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From the dining table > Harry Styles
Oh, calamity! > All time low
If I could fly > one direction
Here without you > 3 doors down

Harry

Patético, vacío, desorientado, miserable, así me sentía. ¿Qué día era? ¿Qué hora? ¿Cuánto tiempo había estado aquí? ¿Cuántos tragos llevaba? ¿Cuándo fue la última vez que desayuné algo sano y no whiskey y un cigarro? ¿Desde cuándo yo fumaba nicotina?

Todo lo que hacía era dormir, despertar solo, estar en mi habitación, intentar mantenerme sobrio y despierto para trabajar, soportar el mal humor de Diane, tocar mi guitarra y piano y escribir sobre Gianna en mi diario. Y pensar en ella, a cada segundo de mis asquerosos días grises.

La extrañaba tanto, no he sabido de ella en tres meses. Los tres meses más eternos y dolorosos de mi vida. Desde la última vez que intenté llamarla hace un par de meses, insistiendo tanto pero ella no contestaba, dejé de hacerlo y de respetarle su espacio. De respetar que no quería saber de mi. Era egoísta de mi parte, querer hablar con ella cuando era mejor dejarla tranquila y no hacerla sufrir más. Sabía que esperar que me devolviera la llamada era estúpido, pero aún tenía la leve esperanza que tal vez algún día quisiera saber de mi también.

Pero tres meses y nada, nunca lo hizo y a este punto no creía que lo hiciera.

Las veces que ebriamente llamaba a Diane por el nombre de Gianna eran incontables, las páginas de mi diario estaban llenas de escritos sobre ella que hasta tuve que comprarme uno nuevo cuando acabé las hojas. Lucía demacrado, pálido, delgado y triste.

Y ella estaba tan lejos de mi, un mar nos separaba. Me sentía como un rey atrapado y derrotado sin su reina al lado, sin esa persona que me daba fuerzas y alegrías. Quería que volviera a mi, quería regresar a nuestro mundo en Roma, donde solo éramos ella y yo. Y si pudiera volar, si pudiera volver a casa y salir de esta situación, lo haría en este momento. Porque en pocos meses ella se ganó mi corazón y solo tenía ojos para Gianna.

Sin Gianna la mitad de mi está perdida y rota. Sin Gianna no soy el hombre que quiero ser.

Cada día veo las fotos que le tomé, cada día cierro los ojos y recuerdo su hermoso rostro y su risa, cada día me toco en los lugares que ella besó y acarició, imaginándome que es ella. Y aquí estoy sin Gianna, soñando con ella todas las noches.

¿Estará con alguien en estos momentos? ¿Otra persona ya estará haciéndola reír o tocando su cuerpo? ¿Habrá hecho más cuadros? ¿Estará en su departamento sentada en el suelo dibujando y escuchando música vieja en su vinilo?

Muchas veces quise empacar y visitarla, pero la amaba tanto que todo lo que me dijo se quedó grabado en mi cabeza y tenía razón en todo, no podía. No podía si tenía una mujer en mi casa y un bebé en su vientre que era mío.

Rellenando mi vaso de whisky, la botella ya casi vacía, cambié el canal de la televisión por otra cosa que llamara mi atención, aún cuando mi cabeza estaba en otro lado. No había dejado este sofá en todo el día, las luces de la sala estaban apagadas, las cortinas cerradas, pero sabía que ya era de noche por el reloj en la pared. Criminal Minds era la mejor opción para ocupar mi cabeza en asesinos seriales y no en el amor y desamor.

Pero mi semi paz se vio interrumpida cuando las luces se encendieron y Diane apareció dejando un plato con un sándwich de queso y tomate en la mesa de centro y un vaso de leche.

—Por Dios, Harry, ¿Cuándo piensas levantarte de ahí? —Diane sacudió la cabeza con desaprobación y alzó la botella casi vacía, mis ojos fijos en la televisión— ¿Esto es lo único que has tenido en tu estómago?

