—¿Qué hacemos aquí? —Pregunté en cuanto recuperé un poco de aire.
—Es una buena puesta de sol, no podemos dejarla pasar y no tomar fotos, ¿No lo crees?
—Supongo que tienes razón. —Confesé un poco desconcertado. —Pero pudiste ahorrarte el misterio, ¿Sabes?
—Es mejor así. —Soltó una pequeña risita.
—De haber sabido que tendría la oportunidad de ver así de hermoso el cielo hubiera traído mi cámara conmigo.
—No hace falta, tenemos la mía.
—¿A qué te refieres con la tuya?
—Digamos que no eres el único que le gusta la fotografía. —No podía creer que tuviéramos demasiadas cosas en común, incluso diría que todo fue planeado aunque sabía perfectamente que no era así. —Espérame aquí, vuelvo en un momento. —Entró a la casa y unos instantes después salió con una cámara digital negra.
—Aquí está. —Me la extendió. —Toda tuya, para que la ocupes como gustes. —La recibí y analicé por aproximadamente veinte segundos.
—Gracias, pero hay algo que aún me causa duda.
—¿Qué cosa?
—¿Para qué se supone que era mi teléfono?
—Ah eso, había olvidado la existencia de mi cámara en ese momento y pensé en tomar las fotos con nuestros teléfonos, pero afortunadamente me recordaste de alguna manera mi cámara y acá está.
—Comprendo. Bueno entonces ¿Qué estamos esperando?. —Comencé a fotografiar el cielo desde distintos ángulos e iluminaciones.
Estuvimos unos 45 minutos haciendo lo mismo mientras nos turnábamos cada cierto tiempo para usar la cámara, aparte de fotografiar el atardecer fotografiamos al otro en éste.
No me di cuenta del tiempo que estuvimos en el patio hasta que se oscureció cada vez más y más y el cielo empezaba a llenarse con sus blancos destellos característicos los cuales disfrutaba de ver tanto en buenos como en malos momentos.
—Mira. —Dije señalando al cielo, el miro en la dirección pero no parecía comprender.
—¿Las estrellas? ¿Qué pasa con ellas?
—Me gusta ver el cielo estrellado mientras escucho música y me dejo llevar por la sensación de ese mágico momento. —Hice una pausa. —Probablemente pienses que es tonto o-
—No. —Interrumpió, lo hizo con tanta firmeza que me llegó a asustar un poco. —No es tonto el pensamiento que tienes respeto a ellas. A decir verdad es más razonable de lo que parece, aunque nunca me he dado el tiempo para verlas tan detenidamente como tú, es una hermosa vista la cual puedes ser capaz de disfrutar como quieras. —Me había quedado completamente sin palabras, no esperaba eso para nada.
—Wow y-yo eh. —Rezaba internamente para formular algo como muchas gracias o algo por el estilo.
—No digas nada, no hace falta. —Yo solo obedecí. Ambos estuvimos en silencio un rato.
—Vamos arriba. —Dijo mientras apuntaba a la casa, lo seguí y nos dirigimos a su habitación, al llegar imité lo que hice antes y me volví a recostar. El por su parte siguió de largo hasta su ventana, esta tenía un espacio por dentro más o menos grande donde se sentó.
—Ven aquí. —Pidió abriendo y cerrando las manos como señal para que me acercara.
—¿Por qué? Estoy cómodo aquí.
—Pero ahí en mi cama no tienes esta perfecta vista. —Señalo hacia afuera, más bien hacia el cielo, recordé las palabras que me dijo hace un momento antes de subir a su habitación, tal vez ir con el no era tan mala idea.
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Noche estrellada
FanficLa historia nos sitúa desde el punto de vista de Alan, un chico de 15 años a veces inseguro de si mismo el cual recientemente se ha mudado de ciudad decidido a iniciar una nueva vida desde cero y olvidar los sucesos del pasado, en su nuevo comienzo...