Epílogo 2

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Ada Cash

Nunca le pregunté a mi madre cómo es que nací.

Nunca le dije: «Oye, mamá, ¿podrías contarme la historia de cómo papá y tú me engendraron?».

Tal vez nunca quise saberlo. Me daba exactamente lo mismo. Para mi, lo más importante era saber que yo no había arruinado nada en su vida. O en la vida de mi padre. Aunque, si soy sincera, nunca he pensado que tengo un solo padre. Por supuesto que uno de ellos tuvo que haberse acostado con mamá para que yo esté aquí añadiendo este epilogo a su manuscrito, pero mi crianza fue muy diferente a lo que cualquiera puede pensar.

Ellos siempre estuvieron ahí desde el día en que salí de ese útero a llorar, y a todos los vi como una figura paterna. De cada uno de ellos aprendí algo, y de cada uno de ellos sigo aprendiendo. Por ejemplo, soy sociable como lo seria Aleixandre. Me importan los sentimientos de las personas como le importarían a Adrik. Tengo la dulzura con la que se expresaría Owen. Y soy capaz de meterme en problemas y solucionarlos como lo haría Aegan.

Lo que soy es lo que ellos han sido.

Ninguno faltó en ningún momento de mi vida. Cada cumpleaños, ellos soplaron las velas conmigo; cada primer día de escuela, ellos me dieron un consejo diferente cada uno: cada momento triste, tocaron a mi puerta para preguntarme cómo podían ayudar. Fui criada por ellos como si fuese lo mejor que les hubiese pasado en sus vidas.

Aunque ese día que entregué el manuscrito, mi verdadero padre estuvo ahí esperando a que yo saliera de la oficina. Cuando lo hice, supo por mi expresión que lo habían aceptado. Me dio un abrazo fuerte, cariñoso, de apoyo.

Entonces, luego, mientras volvíamos a casa en el auto, se lo pregunté.

—¿Cómo fue? Mamá y tú, ¿lo planearon o...?

—No, por supuesto que no lo planeamos. —Se echó a reír él al volante del auto—. Fue lo más inesperado del mundo, sobre todo porque no estábamos juntos.

Lo miré, un poco confundida.

—¿No eran novios o algo así?

—No —dijo con simpleza—. Ella no quería estar conmigo. Simplemente una noche bebimos demasiado y... sucedió. Al día siguiente ella me dijo que no quería una relación, que podíamos ser amigos, pero nada más. Luego yo tuve que irme porque debía resolver unos asuntos y no nos vimos en varios meses. Ella ocultó el embarazo porque creyó que yo me enojaría, hasta que un día llegué sin avisar y vi su panza.

Sentí mucha curiosidad.

—¿Y te enojaste?

—Por supuesto que no. Jamás me habría enojado.

—Aun estando mi madre embarazada, ustedes no estuvieron juntos? —quise saber.

Él reprimió una sonrisa. Algo pasó por su mente, algo especial, divertido, que yo no sabría jamás.

—No como una pareja —contestó—. Tu madre no me eligió. No eligió a nadie. Lo único que nos unió fuiste tú. Y nuestra amistad.

Miré un momento por la ventana, pensativa.

—¿Crees que ella alguna vez fue feliz? —pregunté de pronto.

—Si —respondió él de inmediato—. Tú la hiciste feliz muchas veces.

Volví a hacer un silencio.

—Siempre fuiste tú —no pude evitar decir.

—¿Hum?

—Para ella —aclaré—. Siempre fuiste tú el que ella amó.

La sonrisa de mi padre fue triste por un segundo, pero luego fue amplia y divertida.

—Dime, ¿crees que tu tío lo habría hecho mejor que yo?

Me reí. Teníamos tanta confianza que podíamos hablar de eso con libertad.

—Oh, definitivamente —asentí, maliciosa—. Como lectora soy su fan. A ti te odio.

Él se echó a reír también.

—Muy bien —aceptó—. Es justo, porque él también la quiso.

Alcé las cejas, asombrada.

—¿De verdad?

—Es más que obvio, ¿no? —Me guiñó el ojo—. Además, creo que tuvieron algo en algún momento.

Mi asombro aumentó el doble.

—Pero ¿de verdad?

Él asintió, reprimiendo la diversión de un buen secreto.

—Lo único seguro es que ninguno de nosotros la tuvo para siempre.

No pude sentirme mal por eso, porque siempre supe que mi madre nunca quiso ni pudo hacer una elección. Ella me lo explicó: su única elección fui yo. Se quedó en donde yo estaría mejor. Buscó mi comodidad, mi futuro, mi bienestar. No me alejó de ellos, les permitió quererme. Nunca me hizo verlos como malas personas, y luego, cuando me permitió leer su historia, me dijo que quien cometió los peores errores fue ella y que viviría para siempre con esas consecuencias.

No sé si Jude fue feliz.

No sé si tuvo algo con uno o con otro durante el tiempo que pasó luego de que se fue de aquel pueblo con los demás.

No sé si le habría gustado tener una boda.

O si disfrutó la soledad.

Solo sé que un día nací, y tuve una gran y extraña familia.

—Eres un gran padre, Adrik Cash —le dije.

Aunque...

¿Quieres saber un secreto? Mi favorito siempre será mi tío Aegan, je.

****
Nota mía: Perdón por la tardanza del epílogo que me pidieron que suba estaba muy ocupada y no tenia tiempo, eso son todos los extras eliminados que tengo hasta ahora.

Espero que hayan disfrutado de esos extras tanto como yo, ya extrañaba tenerlos en Wattpad y gracias a todos por su apoyo💗. Si pueden ayudar a llegar a más personas estos extras se los agradecería mucho ya que no todos alcanzaron a leerlos.


Extras Perfectos Mentirosos (Eliminados) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora