Se me ha hecho costumbre escribirte a estas horas...
¿Para qué voy a mentirte?
Estaba pensando en tí,
Te estaba extrañando...
Y también me estaba preguntando como pude pasar por tanto y no romperme, me hiciste tanta falta y lo sabías.
Y sí, nadie tiene que curar heridas que no causó, pero con el orgullo de decirlo y restregarmelo en la cara me hiciste daño, me lo dijiste, lo hiciste a propósito, y...
¿Eras capaz de sentirte bien por ello?
¿Y me culpabas cuando yo te hacia daño sin querer?
Eso es muy idiota sabes...
Quiero olvidarme de tí, pero te veo en todas partes, hoy fuí a ese lugar que solía ser nuestro, y sentí un vacío...
No sé que sea pero he desistido de llorar por tí por mucho tiempo.
Las cosas están mejorando y estoy muy orgullosa de mí, ya como con control y tres veces al día, me lavo la carita y tiendo mi cama, se que nadie lo nota pero estoy mejorando.
Ya casi se me han quitado las ojeras y me veo mejor, me veo mas... ¿Feliz?
Bueno en lo que cabe de la palabra...
Los antidepresivos me están haciendo un poco de daño pero es por un bien mayor
¿Cierto?
Jamás creí estar en esta situación, me siento enferma, pero por esa misma razón debo seguir, debo ser fuerte, por mí, porque yo no necesito de ti para ser feliz, lo fuí sin tí...
Y lo volveré a ser.
Y en verdad no sé para que te escribo ya, si al fin y al cabo no te interesa en absoluto lo que yo haga o sienta, si al final tu fuiste quien decidió marcharse...
Y aún duele, porque te puse por encima de todo...
Mi familia, mis amigos incluso de mí...
Tú eras mas importantes que todo, tu eras imprescindible para mí, te dí ese puesto porque creí que jamás lo usarías en mi contra, porque creí que me amabas...
Pero tú no me amabas, solo te gustaba ese puesto en mi vida te gustaba estar al mando...
Y un día te aburriste y decidiste que ya no me querías...
¿Cómo pudiste?
Se me desbordan las lágrimas de pensar en ello, me duele el corazón y el alma, porque tu lo eras todo para mí...
