LA PROPUESTA

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Dos semanas habían pasado desde el cumpleaños de Aldair, una semana después había vuelto a clases, se había recuperado de todos los golpes y a pesar de las exigencias de los profesores que le comunicaban que tenía que aplicarse a todo lo que no había aprendido durante el reposo, sus intereses no estaban en poner como prioridad las tareas. Tenía algo mejor en que poner su atención y eso tenía nombre.  

Su comunicación con Allison era continua, se acompañaban después de clase y charlaban como algo más que amigos. Andrew los veía de vez en cuando de regreso a casa y aunque su sospecha era obvia, no opinó.  

Un viernes después de clase Aldair se encontró con Allison en una cafetería. Se veían dulcemente mientras disfrutaban de unas bebidas frías y panes rellenos de jamón. Aldair secaba el sudor de las palmas de sus manos continuamente. En sus pensamientos libraba una batalla de valentía por decirle todo lo que verdaderamente sentía, se estaba enamorando locamente por ella y ya no aguantaba las ganas de poder decírselo. 

¬ ¡Oye! ¬El impulso hizo que Aldair empezara articular palabras, pero se detuvo al mirarla. Pensó por un momento en que si era correcto todo lo que estaba haciendo y se atrevió después de mirar los ojos marrones de Allison. ¬Me gustas... ¬Trago saliva y apretó la mandíbula continuamente, paso sus manos sudorosas en la tela de su pantalón para secarlas y espero mirándola fijamente. Era un remolino de emociones, algo nuevo para él. Pensó en querer para el tiempo y bofetearse, pero ya lo había hecho.  

Allison siguió comiendo y no pudo evitar quitar la mirada, el silencio quedo haciendo ruido en los pensamientos de Aldair que pensaba que, la había embarrado y la verdad era que Allison era una chica que no se asombraba por los cumplidos y así lo tomo, como un simple cumplido. 

¬ ¿Qué?, ¿No dirás nada? ¬, Aldair se inquietó. 

¬ ¿Qué quieres que te diga?

Las emociones de Aldair iban como un ferrocarril en bajada, el desánimo empezaba a notarse en su rostro, pero ella sonrió. 

¬ ¿Sabes cuantos me han dicho lo mismo que tú?...  ¬Aldair nunca se esperó otra pregunta como respuesta. El acelere de las palpitaciones en su pecho. El corazón se le quería salir, tal vez era porque sabía que era obvio. Pensaba que una chica como Allison jamás se tomaría enserio algo como lo que sentía él hacia ella.  ¬Muchos... ¬Resalto ¬El Pan se lo había terminado y junto a eso las ganas de seguir en ese lugar. 

Allison no pensó en dañar con palabras, pero Aldair se lo tomo personal. Entonces las preguntas que cada vez se multiplicaban en los pensamientos de Aldair, se intensificaron. ¿Porque actuaba así con él? La química hasta ese preciso momento dejo de ser la misma. Había empezado el bloqueo mental. 

¬ ¿Nos vamos? ¬Propuso Allison¬, 

Salir de donde estaban era la mejor idea para la incomodidad y la pesades del ambiente. Allison no quería una relación, para ella estar, tan enlazada románticamente con Aldair era un verdadero problema. El estar como amigos con Beneficios resultaba una mejor idea, teniendo en cuenta que Bruce siempre estaba pendiente de ella. 

¬Vale, está bien. ¬Acepto Aldair con un fuerte desanimo.   

Al instante salieron de aquel lugar donde se encontraban y con un despido incomodo, cada uno siguió su camino. Aldair camino hacia el parque donde había estado con Allison, pero esta vez caminaba junto a su tristeza, cabizbajo decidió no llegar a casa todavía y se tomó el tiempo de meditar a solas. Se encontró nuevamente con el banco tallado y su hermoso paisaje alrededor y se dispuso a sentarse un rato. 

Mientras observaba a su alrededor y se perdía en sus pensamientos, sintió un toque sutil que lo hizo voltear de inmediato. 

¬Esta vez estas solo eh... ¬Era el anciano que se había encontrado la última vez en el mismo parque. Tenía su bastón y un libro con paginas amarillentas, y una portada totalmente roja. Aldair no quiso responder y con una delgada sonrisa, abrió paso para que el anciano se sentara, justo a su lado. 

La Historia de Nemo. ©️ |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora