Lo que una foto puede hacer

Capítulo 14

No estaba del todo seguro de cuantas ramitas de lavanda debería de agregar a su poción experimental, agregar menos de la medida estándar podría no tener el efecto deseado, por otro lado, agregar más podría interferir con el objetivo de la poción, o podría no tener efecto alguno.

Simplemente no podía agregar una poción para dormir y combinarla sin hacer los cálculos necesarios, sería peligroso, la valeriana podría hacer una mala reacción con el alcohol de la tintura de acónito. La pócima en sí misma tenía un delicado equilibrio entre todos sus ingredientes, y era compleja y agotadora de realizar. Aun con eso, pensaba que era capaz de crear una variación que adormeciera al hombre lobo, detestaba la idea de tenerlo dentro del castillo, aunque aferrándose a sus facultades mentales coherentes con el brebaje, odiaba tenerlo tan cerca, sobre todo si sus sospechas estaban en lo correcto.

Lupin siendo tan amigo de Black, no dudaría en ayudarlo cuando se le presentase la oportunidad, se preguntaba si el afecto que se tenían esos dos bastaría para ignorar que Black era el culpable de la muerte de su otro mejor amigo. Por qué, si, lo sabía, solo un ciego no se daría cuenta de lo extrañamente cercanos que eran Black y Lupin. Recordó esa vez en la cual encontró a ambos en...

La puerta cerrándose de golpe lo sacó de su ensimismamiento, Potter entró con una cara que desencajaba con la festividad celebrada ese día, tenía el presentimiento que la conversación entre Granger y la profesora McGonagall había afectado de alguna manera al muchacho.

— Feliz Navidad a ti también, Potter —, apenas miró de soslayo al chico, observando como este se dirigía a la habitación, cerrando la puerta tras de sí. Le intrigaba saber lo que tenía Potter y lo que tramaba junto a sus amigos, pero era algo que descubriría más tarde. No le importaba mucho los estados de ánimo fluctuantes del ojiverde, no le importaba, o eso era lo que trataba de convencerse a sí mismo.

Su concentración regresó a las medidas de lavanda para la poción, decidió que probaría en primer lugar una medida mínima. Con un movimiento de varita, subió la flama del caldero, agregó unas gotas de acónito, y anotó en la libreta la cantidad que probaría de lavanda. Debía de estar al pendiente de que la base de la poción no hirviera más allá de dos minutos, de lo contrario, el acónito podría convertirse en vapor venenoso.

Estaba a punto de agregar la lavanda, cuando un Harry, entre enojado y confiado, salió de la recamara, sosteniendo frente de si la fotografía que él le había regalado, mostrándolo como un hallazgo incriminatorio. Snape solo cerró los ojos con fuerza y soltó un suspiro derrotado. Sabía la discusión que vendría a continuación. Lo meditó largamente consigo mismo, bueno, y también con Lily.

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Más temprano ese mismo día, caminó hasta el séptimo piso, llegó a la pared despejada en el pasillo, y con un solo pensamiento, — Necesito el Espejo de Oesed —, paseo tres veces, y una enorme puerta de madera labrada se materializó en el muro.

Innumerables veces había realizado el mismo ritual. Al principio, casi cada noche, hasta que Dumbledore lo atrapó. El director había sido muy condescendiente al comienzo, pero después de un tiempo, le aconsejo, siendo más bien una orden suave, que fuese lo que fuese que viera en el espejo, no era bueno obsesionarse con ello, dejando de lado lo que tenía en la vida real.

Desde luego, Severus ignoró la sugerencia del director.

Con el paso del tiempo, comprendió lo que quería decir con ello, la imagen que veía de Lily en el espejo era solo una ilusión utópica arraigada en lo más profundo de su corazón, todos los movimientos, poses, expresiones, las miradas, desde las dulces e inocentes, hasta las lascivas y oscuras por la lujuria, todo ello una ensoñación fabricada por su anhelo y solo visible a través de la fría superficie del espejo.