Episodio 2

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Después de recuperar la conciencia por segunda vez, tanto Tanjiro como Rengoku recuperaban la salud en sus cuerpos. En la última misión que tuvo el pelirrojo, se fracturó la pierna ocasionando que portara un incómodo yeso. Rengoku le daba gracia su forma de caminar, pero sabía que en el fondo él no estaba mejor que el chico.

Un día en especial, hizo aparición Uzui en su habitación junto a Shinobu. El rubio al verlo se sorprendió al encontrarlo en su ropa de civil, lo cual no era muy común. Sin embargo, lo que más lo dejo estupefacto fue la ausencia de su mano.

—Rengoku, que alegría verte despierto—dijo el hombre efusivamente—no te ves tan vistoso como sueles hacerlo, pero no importa.

—Uzui, me siento honrrado por tu visita—dijo con la típica alegría que caracterizaba el pilar—Llevo tantos días encerrado en esta habitación que un poco de compañía me sentaría muy bien. Por cierto, ¿Qué le pasó a tu ojo y mano? ¿Te dieron una paliza en tu última misión?

—Se podría decir que si—dijo el exninja tomando asiento al lado del rubio—Ese demonio casi me mata, si no hubiera sido por la hermana demonio de Kamado no estaría hablándote en este momento.

Y asi, Uzui le comentó la misión en el distrito rojo. La extenuante batalla con las lunas crecientes de rango superior seis llegaron a los oídos de Rengoku, quien escuchaba con atención cada una de las palabras del peliblanco. Se sorprendió que, a diferencia de la misión en el tren, el distrito rojo desapareció por completo y fueron muy pocas las personas que salieron con vida tras dicha pelea. Sin embargo, a diferencia suya, Uzui había logrado vencer las lunas y salir con vida junto a sus esposas con los tres jóvenes cazadores. Se sintió orgulloso por su amigo e ignoró por completo el sabor agrio que sintió al escuchar la victoria de su compañero.

—Me imagino, pero lo bueno es que saliste victorioso—dijo Rengoku una vez que Uzui dejó de contar su osada pelea— ¿Cómo ha ido tu recuperación? ¿Ya estas capacitado para continuar con nuevas misiones?

Uzui sonrió de lado y miró a Shinobu quien tenía la misma expresión imperturbable. Entonces dijo:

—Decidí retirarme.

—¿De verdad? —Preguntó el hashira del fuego conmocionado—¿Acaso no estás en condiciones de continuar?

—Por supuesto que estoy en condiciones, pero mis esposas y yo pensamos que lo mejor es alejarnos de este ambiente. No será una vida tan vistosa como la que me ofrecía ser pilar. Sin embargo, ya es hora de tomar un descanso y dejar todo en las manos de los futuros jóvenes.

Rengoku se quedó pensativo con la respuesta del pilar del sonido. Entendía por completo la postura de Uzui, pero no podía estar del todo de acuerdo con la idea. Tanto él y Uzui se encontraban en posiciones similares. Sin embargo, el pilar de las llamas era consciente de que aun podía aportar su fuerza contra la lucha con los demonios. No importaba en que condición estuviera, él daría hasta el último aliento por la causa.

—De verdad admiro la decisión que has tomado, Uzui. Aunque lamento que el mundo se prive de un cazador excepcional, te apoyaré en todas tus decisiones.

—Gracias, Rengoku. Y por cierto ¿Cómo te has sentido? ¿Aun te duele el cuerpo?

—Con el pasar de los días, el dolor ha disminuido, pero espero que dentro de unas semanas mi cuerpo se pueda recuperar para poder cumplir con mi deber—dijo enérgicamente.

—Hablando de eso—dijo Shinobu interrumpiendo la conversación de los hombres—me gustaría comentarte algunas cosas para que estes al tanto de tu situación, Rengoku.

Cuando Shinobu le comentó que había estado Uzui tenia la mirada en el piso y su semblante no dejaba de transmitir seriedad.

—Cuando el equipo médico y yo te atendimos estaba en un estado deplorable. Tenías una perforación en tu estómago. Y por ello muchos órganos estaban afectados. Estuviste al borde de la muerte, Rengoku.

Heridas SilenciosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora