10.- cita

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Los rayos del sol comenzaron a llegar a mis ojos haciéndome despertar al instante, al parecer no había cerrado las cortinas anoche.

Intenté moverme pero algo que me recorría la cintura me lo impidió. Al despertar completamente me di cuenta que era Matías que me estaba abrazando por la espalda y me sonrojé al instante ¿En qué momento de la noche me abrazó?

Traté de calmarme e intenté salir de su abrazo lo más suave posible Aunque sin éxito al principio al segundo intento lo logré y me giré para observarlo. Se veía lindo durmiendo y su semblante relajado contrastaba perfectamente con su mandíbula marcada y naríz respingada.

Me dirigí al baño para lavarme la cara y los dientes y cambiarme de ropa. Cuando salí me encontré con Daniel y Melisa.

—¿Y Matías? —Preguntó Daniel.

—Aún durmiendo.

—Despiértalo entonces. —Agregó Melisa. —Tendré listo el desayuno pronto.

—¿No quieres que te ayude en algo? —Pregunté

—No, está bien, no te preocupes.

—Okei, iré a despertarlo entonces. —Entré a la habitación y me senté en el espacio vacío mientras.

—Matías, despierta, tenemos que ir a desayunar. —No recibí respuesta.

Lo intenté otra vez obteniendo como resultado que se girara y quedara arriba de mi.

—Oye enserio, tenemos que ir a desayunar. —Esta vez si conseguí que despertara por completo.

—Ya voy, déjame ponerme ropa. —Dijo con una adormilada voz, una que me cautivó también.

—Esta bien, te esperaré afuera. —Tome mi teléfono y salí de la habitación.

Al revisar la hora me sobresalté al ver que el reloj marcaba las 11:37. Apagué el teléfono y me fuí a sentar con Daniel mientras esperábamos que Melisa terminara de preparar lo que sea que estuviera haciendo.

En un rato ella llegó con una jarra con jugo de naranja y tostadas. En ese mismo instante apareció Matías saludando a los chicos, se sentó con nosotros y empezamos a comer.

Al terminar de comer Melisa y yo fuimos a lavar los platos, tazas y demás utensilios de cocina que ocupamos en la noche anterior y ahora en la mañana mientras tanto los chicos ordenaban las habitaciones y la sala de estar.

Cuando terminamos con Melisa fuimos a ayudarlos y en un rato todo estaba como si nada hubiera pasado. Al terminar volví a revisar mi teléfono y tenía un mensaje de mi papá

Hola hijo ¿Cómo lo
pasaste con tus amigos?
12: 02

Hola papá
12:05

Lo pasé genial
12:05

Me alegro
12:06

¿A qué hora llegarás?
12:06

Me iré ahora creo
12:06

Esta bien
12:06

¿No quieres que te
vaya a buscar?
12:06

No hace falta
12:07

Apagué el teléfono y le hablé a Melisa.

—Melisa tengo que ir a mi casa.

—¿No te quedarás a almorzar? —Preguntó ella.

Noche estrelladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora