ღ IV ღ

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Capítulo 4

El mesero llegó hasta su mesa con el carrito repleto de comida. Si por algo era conocido Gulf Kanawut era por su voraz apetito. Jamás se hacía de la boca chiquita y en realidad había muy pocas cosas que no le gustaban. Así que no se sintió intimidado al ver tal cantidad de comida siendo servida en su mesa. Sabía que no iba a quedar nada.

- Esto realmente tiene muy buena pinta – comentó Gulf mirando con hambre todo el alimento que estaban colocando delante de él. Mew solo asintió con la cabeza siendo un poco más discreto con sus miradas hacia el banquete que habían colocado en la mesa.

El menor estaba hambriento y literalmente devoró su comida en muy poco tiempo. Con eso, Mew confirmaba que Gulf era el ser humano más carnívoro que pudiera existir sobre la faz de la tierra. Además había arrasado con las papas a la francesa y tampoco nada quedaba de su porción de guacamole. En cambio Mew, comía con mucha más lentitud lo que aprovechó Gulf para tomar más papas del plato del mayor sumergiéndolas previamente en mayonesa para después introducirlas a su boca.

- ¿Y tú desde cuándo? – preguntó Mew de pronto.

La primera idea que pasó por la cabeza de Gulf fue hacerse el tonto y preguntarle a Mew que a qué se refería. Luego descartó dicho plan pues sabía que su archirrival no era estúpido y él era pésimo en actuación. Pretender que no lo había escuchado también hubiera parecido un buen camino a seguir, pero el restaurante, aunque lleno, tenía un ambiente agradable que permitía mantener conversaciones a un buen volumen a todos los que aquella noche disfrutaban de una hermosa velada de San Valentín.

- Sinceramente no estoy seguro – dijo al final – creo que también en la universidad empecé a verte con otros ojos – suspiró mientras robaba otra papa del plato de Mew.

El mayor movió su cabeza indicándole que entendía sus palabras. Sin embargo, ¿Era verdad que la atracción que sentía por Mew había comenzado en la universidad? De eso sí que no estaba tan seguro. Es decir, había sido consciente de la existencia del otro desde aquel primer día de clases en la escuela primaria, y Mew había estado presente en su vida desde entonces.

- O puede ser que apenas unos meses atrás, cuando empecé a tener sueños húmedos contigo y conmigo como protagonistas – aquello lo había soltado como una broma, pero era cierto que algunas veces había soñado como ese hombre lo tomaba entre sus brazos y le hacía el amor desde la noche hasta al amanecer. Y aunque en un principio se mostró un poco avergonzado de decir aquello, la expresión burlona en el rostro de Mew hizo que sus ojos brillaran con diversión e interés.

- Interesante – fue lo único coherente que pudo decir el mayor ante semejante confesión.

- Pero te advierto que no estoy buscando una aventura de una sola noche, el sexo casual no va conmigo y no porque hayamos tenido una cita significa que nos vamos a ir a la cama de inmediato – explicó Gulf un poco nervioso.

Mew solo lo observaba en silencio sin la más mínima intención de interrumpir. La intensidad con la que los ojos de éste lo observaban lo hizo callarse y meditar lo que había salido de su boca. Tonterías, nada más que eso. Aunque si algo era verdad en todo lo que previamente había dicho, era que el sexo casual no despertaba ningún tipo de excitación o fantasía sexual que lo prendiera hasta perder el control. Pero tal vez... y solo quizás, romper ese código en su actividad sexual no podría ser tan malo si era con Mew.

- No tienes que preocuparte por eso Gulf – replicó el mayor.

- Solo pongo las cartas sobre la mesa – se defendió el menor.

Deseaba y a la vez no una respuesta de ese apuesto hombre frente a él, no estaba del todo listo para escuchar lo que tuviera que decir, y tal vez la indecisión y el nerviosismo que sentía fueron escuchados por los dioses que mandaron al mesero que les preguntó si deseaban algo más a lo que Mew pidió la cuenta no sin antes preguntarle si estaba bien con eso.

Cita a ciegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora