~Los Juegos del Destino~

~Compartir un Secreto~

En las duchas después de la clase de natación, Katsuki no podía sacarse de la cabeza el cómo vio irse a Uraraka muerta de la vergüenza después de ofrecerle su toalla; la silueta envuelta en rosado y las gotitas rodando por sus piernas. Esto lo tenía algo mortificado porque no sabía la razón por la que no dejaba de pensar en la castaña, de mirarla, de buscarla, no entendía lo que sentía y le era incómodo, engorroso a más no poder pues era la primera vez que no se entendía a sí mismo. 

Esa clase de acercamiento fortuito o no, era algo que nunca le había pasado con nadie, ni siquiera con su novia pues nada fue de esa manera; recordaba ese momento cuando ella descaradamente después de una prueba le robó un beso, su primer beso y él, molesto, se quiso desquitar, la tomó en sus brazos y la besó con ganas descubriendo un sinfín de sensaciones que quería volver a experimentar, así que cuando la soltó le pidió salir y un par de salidas y muchos besos después le pidió ser su novia a lo que la chica dijo que sí. Ni siquiera había tenido el típico coqueteo que se daba entre parejas, Uraraka era la primera persona que conseguía descolocarlo de esa manera y por eso no salía de su cabeza. "Maldita sea, Cara Redonda" Pensó cerrando la llave del agua para secarse y vestirse; estaba tan sumido en sus pensamientos que no escuchó a los chicos molestándolo con Uraraka por lo de la toalla; esto les llamó la atención porque él no era así; era evidente que el evento lo tenía bastante trastornado. 

Ya iban por el pasillo cuando escuchó a las chicas conversando un poco más atrás; el típico parloteo de las damas que él siempre ignoraba; pero esta vez decidió prestar atención porque, más que interesarse en lo que decían sus compañeros; le interesaba saber lo que ella tenía que decir. Ni siquiera volteó, sólo siguió su camino con las manos en los bolsillos como quien no quiere la cosa pero prestando toda su atención a lo que se decía metros más atrás.

- ¿Y eso a raíz de qué fue? –

- No... no fue nada, s-sólo quise ser amable. – También tocaban el tema de la toalla. 

- ¿Así de la nada? –

- Bueno sí... -

- Tu estás muy rara desde ayer, ¿qué te pasó Ochako chan? –

- ¡Nada me pasó Tsuyu chan! –De pronto sonaba alterada.

- Si, desde el juego de béisbol. –

- ¿Fue por la caída? –

- ¿Cuando te tropezaste con Bakugou? –

- ¡No fue eso! – "¡...!" Katsuki dio un respingo porque no sabía qué tenía pensado ella decirle a los demás, lo que menos quería era que todos se enteraran y se alborotaran; de hecho, estaba muy agradecido porque nadie los vio gracias al polvo del campo que se levantó alrededor de ellos, pero si la castaña abría la boca todo se iba a salir de control así que sin pensar siquiera giró sobre sus talones.

- ¡Oi Bakugou! – Sus compañeros se frenaron en seco.

- ¿Qué pasa? –

- ¿Olvidaste algo? – Pero a ninguno de ellos respondió, se fue de frente hacia las chicas cuando los varones le abrieron el paso; las chicas lo miraron acercarse y todas se detuvieron y cuando Ochako lo vio se le fue el aire del cuerpo. "¡AY DIOS MÍO!" Mentó nerviosa pero llegó a creer que al chico se le había olvidado algo y seguiría de largo para regresar a los vestidores, sin embargo no lo hizo, simplemente llegó con ella.