The Pretty Slave (Eustass Kid x OC)

Capítulo 8

—Killer —dijo Kid saliendo a la cubierta—. ¿Noticias?

Killer, que estaba mirando al horizonte con los brazos posados sobre la baranda volteó hacia Kid. Tenía un den den mushi en las manos.

Habían pasado pocos días desde que dejaron la última isla, cuando Kid le pidió que usara sus contactos para preguntar sobre lo que pudieran haber querido aquellos marinos con Yukihime, ya que ella no quería decir nada de nada.

—Me prometieron un informe completo para dentro de unos días —respondió Killer—. ¿Qué harás con ella Kid? —le preguntó mirando a Yukihime sentarse sola en una esquina cerca del mascarón del barco.

—Es mi esclava.

—Corta esa mierda de que es tu esclava.

—Oe —rugió Kid mirando a Killer con seriedad. Después se dio la vuelta y vio a Yukihime. Se apoyó de espaldas a la baranda y se cruzó de brazos. Los demás tripulantes estaban ocupados con sus deberes, y otros jugaban a los dados o cartas—. Ella me gusta, Killer.

—Ya sé que te gusta, no tenías que decírmelo, pero tampoco estás haciendo las cosas bien.

—La entreno y la alimento.

—No es un perro.

—La dejo estar en mi cama y darme de su calor.

—No es una sábana ni una almohada.

—La dejo bañarme y darme comida en la boca. Quitarme los zapatos y ordenar mi habitación. 

—No es tu sirvienta.

—Lo es —dijo sonriendo burlón—. Si es mi mujer entonces tiene que hacer todo eso.

Killer se dio una palmada en el casco.

—Escúchate a ti mismo Kid. No es tu esclava ni tu sirvienta y tampoco es tu mujer. ¡La has tenido cautiva!

—¿Acaso no es lo mismo a que sea mi mujer? —puso el talón derecho al lado del empeine del pie izquierdo.

—Ni siquiera sabes lo que significa tener una mujer.

—Me la he cogido todos los días y todas las noches y a veces también por las tardes. Y a ella le gusta.

Killer negó con la cabeza.

—Tener una mujer, Kid, no es tener una sirvienta o una amante con quien coger cuando se te dé la gana. Tampoco es tratarla como tu esclava. 

Kid ladeó la cara e hizo un gesto raro. No comprendía nada de lo que Killer decía.

—Pero es lo que...

—Ni siquiera la has enamorado.

—Ella me quiere —dijo señalándola con el pulgar.

—¿Te quiere? —le preguntó Killer sin poder creer que Kid hubiese dicho eso—. ¿Cómo estás tan seguro? 

—Porque hace todo lo que le digo.

—Si no la nalguearas cada vez que te desobedece, ¿crees que te haría caso?

—Soy su amo y debe obedecerme.

—Kid, esto no tiene sentido, y déjame decirte que debes hacer algo, pronto. Ella está deprimida, y la depresión es el peor enemigo de una persona, mucho más si se trata de una mujer.

—¿No crees que estás exagerando? Yukihime es feliz aquí.

—¿Te parece feliz? —le preguntó Killer señalándola con la cabeza—. Parece que tiene ganas de saltar del barco aunque fuera arrastrada por la corriente hasta ahogarse. Me extraña que todavía no lo haya hecho.

—¿Insinúas que ella no es feliz siendo mi esclava?

—¿Eres tonto? ¿Quién sería feliz siendo esclavo de alguien más?

—Pero la trato bien.

—Pisotear su dignidad de mujer y ser humano no es tratarla bien.

—¿A qué te refieres? —preguntó Kid.

—Creo que tenemos mucho que hacer —dijo Heat, acercándose  con Wire.

Los demás continuaban en sus asuntos.

Kid miró que Yukihime caminaba hacia el camarote. Iba cabizbaja y agarrándose la camisa que usaba de él, como si tuviera frío. El clima estaba bastante fresco.

—Voy a ir a...

—Alto ahí —le regañó Killer agarrándolo del abrigo y haciéndolo sentarse en la caja de madera que Wire empujó con el pie para que Kid quedara en el lugar correcto—. No vas a ningún lado.

Heat haló otra caja de madera y Killer arrastró un barril para sentarse al igual que  Wire.

—Pero Yukihime va hacia la habitación. Quizás quiere que...

—Que Yukihime se haya cansado de estar en la cubierta no significa que quiera coger —le dijo Heat.

—¿Y tú que sabes? —le cuestionó Kid.

—Mas que tú —le restregó Killer.

—Seguro que sí —concordó Wire.

—¿Qué insinúan par de idiotas?

—Siéntate, te daremos una pequeña charla —dijo Killer, volviendo a halar a Kid del abrigo.

—¿Y qué les hace pensar que necesito una charla? —se quejó Kid.