The Pretty Slave (Eustass Kid x OC)

Capítulo 11

Nota: (Ta) = Tu apellido, que en este caso es el de la Yukidiosa porque es la protagonista de la historia, pero lo dejo así por la costumbre. El apellido de ella como muchas ya saben, es Armstrong, pero si se imaginan ustedes como la prota, pueden usar su apellido. 🥰▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

—Kid piensa bien en lo que haces —dijo Killer siguiéndolo. Los dos piratas caminaban hacia un muro de piedra donde se miraba el segundo nivel de un palacio.

—No tengo una mierda que pensar —le dijo llevando una antorcha en la mano. 

Era de noche y estaban frente al lugar en donde secuestraron a Yukihime antes de llevársela con ellos.

—Pero esa gente es su familia Kid.

—No son una mierda, y lo sabes bien.

Kid le recordó a Killer que el verdadero papá de Yukihime había sido injustamente desterrado antes de que ella naciera, y que su mamá fue obligada a casarse con ese tipo a quien ella llamaba "padre". 

El actual rey Antoine se había asegurado de que el anterior rey, o sea el abuelo de Yukihime, ya no fuera  un estorbo para hacer con el reino lo que quisiera. 

A Kid le importaba una mierda el reino, pero pensaba en que de todas maneras Yukihime ya no podía poner un pie en su palacio sin correr el riesgo de que también la asesinaran. ¿Entonces cuál era el punto de que ese lugar siguiera existiendo? Iba a quemarlo todo.

—¡Deténganla! 

Kid y Killer se pusieron alerta cuando escucharon la voz de Heat que corría detrás de la mujer que le llevaba mucha ventaja. 

Con mucha suerte y exagerado sigilo, la mujer había salido del Victoria Punk sin que nadie se diera cuenta, aunque fue Heat quien pudo divisar su pequeña silueta en la oscuridad, corriendo a toda prisa por la playa con rumbo a los arbustos donde le perdió la pista por un momento.

Yukihime no había perdido el tiempo porque conocía aquel lugar como la palma de su mano, y aunque no tenía ni idea de que Kid estaba planeando quemar el castillo, nada le costó descubrir el plan cuando lo miró a punto de encender una mecha de pólvora.

Todos los piratas de Kid ya se habían encargado de sitiar el palacio y de tomar los rehenes que mantenían de rodillas, amordazados y maniatados. Era mas de un centenar de personas si se contaban los sirvientes, cocheros, y algunos invitados de la nobleza que estaban celebrando la coronación del nuevo rey tras la muerte del abuelo de Yukihime.

Entre la gente, Wire sostenía en los brazos a una inconsciente mujer con largo camisón blanco de seda. El hermoso pelo negro de la mujer se movía con el aire. Era muy bella, y parecida a esa hija que ahora se le tiraba a Kid, para darle golpes en el pecho y patadas en la pantorrilla.

—¡¿Qué le hiciste a mi mamá?! ¡¿Qué le hiciste a mi mamá?! 

Kid no se conmovió de las lágrimas y el desespero de Yukihime, solo la miraba con extrema seriedad desde su altura hacia abajo. No se inmutó ni siquiera cuando ella comenzó a cachetearlo.

Se escucharon las murmuraciones de los criados y los nobles que miraban que la princesa estaba viva. Todos habían creído las noticias que les había llevado el vicealmirante que Kid perdonó junto con todos los marinos bajo su mando, por petición de Yukihime.

—No le he hecho nada —dijo Kid, a regañadientes—. Solo se desamayó por el terror de que mis hombres atacaran tu palacio, su alteza.

Yukihime dejó de darle puñetazos y manotadas, hasta que miró que la mujer se removió en los brazos de Wire, aunque no despertó.