El duende de la olla

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Yo desde pequeña creía en Santa Claus, el hada de los dientes, el conejo de pascua y todas esas cosas, pero desde que tengo memoria mi favorito era el duende al final del arcoíris. Mi sueño de toda la vida era llegar a conocerlo y cada vez que la escribía a Santa Claus mi lista de deseos, el primero siempre era relacionado a él.

Un día de hermosa primavera estaba de campamento con mi familia y vi un arcoíris que se veía tan cerca que parecía que si caminaba dos pasos llegaría a él.

Les pedí a mis padres que me llevaran, pero se negaron y me dijeron que lo olvidara y que no es real. Lo que hizo que cambiara drásticamente de estar feliz a estar desilusionada, mas no me iba a rendir y decidí ir al final del arcoíris sola para demostrarles que si era verdad.

Caminé unos diez minutos y solo sentía que el arcoíris cada vez estaba más lejos cuando me topé con una criatura de extraña apariencia, era bastante enana y tenía muchas arrugas por lo que de inmediato pensé que había encontrado al duende.

—Hola, señor duende, permítame decirle que soy gran admiradora suya y me gustaría que me mostrara el final del arcoíris y la olla— le dije con mucha emoción y nervios.

—Que linda jovencita— me contesto amablemente— debe saber exquisito— murmuro, pero lo ignore al pensar que había oído mal— Vamos, adelántate.

Le hice caso y caminé tres pasos hasta que sentí un golpe en la parte de atrás de mi cabeza y luego desperté como en un sótano, estaba amarrada y vi al duende picando unas manzanas, me volvió a ver y se dio cuenta de que estaba despierta.

—Cariño, que dicha que eres muy estúpida porque así me resulto más fácil capturarte y en alrededor de una hora serás parte de una deliciosa tarta de manzana que sera mi postre— me dijo el malévolo duende antes de golpearme otra vez y convertir esas las últimas palabras que escuche en mi vida.

Cuentos Cortos De Terror Para No DormirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora