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Amore mio aiutami > piero piccioni
The downtown lights > the blue niles
To be alone with you > Sufjan Stevens
A song for Rome > brian crain

Al día siguiente, sábado, había decidido quedarme toda la mañana durmiendo. Pero entonces mi nonna me despertó con una llamada pidiendo que le llevara con urgencia alguna medicina para el dolor de estómago. Al parecer mi abuelo se sentía mal desde temprano. Revisé la hora y eran las 10:15. Me vestí con algo cómodo, mis converses blancas y un vestido rojo oscuro holgado a la mitad de mi muslo. Cogí un bizcocho de la cocina y me lo fui comiendo camino a la farmacia ya que en casa  no tenía medicamento para problemas estomacales.

Llegué con rapidez al restaurante y por mi ajetreo no me había fijado que Harry estaba levantándose de su silla habitual. Saludé a mi nonna, le entregué la medicina y la acompañé un momento a llevársela a mi nonno que reposaba en el despacho. Él me aseguró que iba a estar bien y que me agradeció por la medicina. Cuando regresé vi a Harry de pie mirando la punta de sus zapatos, esperándome en las mesas de afuera.

No podía evitar el revuelo en mi estómago cada vez que lo veía y el saber que seguía viniendo. Claramente era por el restaurante y el haber aclamado amar la comida de mis abuelos, pero también me gustaba pensar que regresaba por saber que me encontraría ahí.

Y no iba a mentir que yo también regresaba con la esperanza de verlo aunque sea unos minutos. Ya no era solo por pintar en la plaza, ahora tenía otra razón mucho más interesante y diferente.

Razón que se intensificó con gran magnitud desde el día de ayer que pude conocer un poco más de él y darme cuenta que podría escucharlo hablar por horas, ver su sonrisa radiante como el sol y sus ojos brillante como las estrellas.

Me acerqué a Harry y le sonreí saludándolo, sintiéndome más confiada y cómoda en su presencia pero aún esos nervios en mi estómago y arritmia en mi corazón no desaparecían. Él tenía ese efecto por lucir tan guapo como lo hacía.

—¿Qué tal, Harry?

Bounjorno, Gianna —me regaló una simpática sonrisa y sus ojos parecían iluminarse con alguna emoción que no sabía identificar.

—¿Desayunando?

—Así es, aunque he acabado y ya me iba —comentó y echó hacia atrás unos rulos que cayeron por su frente. Tuve la interna necesidad de pasar mis dedos por su cabello.

—Oh, yo también me iba. Solo he venido a traerle algo a mi nonno.

—¿No te quedarás a pintar? —preguntó e inconscientemente comenzamos a caminar juntos fuera del restaurante.

—Hoy no, planeaba dormir toda la mañana.

—Oso dormilón —bromeó, me encogí de hombros riendo— ¿Entonces irás a tu casa a dormir?

—La verdad ya no —tomé mi bici pero no me monté en ella, la llevé a mi lado mientras caminaba— creo que daré una vuelta por las calles, está haciendo una buena mañana y estoy algo aburrida —confesé.

—Yo también pensaba pasear un rato, hoy es mi día libre en el trabajo pero no quiero quedarme encerrado.

Así lentamente y miré hacia el frente mordiendo levemente mi labio. Pensé un poco en lo siguiente que iba a preguntar, pero estaba segura que Harry no me rechazaría si le proponía caminar juntos por las calles y pasar el rato. Sería genial tener una nueva compañía. Mejor dicho, la compañía de Harry. Tenía esta sensación de que no quería que partieramos caminos, no me bastaba con solo haberlo visto hoy unos minutos, quería prolongar nuestro encuentro. Así que me llené de auto confianza y le pregunté, no me costaba intentarlo.

sparks fly [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora