-¿Como que estás embarazado?- exclamó el castaño levantándose como resorte del sillón.
-Yo tendré al bebé solo, me iré a vivir con mi madre a Holmes Chapel y tu puedes seguir con tu vida.- habló Harry resignado, pero seguro de su decisión.
Dónde H...
N/A: perdónenme poquito... A los que leyeron el capítulo anterior antes del miércoles, les pido una disculpa. Se me olvidó poner la foto que hace referencia Harry al hablar del dibujo de su primito. La foto ya está en el capítulo, y la pondré al final de este para que sepan a cual me refiero o pueden regresarse al capítulo anterior. Gracias y una disculpa ❤️
Ahora si, comencemos.
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Darcy Janne Styles nació en el hospital de Holmes Chapel a las 4:45 am un jueves 28 de septiembre. Pesando 2.780 kilos y midiendo 49 cm, ojos verdes como su papá, cabello lacio y rubio. Siendo ese día el más importante para Harry.
Desde el primer momento en que el rizado vio esa bolita roja llorando en sus brazos supo que la definición de perfección existía. Todo en esa pequeñita era luz y amor. Harry se desvivia por hacer feliz a su pequeña, por que no le faltara nada, pero siempre inculcandole valores, respeto por los demás, disciplina y orden... mucho orden.
Todos los que conocían a la pequeña decían que tenía la misma sonrisa de su padre, solo porque se le formaban pequeños hoyuelo, Harry lo confirmaba, pero no hablaba de él, nunca le molestaba, pues no podía negar la cruz de su parroquia.
Pero cuando su pequeña cumplió dos años y el primer berrinche llegó, ahí, ahí fue cuando Harry entendió que el dicho "De tal palo, tal astilla" era verdad. Él no odiaba a Louis, pero lo que menos quería era que día a día hubiera un recordatorio de ese castaño de ojos azules, al que no vería de nuevo, ni con el que en algún momento en sus sueño, creyó que llegaría y le pediría formar una familia los tres.
Cuando la respuesta de su trabajo soñado llegó, supo que era momento de tomar el toro por los cuernos y salirse de su zona de confort, a lado de su madre. Debía volver a Londres.
Volvería a esa ciudad que le dio buenos momentos, pero sobre todo, fue donde su pequeña fue creada. Harry estaba listo para partir, junto con su hija y el fiel amigo de ella, su conejo Simón. El ruedor fue regalo de su abuela Anne cuando cumplió los tres años.
Darcy era una pequeña de cinco años, muy inteligente para su edad y sabía que si su pami le dijo debían ir a Londres, era porque quería lo mejor para ella y que estando allá tendría mejores posibilidades de estudiar para ser la mejor veterinaria de todas, eso es lo que más quería ser.
Extrañaría mucho a su Nanne, a su abuelo Robbin, a su tía Gemma y a su tío Luke, pero ahora podría ver más seguido a su abuelo Dess y casi todos los días a su padrino, eso es lo que mas le emocionaba a la pequeña. Su padrino siempre le daba regalos y dulces, pero sobre todo, pollo. Darcy amaba el pollo.
Todas su cosas estaban en un camión de mudanzas rumbo a la casa donde vivirían por un tiempo. Y las más importantes como Simón y su conejito de peluche con el que siempre dormía por las noches, estaban en la camioneta de Harry, cargada y lista para empezar de cero en Londres.
