2.- primeras impresiones

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Al llevar completamente mi atención hacia mi teléfono noté que habían pasado 45 minutos por lo cual el profesor debía retirarse para que llegara el de la otra materia.

Según el horario ahora tocaban matemáticas, era la materia más fácil para mí así que la hora se pasaría rápido. El profesor borró la pizarra antes de salir del aula y darle la pasada al otro que se encontraba fuera de esta.

Después de introducirse a si mismo el profesor comenzó a reforzar contenidos vistos el año pasado y anotando uno que otro ejercicio, después de un rato terminé de copiar todo lo necesario y me dispuse a dibujar.

Pasaron 20 minutos y yo había terminado mi boceto, era mi gatita nami, ella es una gatita blanca con heterocromía, tenía su ojo derecho verde y el derecho azul.

Me quedé un momento admirando mi boceto hasta que el chico a mi lado rompió el silencio.

—Hola, disculpa. —Maldición su voz era demasiado atractiva. —No alcancé a escribir el horario, ¿Me podrías prestar tu cuaderno, por favor? —Basta, no sigas hablando, me intimida tu sola voz.

Luego de divagar un par de segundos en una guerra de pensamientos me digné a responder fingiendo un tono de voz despreocupado y tranquilo.

—Si, está bien, aquí tienes. —Dije extendiéndole mi cuaderno a lo que me respondió con un muchas gracias.

Se quedó analizándolo por un par de segundos que parecían minutos.

—Tu letra es muy linda, deberías darme clases de caligrafía. —Dijo esto y río.

Yo no sabia que decir o como reaccionar, quiero decir, no creo que una persona a la que apenas conoces te diga eso con toda la confianza del mundo.

—Hey, ¿Estás bien? —El chico me preguntó preocupado al no recibir respuesta alguna de mi parte.

—¿Yo? eh, si, perdón. —Fue lo único que se me ocurrió decir.

—¿Por qué te disculpas? —El parecía no entender nada, yo tampoco entendía que estaba pasando en realidad.

—Por estar observándote antes. —No puedo creer que acabo de decir eso. Mi mente me estaba haciendo una mala jugada hoy. El chico solo rio, su risa era linda.

—No te preocupes por eso, no me molesta, mucho menos si un chico lindo como tú lo hace. —Me sentí aliviado de no haberlo incomodado y sonreí levemente.

—Por cierto. —Se giró nuevamente hacia mi. —¿Cómo te llamas? —Al escucharlo no puedo evitar soltar una pequeña risa, eso es lo que se supone que es lo primero que preguntas al conocer a alguien, ¿no?

—Alan, ¿y tú? —La verdad tenía interés por saber su nombre.

—Matías, un gusto conocerte Alan, estoy seguro de que nos llevaremos bien.

—Matías... un lindo nombre. —Mi mente realmente me estaba haciendo una mala jugada como para decir mis pensamientos en voz alta.

—Gracias, creo que eres la primera persona que lo dice, el tuyo es un lindo nombre también. —Me sonrojé instantáneamente.

—Y-yo no, B-bueno, eh. —Estaba nervioso y no sabia que decir así que aparté la mirada hacia la ventana rápidamente.

él volvió a reír, su risa era contagiosa así que reí también para liberar algo de tensión.

Después de eso copió el horario y al terminar me devolvió el cuaderno y yo lo guardé debajo de la mesa. El resto de la hora se pasó rápidamente y sonó el timbre indicando primer receso.

Noche estrelladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora