RAPTADO

26 6 5
                                    

Hay circunstancias que nos obligan hacer cosas precipitadamente. El acto de cometer errores, siempre está latente en el momento que nos aferramos a vivir. La vida viene con un sin fin de guiones adoptados por otros que han vivido, nos enseñan, nos moldean y nos perdemos en ese guión tan básico de buscar la felicidad a toda costa, dictado por un personaje que a perdido la mayoría de su tiempo. ¿Como salirnos del guión? -Imposible de seguro-. A esos que viven con la idea de salirse, son señalados y nombrados como "locos de vida".

-¿Porque locos?-.

-Simple.

Son los que viven sin pensar en un mañana. Como si el mundo se esta por terminar en cada segundo que pasa, pero no solo eso; Ellos tienen esa capacidad de moldearse a todas las circunstancias y son reconocidos por aceptar realidades pasajeras sin darle tanta importancia. A su vez son tímidos de perder el tiempo. ¿Buscar un trabajo? -Vale. -Es parte del guión y todos muy bien sabemos que, el que no tenga dinero no puede vivir su vida de locos. Todo está muy bien planeado por los eruditos modernos, o bueno no tan modernos.

-¿Sabes que pasa cuando le das toda tu atención al dinero? -pregunto el anciano con precisión.

-No. -resalto Aldair atento.

El anciano tomo un billete de los que tenía cerca junto a su mesa en la oficina y seguido a eso saco de su bolsillo un encendedor.

-Te vuelves esclavo. -Puntualizo encendiendo la mecha que quemaría por completo aquel billete.

Aldair de inmediato se asombro por lo que estaba observando. Para él, era impactante como el anciano quemaba billetes por placer.

-¿Porque tanto asombro? -Cuestiono el anciano.

-Nunca he visto tanto dinero junto y usted está quemandolo. -Inquierio con desagrado Aldair.

Cerca del escritorio había una mochila repleta de dinero que le había llegado al anciano al poco tiempo que Aldair entro a su negocio.

El hombre que dejó la mochila simplemente no dijo ni una palabra al dejarla, se marchó sin más.

Aldair se impresionó al llegar aquel lugar, era una especie de mini quinta con muchos lujos, al lado tenía un bodegón gigantescos que almacenaba algunas maquinarias pesadas. Habían hombres con traje por todos lados, mismos hombres que lo llevaron aquel lugar.

La noche anterior Aldair había decidido llamar al anciano al número que le había dejado en el papelito. Al atreverse, fue atendido por el mismo anciano que le aseguro que en la mañana siguiente lo iba a buscar.

Hasta ahí todo perfecto, Aldair despertó en la mañana siguiente y se arregló como para una ocasión especial. Pensó en como sería el uniforme cuando empezara trabajar.

No le diría a su padre en lo absoluto, más bien estaría pendiente para que no se diera cuenta de lo que estaba haciendo.

Aldair tomo sus cosas, se puso su mochila como si fuera a ir al instituto y aprovecho que su padre había salido temprano. Se tenía que encontrar con el anciano en el parque, pero al intentar salir de sus casa, se encontró de frente con dos tipos con traje.

Los dos eran muy altos y definidos, lo tomaron cada uno por un brazo y lo subieron a una lujosa camioneta. Aldair en su desesperación pensó que lo estaban secuestrando y empezó a gritar en aviso.

-Tranquilo Aldair. -Era la voz serena que venía de la parte de adelante de los asiento del carro.

Aldair lo reconoció de inmediato y supo que era el anciano.

-Disculpa que mis hombres te hayan subido a la camioneta de esa manera. -Dijo al voltear la mira hacia Aldair. -A veces ellos no tienen educación- Miro fulminante.

La Historia de Nemo. ©️ |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora