La estación central de trenes de Los Santos estaba aún más concurrida y abarrotada que la otra que dejaron unas horas atrás. Sin embargo Horacio no pudo notarlo esta vez. Estaba muy entretenido en su propia burbuja de felicidad. No había dejado de conversar con su nuevo amigo en casi todo el camino.
Viktor no hablaba mucho (más que cuando le preguntaban algo) pero oía a Horacio atentamente conversar de todo lo que se le ocurriera. Y vaya que le gustaba hablar al pequeño pecoso de la guitarra.
El ruso no pudo evitar reír al notar que Charlotte parecía ser igual de cotorra, mientras que su propia madre asentía y escuchaba atentamente a la efusiva pero dulce mujer. Madres e hijos, completamente iguales.
Horacio le dedicó una mirada intrigada. No entendía qué de todo lo que había dicho le había causado gracia al ruso. Pero su corazón dio un pequeño vuelco al escuchar a aquel niño reír por primera vez. Música para sus oídos.
Al salir de la estación, lo que normalmente hubiera sido una despedida amistosa entre desconocidos que terminaban su amistad de tren, resultó ser una coincidencia del destino.
Tanto Irina como Charlotte estaban buscando un taxi con destino al mismo hotel.
Fue entonces cuando tontamente se percataron que ambas familias estaban ahí con el mismo objetivo: Las audiciones para la Academia de Artes Musicales de Los Santos.
–¡Claro, qué boba soy!-- exclamó Charlotte llevándose la mano al rostro apenada –Si me ha dicho que su marido es profesor.
Irina rió suavemente con el pequeño descuido –Bueno, tampoco fui muy específica. Lo lamento.
–No. no. Nada de qué disculparse- insistía Charlotte –Y bueno ya que vamos al mismo hotel, podríamos coger un taxi los cuatro. Los niños deben estar cansados, fue un viaje largo– Y a Irina le pareció buena idea.
Horacio le dedicó una pequeña sonrisa a aquel niño del violín, gesto que Viktor no logró interpretar. Pero muy para sus adentros, el pequeño moreno se sentía aliviado que Víktor también fuera a audicionar.
A pesar de que había estado meses emocionado para que llegara el día en que pudiera entrar a la academia de sus sueños, se lo comían los nervios. Haber conocido a Viktor en el tren y saber que tendría un compañero como él pasando por el mismo proceso, alivianaba la carga.
Desde el viaje en el taxi hasta la llegada al hotel, el pequeño moreno no despegó sus brillantes ojos bicolores del estuche que Viktor cargaba con tanto recelo en sus brazos.
Horacio no tardó ni dos minutos en acomodar sus maletas en el cuarto de su hotel para salir corriendo por la puerta para buscar al ruso y que cumpliera con lo que le prometió. Se moría de ganas de conocer a "17".
–¿Dónde vas con tanta prisa?-- le preguntó su madre mientras desempacaba la ropa de su maleta y la colocaba en el closet
–Donde Viktor. Me prometió mostrarme su violín.
-¿Con el permiso de quién te vas a ir?-- se cruzó de brazos intentando mostrarse autoritaria.
Y fue cuando el pequeño corrió hacia su madre y la abrazó por la cintura, regalándole una carita de cachorro que a duras penas Charlotte podía resistir
-Por favor, mamá. ¡Por favooooor! Es solo un ratito, ¿sí?
Charlotte suspiró –No te vengas muy tarde, ¿de acuerdo? Recuerda que tenemos que dormir temprano porque las audiciones son a las 8 en pun-
Y Horacio no había dejado a su madre terminar de hablar cuando jaló de su brazo para bajarla a su altura y poder darle un beso en la mejilla.
–¡Gracias, mamá! ¡Te amo, te amo!-- exclamó para salir corriendo por la puerta.
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Different Songs [Volkacio AU]
RomanceUnidos por un hilo y por la música, Viktor Volkov; violinista prodigio, y Horacio Pérez; talentoso guitarrista, se (re)encuentran en un viaje de tren con el mismo destino. Atados por un incidente del pasado, ninguno de los dos se imagina que el otro...