo que es momento de desempolvarlos un poco— murmuró sonriente.

Amo ver a Sara superar los monstruos que tanto tiempo llevaba acallando. Amo verla tan viva y feliz, me da alegría pensar que soy parte de esas cosas que la hacen sentirse así.

— ¿Te parece si ya salimos?— sonrió una vez más al verse en aquella ropa y asintió finalmente.

— Claro.

Salimos, yo repasando la lista en mi mente rogando porque no nos faltara ni un mínimo detalle y ella, inmersa en sus pensamientos de superación personal.

Llegamos al área común más grande de la Waverider y ella se sorprendió al ver la decoración. Todos estaban ahí, sus amigos, mis amigos. Nuestra familia.

One-shots Avalance y SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora