Capítulo 4

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¿Por qué hizo todo eso?

Debió de llamar a Dumbledore primero.

Tal vez estaba muy sensibilizado por la foto de Lily, pero de todas maneras no era excusa para tomar el asunto en sus manos...

Pero, ¿A quién le hubiese confiado tal responsabilidad?

Había dejado a Potter en su habitación, y ahora Severus se dirigía al despacho del director para informarle lo ocurrido.

Le había sorprendido que el mocoso le diera las gracias por socorrerlo y agradeció profundamente que no mencionara lo ocurrido con la fotografía de su madre. Snape no habría encontrado palabras para explicárselo a Harry; no, no debía de decirle nada si este lo pregunta.

Subió las escaleras de caracol y llamó a la puerta del despacho de Dumbledore.

—Adelante— la voz del director se escuchaba adormilada. Severus entró y cerró la puerta tras de sí. Dumbledore vestía una bata de dormir de color añil con constelaciones de color plata. Sus ojos azules examinaron al pocionista y se detuvieron en las manchas secas de sangre que tenía en su ropa. La expresión del director cambió de adormilado a preocupado.

—¡Severus, muchacho! — Albus camino hasta ponerse enfrente de Snape — ¿Qué ha sucedido?

El de ojos negros le explicó todo, incluso le dijo que se había quebrado en medio del corredor. Dumbledore escuchó con atención todo y su semblante se relajó al escuchar que ahora Harry se encontraba en los aposentos de Severus.

—¡Vaya! Pensé que era un asunto de vida o muerte—, Albus profirió una pequeña risa y se dirigió a su escritorio. El pelinegro no podía dar crédito de lo que había escuchado, ya podía ver a Dumbledore afligido y corriendo a las mazmorras para ver si su niño de oro se encontraba bien. Pero se lo había tomado con una calma aterradora.

—Albus... —comenzó Severus — ¿Escuchaste bien todo lo que te acabo de decir? Potter tiene una herida que fácilmente supera los treinta centímetros de largo, herida que incluso si la trato yo tardará algunos días en cerrar—, el anciano solo se sentó en su escritorio mientras observaba como Snape ponía sus manos en la mesa.

—No es algo tan grave como para molestar a Poppy en sus vacaciones—, el director lo miraba por encima de sus gafas de media luna — Y me alegra el hecho de que por fin le hayas tomando cariño al muchacho—, Severus había fruncido el ceño, tenía los labios pegados, formando una línea.

—¡¿Cariño?!— La sangre subió a la cara de Snape, —¡Primero me tiño el cabello de verde antes de cogerle un poco de afecto a aquel mocoso! — Albus estalló en carcajadas, al mismo tiempo que Severus se dejó caer en un sillón cercano.

—¿Era muy necesario entregarle esa endemoniada capa a Potter? —, preguntó Severus, observando como el director asentía con la cabeza tranquilamente y desenvolvía un caramelo de limón.

—Bueno, suponiendo que no hay nada más que agregar...- el anciano se levantó de su silla a la vez que Severus hacia lo mismo, — Me retiro a seguir durmiendo.

— ¡¿Que?! — el de ojos negros casi gritaba, —¿No vas a decir que lleve a Potter a la enfermería o algo parecido?

—Me parece innecesario que Harry pase sólo la noche en la vacía enfermería— Dumbledore le dirigió una mirada a Snape, dándole a entender que el tema estaba zanjado, —Dormiré tranquilo sabiendo que dejó a Harry en buenas manos... Buenas noches Severus.

Albus salió por la puerta por la cual había entrado. El despacho se quedó en silencio, salvo por el tenue silbido que producían los cachivaches que el director tenía por todo el lugar. Severus salió del despacho, entré enojado y confundido por la actitud de Dumbledore.

Lo que una foto puede hacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora