Capítulo 23

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No todos los integrantes de los Mad Gods estaban allí, era un grupo muy grande, sin embargo sí que estaban todos los integrantes de su Septeto.

En medio de la pelea Char divisó a Will hecho una bola en el suelo, inconsciente. Algo dentro de ella se encogió al verle así, pero por otra parte se alegraba ya que estando inconsciente seguramente no hubiera visto nada. Echaron a los farsantes de allí y se apropiaron de la base, acomodándose por todas partes para curar a los heridos y celebrar el regreso de su líder. No había habido grandes daños salvo por Will, al que por cierto pensaba atar a la cama del hospital para que no volviera a escaparse.

Durante las horas siguientes estuvieron celebrando con música a tope (aunque no tenía muy claro de dónde habían sacado los altavoces) y unos barriles de cerveza (que tampoco sabía de dónde demonios venían) y disfrutó como hacía tiempo que no disfrutaba. Estaba segura que más tarde la pedirían explicaciones pero de momento la euforia y alegría reinaban y eso la daba un poco de tiempo para planear lo que haría.

En la improvisada fiesta había unas cincuenta personas; la mayoría de los que había acudido a la llamada de Lorn para defender el nombre de los Mad Gods eran miembros cercanos al grupo principal y que aún se mantenían fieles a su banda original aun estando ésta disuelta.

Los Mad Gods habían sido una banda enorme pero el cuerpo principal estaba formado por siete personas. En los buenos tiempos, cada una de ellos había tenido una zona que debían controlar y un grupo de personas a su cargo y con su ayuda era cómo había podido tener bajo control a toda la capital inglesa. Por decirlo de alguna manera, la jerarquía de los Mad Gods estaba encabezada por ella y seguida por otros siete, los integrantes que formaron la banda cuando se creó, y después los demás seguidores. Entre el Septeto se encontraban Lorn, Maia, Kate, Sussy, Oliver y los otros dos restantes, que la observaban expectantes ahora, tras el ardor de la fiesta.

Ya eran las seis de la tarde y todos salvo el Septeto y Will (al que habían tumbado en un rincón en un nido de abrigos) se habían ido ya. Habían encendido una fogata y se habían reunido alrededor para escuchar a su líder. Estaba sentada en el suelo con las piernas cruzadas, escoltada a los lados por las gemelas. Para calmar sus nervios se enrolló la bufanda alrededor del cuello y se frotó las manos por decimosexta vez. Llevaban un rato en silencio, esperando a que ella empezara a hablar.

Esa era una de la razones por las que no había querido reencontrarse con su banda, odiaba que la gente conociera sus debilidades y la situación difícil en la que estaba podía ser utilizada por sus enemigos para hacerla daño. No quería que sus seguidores la vieran en una situación así, donde tenía las manos atadas. Sabía que aunque en un principio muchos la siguieron por amistad, ahora era líder porque la gente la admiraba y la respetaba  y de alguna forma dejarles ver su lado débil era para ella como decepcionarles. Además, Charley era consciente de que les debía una explicación pero también sabía que si su secreto seguía extendiéndose, era cuestión de tiempo que llegara a los oídos de uno de los hombres de su padre. Sin embargo, les debía una explicación. E iba a dársela.

-Yo... tengo algo que deciros-hizo una pausa y tomó aire- Sé qué os estaréis preguntando por qué desaparecí así de repente.

Los demás la observaban en silencio. Maia la cogió la mano y se la apretó para darle ánimos.

-Mi padre se presentó un día en casa, mi madre estaba trabajando. Me dijo que hiciera las maletas, que nos íbamos. Antes de darme cuenta estaba subida a un avión con destino a América.

Aún recordaba lo desorientada que estaba, el shock de ver a su padre después de que llevara tantos años sin ni siquiera llamarla por su cumpleaños.

-Me dijo que había hablado con mi madre y que tenía que irme a vivir con él. Dijo que si me ponía en contacto con cualquiera de mis amigos o con ella cortaría el dinero y cerraría la peluquería de mi madre.-lágrimas acudieron a sus ojos al pensar en su madre y en cuánto llevaba sin verla. Dios, la echaba tanto de menos. Se recordó quién era, Baby Face, y se tragó sus penas.- Me chantajeó con eso para comprar mi obediencia y me tuvo todo el año allí en un internado. Causé un escándalo estando en el internado cuando me metí en una pelea y me trajo de vuelta a Londres, creándome una nueva identidad. Ya veis, ahora soy Charley Tomson en vez de Charley Blariet.

Baby FaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora