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En medio de mi tremendo error cabía decir que el placer lograba suplir toda culpa que sentía. Pues, luego de aquel día en que logró Soojin que la follase en mi sala, cocina y habitación, no pude detenerme.

Además, había encontrado una manera para hacer que mi cabeza no encontrara el acto de besarla tan acerbo: para cuando la mujer de pelo oscuro cruzara la puerta de mi hogar, ya yo había bebido más de tres vasos de ron. No podía predecir qué hábito sería peor en la trayectoria de mi caída: si el alcohol o ella.

Encontraba confort en comportarme descuidadamente, pues, ¿qué más daba? Si bebía y disfrutaba del sexo con ella mientras me emborrachaba... ¿qué podría ser peor que aquello? Al encontrarme a Jung Hoseok en mi oficina, pude comprender que no era del todo un descuido:

- ¿Le estás pagando para que se acueste contigo? -la incredulidad en la voz del rubio me supo amarga de inmediato, más porque me resultaba vergonzoso cuando se admitía en voz alta. Por ende, y casi por reflejo, bufé sacudiendo mi cabeza.

- No, si me ha pedido ella salir conmigo -la mentira también me supo amarga cuando ésta salió de mi garganta, pero así como el alcohol no era tan placentero en beber me encontré la oración soportable en compartir. Y, como Hoseok tenía la virtud de mostrarse negligente cuando de otros trataba, no hizo más que asentir y cambiar de tema.

Lo que no venía venir era el hecho de que Namjoon, sentado frente a nosotros, con un cigarrillo a mitad en la mano derecha y su mano izquierda sobre su rodilla frunció el ceño de inmediato.
- ¿Y por qué no le has dicho que no? -el hombre de pelo platino que siempre se veneraba en su transparencia me escaneó de arriba-abajo aún cuando su altura me obligaba a inclinar mi rostro hacia abajo para presenciar el movimiento. De todos modos, cometí la equivocación de quedarme en silencio más de lo que había previsto causando que sus cejas se arquearan de inmediato ante mi falta de contestación.

Cabía decir que la vergüenza que se llegaba a sentir cuando se trataba de mantener vigente una compostura casi inexistente era insoportable de mantener frente a dos personas que conocían cada faceta de tu persona. Por ende, para interrumpir el calor en mis mejillas, tosí cubriendo mi boca antes de regalarles una soberbia sonrisa.

- Pues, no me hace mal tener algo de sexo -simplemente respondí, sin embargo, para ese entonces, Kim Namjoon ya había logrado predecir qué cable halar para cortar mi orgulloso circuito.

- Has dicho que no te gusta para nada, Seok.

Joder, qué tanto podía el mentir y el alcohol tener en común: que una vez se empezaba, era difícil detenerse.

Empero, cuando dejé en concreto que la conversación estaba tomando un rumbo que no me gustaba, Namjoon chistó antes de ponerse en pie y dejar que su mano apretara mi hombro en un acto que más que ser de apoyo, incomodó cada fibra de mi ser:
- No dejes que te quite todo el dinero, Hyung.

Claro que me pareció una broma de mal gusto, pues, ¿a qué se refería exactamente? Seo Soojin parecía encantarle que la besara sin contar ningún peso de por medio. Era evidente que en su plan de ser de mi servicio, no le era importante quejarse de qué tanto duraba en enviarle dinero. Pero en mi peril, conseguí encontrar enojo dentro de mi terca cabeza pues, una vez la encontré acomodaba en el piso a un lado de la puerta de mi hogar, pude entender que el emborracharme para hacerla mía me estaba costando más de lo que debería.

- Señor Seok...

- Entra.
En mi mente no cupo el pensamiento de darle el beneficio de la duda; estando sobrio pude distinguir el rímel corrido en sus mejillas y me recordé no prestarle demasiada atención. Aún y cuando pude sentirla tambalear cuando maniobré abrir la puerta del apartamento, no permití mirar hacia atrás a su encuentro. Podría decirse que la conversación pasada con mis colegas me había sentado malísimo, pues continuaba pensando en la magnitud de mis acciones y lo que me hallaba poniendo en juego cuando se trataba de Seo Soojin— que no era más que mi dignidad.

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⏰ Última actualización: May 30, 2022 ⏰

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ALCOHOL | KIM SEOK JIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora