Episodio 5

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Cuando Tanjiro escuchó aquellas palabras sintió como algo dentro de su pecho se apretó brutalmente. Eso definitivamente, no se lo esperó para nada. Sentía como el tiempo se había quedado quieto con solo escuchar esa oración.

—¿Qué?

—Hoy hablé con Kanroji y aceptó gustosa a volverse tu maestra. Confío plenamente en sus capacidades y créeme que aprenderás muchas técnicas con sus metodologías.

Tanjiro lo miró desconcertado. ¿Acaso para eso había venido el pilar del amor? ¿Rengoku le estaba cediendo su maestría? ¿Por qué estaba sucediendo esto tan de pronto? ¿Por qué no lo vio venir?

Rengoku notó el cambio en el rostro de su alumno, al parecer no percibió bien la noticia. Entonces sonrió y dijo:

—No tienes que preocuparte, estarás en buenas manos. De verdad que ella es excelente. Tiene una disposición increíble y su energía y vitalidad te serán de mucha ayuda para progresar.

Tanjiro no emitió palabra alguna. Sin embargo, sus ojos lo decían todo. Una pena y decepción se apoderaron de su espíritu. Por otro lado, pese a la sonrisa que Kyojuro le entregaba desprendía una agobiante melancolía. Entonces Tanjiro preguntó:

—¿Por qué? ¿Por qué no me consultó antes esto? ¿Por qué este cambio tan repentino?

Rengoku suspiró y respondió:

—Dado lo que ha pasado en los últimos días, me he dado cuenta de que no tengo la facultad para entrenarte. Tienes muchas capacidades Kamado, eres talentoso y sé que llegarás muy lejos. Es por eso que no quiero que sean mis limitaciones la que te frenen a ser mejor. Por eso pienso que lo mejor para ti es que dejes de ser mi tsuguko.

—¿Y usted ha pensado en que yo quiero dejar de serlo? —preguntó Tanjiro retóricamente—¿Acaso esto es lo que le ha estado molestando todo este tiempo? ¿Esto es lo que lo acompleja?

—No sé de lo que hablas, mi muchacho.

—No lo entiendo—dijo Tanjiro levantándose de la cama confundido—Es que no puedo entenderlo. ¿Cómo es posible que después de que me esté diciendo todo esto pueda lucir tan calmado? ¿Acaso no le importa lo que yo piense? ¿Usted cree que yo quiero dejar de ser su aprendiz solo porque está enfermo?

—Exacto— dijo Kyojuro sin rodeos—Tal como dices, estoy enfermo. Y no puedo seguir con esto. Me di cuenta de que estoy siendo un impedimento para ti.

—Pero ¿Por qué no me pregunta primero que es lo que yo pienso de usted? ¿Por qué asume cosas que no son? Yo a usted...

—Suficiente—Ordenó Rengoku no queriendo escuchar la voz quebradiza de Tanjiro. Le rompía el corazón ser él quien lo tuviera al borde del llanto—Ya es suficiente, Tanjiro.

Tanjiro apretó sus puños duramente y dijo:

—No, no lo es. Si usted tuvo la oportunidad de hablar, entonces déjeme ser yo quien tome la palabra ahora. ¿Usted piensa que yo estaré conforme con la decisión que usted tomó? A mí ni siquiera se me consultó. Dice que es por mi bien, pero usted ni siquiera sabe que es lo mejor para mí.

—¿No te das cuenta de me he convertido en un lastre? —dijo el pilar levantando la voz—¿De que no importa que tanto lo intenté jamás volveré a pelear como antes lo hacía?

—Eso no me importa en lo absoluto, para mi usted es un hombre y guerrero excelente. Alguien con una técnica jamás antes vista y un sentido de lucha inigualable e inquebrantable. ¿Por qué no puede verse como yo lo veo?

Rengoku lo miró y una risa nerviosa brotó de su garganta. Tanjiro se quedó perplejo al verlo reír. No le pareció una risa sincera, más bien una falsa y sarcástica. Cuando su risa se apagó por completo, el pilar dijo:

Heridas SilenciosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora