| Acto 3 |

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Orión se oculto en los jardines del palacio imperial tapando su cabeza con las mangas de su tunica haciendose una pequeña bolita para que no lo encontrara.

¿De que se ocultaba?

Bueno, de una niña peli castaña que habia estado persiguiendolo durante varios dias luego de haber chocado con esta por accidente.

Estaba siempre incomodo ante la insistencia de aquella niña por estar a su lado y mirarlo en completo silencio, añadiendo que a cualquier lado que iba seria seguido por ella, comenzaba a temer por su privacidad.

Se quedo en completo silencio ante el ruido de unas pisadas que a cada segundo se hacian mas fuertes y cerro los ojos esperando a que no fuera la oji verdosa.


— ¿Joven Orión? —alzo la vista ante la voz algo profunda que sono a su lado y se avergonzo ante la pequeña sonrisa en el rostro del rubio. —

— Su... alteza... ¡Eh! —se levanto rapido de su lugar nervioso. — ¡G-Gloria y bendiciones al futuro sol de Obelia...!

Dio una reverencia ante la presencia del principe heredero, aun no estaba acostumbrado a tener que presentar aquellos saludos tan formales debido a que en su hogar... antiguo hogar, solia ir a visitar a sus tios quienes eran los emperadores.

Ellos lo recibian con los brazos abiertos sin importarles el que diera un saludo formal, ademas... el habia sido comprometido con su prima desde el momento en que nacio debido a su salud delicada y la emperatriz ya no tenia la edad como para tener a otro heredero, su tio dejo bien en claro que no tendria ninguna concubina ya que su esposa era la unica mujer en su corazon... incluso despues de que ella falleciera. 

Levanto la cabeza ante el suave agarre en su barbilla dada por el joven rubio, casualmente sus miradas se encontraron y su cuerpo se paralizo por unos segundos ante el brillo en su mirada enjoyada.


Algo le decia que escapara, huyera de aquel agarre y se refugiera en cualquier sitio menos Obelia.


Lentamente se fue alejando sin tratar de parecer mal educado mientras apretaba sus dedos detrás de su espalda, no estaba seguro de estar junto a esa persona y la sonrisa en su rostro causaba un aumento en aquel presentimiento.

Dio un pequeño brinco ante el sonido caracteristico de una voz femenina.

— ¡Joven Orión, ¿Esta aqui?! —volteo en todas direcciones ante el llamado. — ¡Prometo que no intentare tomarlo del brazo! Porfavor ¡Tenga una conversacion conmigo!

— Uy... —apreto sus manos para dar otra rapida reverencia. — Me despido del principe...

Se dio la vuelta para desaparecer sintiendo como aquella sensacion se iba aligerando, suspiro en medio de su escape soltando unas pequeñas risas ante una nueva fugada exitosa.

La flor del emperador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora