~El hilo que se rompe~ Parte 2

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El día de las audiciones había llegado finalmente. Todos los jóvenes de entre 7 y 16 años, ya se encontraban esperando su turno para poder demostrar que eran talentos merecedores de poder estudiar en aquella prestigiosa academia de música.

Todos excepto Horacio, quien aún a las 8 y 10 de la mañana corría por todas las calles de Los Santos junto a su madre intentando localizar el lugar. Finalmente, lo encontraron.

Algo agitados aún por el ejercicio, lograron acercarse a un adolescente que se encontraba haciendo fila para entrar. El chico tenía el cabello castaño y no parecía llevar ningún instrumento consigo.

–Disculpa– le preguntó Charlotte –¿Vienes también a hacer audiciones?

–Sí, señora. ¿Están buscando la entrada al auditorio? Esta es la fila.

–¡Muchas gracias! Me llamo Horacio.

–Greco– le sonrió el adolescente.

Y después de un breve intercambio de cordialidades, la fila empezó a moverse, permitiendo a los chicos y a sus padres ingresar.

El auditorio era bastante amplio. El escenario estaba abastecido de diferentes instrumentos, entre ellos un piano grande que llamó la atención de Horacio. Frente al escenario, había un espacio donde irían los jueces.

Horacio empezó a sentirse muy ansioso. Pero no hubo tiempo para que su mente divagara con escenarios intimidantes y señores mayores juzgándolo, porque su madre lo llamó para buscar un asiento en las butacas.

–Ah, ¡mira quiénes están ahí!– señaló Charlotte, y levantándose de su asiento, llamó a la pequeña familia rusa agitando su brazo de un lado al otro –¡Hola! ¡Por aquí!

Irina y Viktor voltearon a ver a lo lejos y se percataron de la presencia de los Pérez. Irina sonrió y pareció decirles algo a su hijo y a la muchacha que los acompañaba. Una joven adolescente de 17 años, de cabello rubio platinado y ondulado.

Decidieron acercarse a saludar.

–Hola, qué gusto verlos aquí– saludó Irina a Charlotte y a Horacio.

–¡Lo mismo decimos! Ah, ¿esta es su otra hija?– preguntó Charlotte curiosa –Qué bonita eres.

–Muchas gracias– habló apenada –Me llamo Aleksandra. Muchas gracias por ayudar a mi madre y a mi hermanito ayer.

Y mientras Charlotte le convencía que no fue nada, Horacio y Viktor se saludaron como dos mejores amigos que no se veían hace mucho.

–¿Nervioso?– le preguntó el ruso al moreno al notar que estaba inquieto en su asiento.

–N-naah...Solo un poquito.

–¿Es la primera vez que te presentas con público?– y Horacio asintió a esto –Es normal. Los nervios nunca se van cuando vas a presentar.

–¡Pero yo te veo muy calmado!

–¿Yo? Pero si me muero de los nervios– expresó el aparentemente tranquilo y recatado niño ruso.

Horacio estaba indignado con aquello. ¿Nervioso? ¡Nervioso estaba él que no dejaba de temblar! El ruso parecía que iba de paseo de camping. Le daba envidia que pudiera controlarse tanto.

–La verdad es que estoy muy nervioso porque mi padre verá mi presentación y es un crítico muy duro...–confesó Viktor.

–¿Tu papá está aquí?

–Sí, está entre los jueces por allá– señaló –Junto con otros profesores de la academia.

Horacio no pudo evitar sentir algo de envidia. Y su expresión se tornó afligida. Daría todo por estar en el lugar de Viktor y tener a su propio padre expectante de su presentación.

Different Songs [Volkacio AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora