Pt. 7 Bajo acecho

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Después de eso el ambiente fue cálido, de esos que sólo se encuentran en una verdadera familia, aunque a Jungkook le quedaba esa inquietud de lo que Suga dijo —¿cuántos meses o semanas tienes? Que por lo que se ve yo digo que meses— pregunto Zico llamando la atención de los futuros padres y es que era verdad, en las últimas horas que pasaron entre el cielo y la tierra fueron suficientes para que el vientre se notará un poco más, algo demasiado extraño. —Según mis cuentas dos mes con días— informo observando a todos —mañana lo revisaré y sabremos cuanto tiempo tiene exactamente, vamos a tener que ir al hospital donde trabajaba, ahí pediré ayuda a un colega que realizará los estudios correspondientes— dice Jin observando a Jimin —espera, espera si van a ir al hospital ¿que pasara con los ángeles que mandó tu padre? y si ya están en los lugares que ustedes frecuentan, tu padre se va a enterar cariño y no quiero estar lejos de ti ni de mi pequeño, mañana iré con ustedes— la voz de Jungkook sonaba preocupada —tranquilo Kook, estamos bien— decía el rubio sobando su vientre —iré con ustedes, si tú vas y los están siguiendo es mejor que valla príncipe— informó Nam y Jin lo volteo a ver sorprendido por lo dicho, mientras que dentro de su pecho floreció un instinto de seguridad y orgullo de tener a Nam como su amado —ahora necesito descansar— termina diciendo Jin para levantarse y estirar su cuerpo —es verdad necesitan descansar, mañana nos espera un largo día— Jungkook abraza a su rubio dejando un beso sobre su cabeza —procuren ser silenciosos esta vez, quiero privacidad— comenta Suga tomando de la mano a Zico y todos le dan la razón para dirigiéndose a sus habitaciones.

En algún lugar

Mientras los ángeles y demonios estaban demasiado felices por la noticia, una persona caminaba de un lado como león enjaulado, lleno de enojo, no podía creer lo que había pasado, el siendo alguien capacitado, con una mente brillante y ser tratado como tal por unos niños, —algo tengo que descubrir y con ello acabar con ustedes, pero tengo que buscar aliados que quieran lo mismo y ya se dónde encontrarla— murmuraba con una sonrisa felina en su rostro —así que angelitos prepárense para lo que está por venir— concluyo dejando salir una carcajada llena de maldad pura, para alistar una pequeña maleta y dirigirse a su nuevo punto de reunión.

En la mansión

Jungkook carga a Jimin en sus brazos y con ello llegan hasta su habitación —todo está igual kookie— dice Jimin al ver que no se ha movido nada de lugar, pero está limpio —ha yo, yo no dormía aquí, me quedaba en tu casa esperando tu regreso ángel mío— le decía el castaño escondiendo su rostro en el cuello del rubio —extrañaba tanto tu aroma, tus besos, todo de ti— murmura a mientras pasaba su nariz por el cuello de Jimin provocando una oleada de electricidad en su cuerpo haciendo que este ladeara más el cuello para darle acceso. Depositando lentamente al pequeño rubio en la cama y empieza un beso tan suave que poco a poco empieza a subir de intensidad, mordiendo y chupando sus gruesos labios —no quiero lastimarlos cariño— le comenta Jungkook a Jimin separándose de sus labios —eso no pasará, además tienes que hacerte cargo de lo que provocaste en mí— el rubio señala su montaña de excitación —más bien, tenemos que hacernos cargo de esto kookie— y una carcajada sale de los labios del castaño —es verdad pero tenemos que ser silenciosos o esta vez Suga es capaz de venir y amarrarnos o en el peor de los caos mandarnos a dormir a habitaciones separadas y con llave — le cometa el castaño viendo como los ojitos del menor se agrandan —y si nos vamos a casa de Jin— le sugiere —no, no pueden venir por ti y llevarte, no quiero perderte— el entrecejo de Jungkook se frunce —kookie, tú sabes que no podremos ser silenciosos— reprocha Jimin cruzando sus brazos sobre su pecho —tendremos que aprender, no seré tan brusco por el bebé— le dice dándole un beso succionando el puchero logrando sacarle un fuerte gemido —tienes razón, no seremos silenciosos, vamos al bar— termina diciendo Jungkook para levantarse, tomar dos mantas y meterlas a un bolso —vamos cariño date prisa— lo incita ya que el rubio se quedó atónito al ver el comportamiento del mayor, se levanta y camina hasta donde está para entrelazar sus manos y salir de la habitación siendo demasiado silenciosos.

Soy El Ángel De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora