Otoño, 1980
El hermoso poema sonoro proveniente de las cuerdas de los violines resonaba por todo el antiguo auditorio, aquel mismo que deleitaba los oídos de toda la audiencia presente aquella noche. Hombres y mujeres de elegantes ropajes y distinguido gusto disfrutaban en silencio de aquel concierto, algunos con los ojos vidriosos de la emoción que les provocaba la música clásica.
Pronto se sumó el sonido de un grupo de guitarras clásicas que acompañaban a los violines, junto con algunas trompetas que amarraban armoniosamente la obra musical por completo.
Una vez acaba la melodía, el público no dudó en aplaudir a los músicos, quienes se reverenciaron ante su audiencia.
Uno de los guitarristas, el pelinegro, suspiró pesadamente mientras sostenía aquella pose inclinada ante el público. Estaba cansado de la rutina.
La próxima presentación sería el mismo repertorio de canciones, los mismos ensayos día tras otro hasta el cansancio, y la presentación impecable ante el mismo público pretencioso con oído altamente crítico. "Divertido" pensó.
Suspiró una vez más pero esta vez un pequeño golpecito en su espalda lo sacó de sus casillas. No hacía falta voltear a mirar para saber de quién se trataba, el guitarrista solo refunfuñó ante el contacto de su amigo.
—Deja esa cara, Jack. Y sonríe, que el público nos está observando—le advirtió el violinista con marcado acento ruso entre dientes.
—¡Bah!—se quejó el americano, unos años más joven que su compañero—Siempre tú con tu sonrisas falsas a cambio de adulaciones.
Ambos músicos, junto a sus compañeros de orquesta se deshicieron de la reverencia y saludaban y sonreían a la audiencia, recibiendo aún más aplausos y flores en el escenario.
El hombre rubio de cabello largo recogido en una coleta hizo caso omiso a aquellas palabras de su colega y continuó reflejando el mismo acto y gesto fingido que el resto.
Jack se dedicó a contemplarlo de reojo, preguntándose si realmente aquello era lo que lo hacía feliz, después de todo, Igor se hizo violinista por presión de su padre.
Nunca se quejó durante todos los años que lo conoció en la academia y en la orquesta, pero tampoco tuvo ni voz, ni voto. Tantos años de preparación, tanto en Rusia como en Estados Unidos, graduación de excelentísimo honor, tantos galardones, adulaciones...¿Pero era lo que quería o solo se había convencido de ello?
Jack lo ponía en duda. Después de todo, Igor se volvía en otro cada noche cuando ensayaban con la banda, opuesto al hombre recto que demostraba ser cuando estaban en la orquesta.
Como el día y la noche, se transformaba y su duro cascarón se rompía cuando estaba frente al público, sosteniendo interpretando sus canciones de rock ochenteras en el bajo; con aquel cabello largo y lacio que llevaba suelto y despeinado en las presentaciones con la banda, con la chaqueta de cuero y los pantalones de mezclilla rasgados. Tan opuesto al hombre de porte elegante de traje que todos conocían.
No era el mejor bajista del mundo, le faltaba mucha práctica y sobre todo, soltarse más. Se preocupaba demasiado por los detalles y la perfección. Como si se tratara de una orquesta, presionaba a sus compañeros de banda a la absoluta perfección en cada ensayo.
Freddy Trucazo y Jack Conway siempre tenían problemas con él para que soltara aquellos métodos ortodoxos de academia y se dejara llevar más tanto fuera y como sobre el escenario.
Por otra parte, la poderosa voz gruesa y la increíble habilidad del pelinegro en la guitarra, cada acorde perfectamente atinado en una serie de solo, maravillaba secretamente a Igor, aunque no lo admitiría en voz alta jamás.
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Different Songs [Volkacio AU]
RomanceUnidos por un hilo y por la música, Viktor Volkov; violinista prodigio, y Horacio Pérez; talentoso guitarrista, se (re)encuentran en un viaje de tren con el mismo destino. Atados por un incidente del pasado, ninguno de los dos se imagina que el otro...