Me encogí de hombros y ella gruñó respirando hondamente.

—Come, date una ducha y levántate de ese sofá, Harry.

—No tengo hambre —murmuré secamente, arrastrando un poco las palabras.

—¡Estás ebrio! Pareces un jodido holgazán, y apestas. ¿Qué carajos te pasa?

—Maldita sea ¡¿Qué que me pasa?! —me levanté de un salto lleno de cólera y por poco me caigo ante el repentino mareo en mi cabeza, por mi ebriedad y por ciertamente no tener nada en mi estómago más que una manzana en la mañana.

Diane amplió los ojos y se echó hacia atrás algo asustada por mi grito. Me sostuve del sofá y volví a sentarme masajeando mi cabeza. Respiré hondo y le di un largo sorbo a mi whiskey.

—Harry...

—No, cállate —mascullé entre dientes, pero esta vez con un tono de voz más suave. Por más molesto que estaba no era de gritarle o faltarle el respeto a las mujeres, menos a una que estaba embarazada.

Dejé el vaso vacío sobre la mesa pero pronto mi estómago se revolvió y sintiendo como todo subía corrí hacia el baño más cercano y expulsé asquerosidades en el retrete. Todo era amargo, mi estómago vacío pedía comida pero lo único que tenía era alcohol. Gruñí aferrándome a la cerámica del retrete, tosiendo y odiando la sensación. Sentí a Diane llegar al baño pero me conocía lo suficiente para saber que no debía decirme nada o tocarme en ese momento.

Cuando terminé de vomitar, bajé la cadena y me desplomé en el suelo sentado contra la bañera, respirando hondamente y echando la cabeza hacia atrás. No podía seguir haciéndome esto, realmente debía comer algo y darme una ducha. Me sentía asqueroso. ¿Cómo es que Diane seguía aquí? ¿Cómo podía estar con alguien que sabía que no la amaba? Me sentía mal por ella porque sabía la razón, solo me tenía a mi.

Escuché la llave del lavamanos abrirse y luego cerrarse segundos después. Cuando abrí los ojos Diane se acercó a mi y me tendió un vaso con agua. Lo agarré sin decir nada o mirarle a la cara, di un sorbo para enjuagarme y quitarme el mal sabor y luego escupí en el retrete de nuevo. Después me bebí el resto del agua.

—Es ella, ¿verdad? Estos meses has estado así por esa chica.

Diane lo sabía, era obvio, no era estúpida. Simplemente se lo había callado y solo una vez cuando llegué me mencionó la llamada con Gianna enfadada, más por el hecho de que no le había atendido las llamadas y por celos, celos que no eran de amor sino de miedo de que la dejara, celos de posesión.

Me encogí de hombros aunque Diane sabía la respuesta. Me coloqué de pie entonces apoyándome de la bañera y abrí la regadera para darme una ducha caliente.

—Comeré después de bañarme, cierra la puerta cuando salgas.

Fue lo que le dije a Diane de espaldas. La escuché suspirar hondamente y sin decir nada salió cerrando la puerta fuertemente, dándome a entender que estaba molesta y dolida pero sabiendo que no tenía el derecho de pelearme o reclamarme mi actitud.

Diane y yo éramos egoístas y tóxicos, ella por quedarse con alguien que no la amaba solo por querer pretender darle una familia al bebé y yo porque no tenía el valor de abandonar a una mujer embarazada que llevaba mi hijo, así no haya sido planeado y no haya amor entre ella y yo.

Querer a Gianna fue lo más maravilloso y doloroso que he podido experimentar.

Y solo tenía mi botella de whisky y mi diario para desahogarme.

Hola hola volví con un capítulo triste yayyyy, disculpen la tardanza estuve de viaje y ocupada!

El próximo capítulo lanzaré una bomba así que prepárense, solo quedan dos capítulos... Si lees Polaris también bueno romperé sus corazones doble terminando ambas fics pronto ;(

sparks fly [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora