Mi día comenzó como siempre, el sol se asomaba por la ventana de mi habitación iluminando un poco la extraordinaria habitación. Los cálidos rayos de sol tocaron mi pálida piel y finalmente desperté maldiciendo otra vez mi vida.
-Otro día en este infierno...-dije con voz sumamente malhumorada
Justo en ese momento entro el chico más dulce que haiga tocado la tierra, se trataba de mi hermano menor Izuku. El era el único motivo del cual seguía en este asqueroso mundo, Izuku tenía solamente 3 años cuando me volví parte de su familia y corazón, el de verdad era un encanto y no permitiría que algo malo le sucediera.
-¡¡Keiko!!-me gritó emocionado subiendo rápidamente a mi cama
-¿Que pasa pequeñín?-pregunte ayudándolo a subir a la cama
Izuku era de unos hermosos rizos peliverdes, unos brillantes ojos esmeraldas, unas adorables pecas y una sonrisa como ninguna otra, de verdad era mi motivo de seguir vivo y aunque no fuéramos hermanos de sangre, yo de verdad lo quería como uno.
-¡Mitsuki-san me manda a decirte que ya esta el desayuno!-me dijo abrazandome recargando su mejilla contra mi abdomen
-¿Ah si?-pregunte viéndolo con detenimiento
-Bueno...Pinte nuevamente el baño-me dijo inflando sus mejillas y se veía como una ardilla
Sonreí y luego bajé de la cama con el en brazos, lo senté en la cama y le indiqué que me esperara en lo mientras que me cambiaba, lo conocía perfectamente y por eso lo dejé jugando con uno de sus juguetes favoritos, un hermoso hurón blanco de peluche.
Salí de cambiarme y mi hermano ya no estaba, busqué por toda mi habitación hasta que finalmente lo vi montado en uno de mis caballos disecados ¿Que le veía de interesante a esos caballos? Y otra cosa ¿¡Como demonios se subió a ahí!? Corri hasta el y lo bajé cuidadosamente, luego lo regañe un poco y finalmente bajamos a desayunar.
La ventaja de vender los tesoros es que te daban un buen dinero y yo con eso logré comprarme una casa muy hermosa en una montaña con una excelente vista, también pude contar un poco de personal y al pie de la montaña había un pueblo realmente carismático.
Llegamos al comedor y encontré al pequeño diablillo de Katsuki, el era hijo de la cocinera y mejor amigo de mi hermano, dejé a Izuku sentado en su silla y fui a saludar a Mitsuki mientras le echaba un ojo a mi hermano y a su amigo que conocía perfectamente.
-Buenos días Mitsuki-San-dije entrando a la cocina buscando algo para deborar
-¡Buenos días Keigo!-respondio la rubia con una sonrisa en su rostro
Parecía ser que este día estaba de buenas, normalmente respondía con una mirada seria o aveces con odio en sus ojos, no le di importancia y lleve los platos con comida al comedor esperando y rogando que mi hermano no se haiga movido de su lugar.
Para mi sorpresa seguía ahí sentado y a su lado estaba Katsuki, solo di un suspiro de alivio y me senté a lado de Izuku dejando su plato en frente de él, tomo la cuchara y empezó a comer lo que estaba en su plato cosa que me sorprendió mucho pues siempre se negaba a comer algo que no fuera katsudon.
-¿Estas bien pequeñín?-pregunte viendo como comía apresuradamente
-¡Shi keiko!-me respondió con la boca llena
Reí un poco y volví a comer, supuse que lo estaba haciendo para irse a jugar con su amigo y no me molesté pues hablábamos de un niño, ya estaba acostumbrado. Terminamos de comer y justo como pensé, Izuku corrio hasta la sala con su amigo para irse a jugar, quite su plato y lo lleve a la cocina. Ayude a Mitsuki a lavar los platos y luego me dirigí a mi estudio para seguir investigando sobre aquella leyenda a la cual me aferre como un bebé a su biberón.
♤La leyenda del Fénix♤
Pasaron alrededor de 4 horas, yo seguía en mi estudio investigando acerca de el paradero del tesoro pero no llegaba a nada y cada segundo que pasaba comenzaba a estresarme más. Pronto tocaron la puerta y el estrés me hizo correr a la persona que estuviera afuera, volvieron a tocar y volví a gritar que se largará pero entro mi hermano y me tranquilizó con uno de sus abrazos.
-¿Que pasa Keiko?-pregunto mirándome con preocupación
-Nada pequeñín...Simplemente no puedo dar con el paradero del siguiente tesoro-dije cargando a mi pequeño mientras le mostraba el mapa
-¡Wow! ¿¡Es el mapa de los Fénix!? ¡Yo quiero ver el tesoro! ¿Puedo acompañarte Keiko?-dijo mi pequeñín con una emoción que nunca antes había visto
-¿Y por qué te interesa pequeñín?-pregunte intrigado por su reciente emoción
-Mamá solía contarme sobre los Fénix, una vez me dijo que el tesoro cambiaba de ubicaciones dificultandoles a los cazarrecompensas encontrarlo-dijo mirándome con su adorable sonrisa
Inicialmente quedé confundido por lo que me había dicho mi hermano, pero después de analizar lo que me había dicho di con un punto en concreto. Empecé a marcar aquellos lugares que los cazarrecompensas ya habían visitado y no habían tenido éxito llevándome a un lugar en concreto.
-¡Eso es! Muchas gracias pequeñín, prometo que traeré el tesoro para ti-dije besando la pecosa mejilla de mi hermano
Lo bajé y ambos salimos del estudio, estaba finalmente tranquilo pues ya estaba conectando los clavos y eso me empezaba a emocionar. Bajamos a comer y di la noticia a mis empleados, me quedaría un par de días más antes de ir en busca del tesoro y cuando me fuera quedaría a cargo de la casa mi más fiel y noble camarada, Tokoyami Fumikage.
Todos estuvieron de acuerdo y me desearon suerte, en especial mi pequeñín el cual parecía estar más emocionado de lo que yo estaba. Le hice una promesa y no pensaba romperla, el era mi motivo y yo le quería mostrar ese tesoro en forma de agradecimiento.
__________Continuara_______________________
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La Leyenda Del Fénix|Dabi×Hawks|•Vivi_Ary•|Alternative Universe (PAUSADA)
FanfictionKeigo Takami, mejor conocido como Hawks por su increíble rapidez en encontrar tesoros, es un chico que vive de eso, buscar tesoros para venderlos y ganar un buen dinero por ellos. No tiene mucho que encuentra la leyenda del Fénix y su exquisito teso...