Pt. 9 Promesa

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2 meses después

El tiempo pasaba volando y con ello algunos cambios en el cuerpo de Jimin, el pequeño bultito se había convertido en uno más grande, las revisiones médicas iban de maravilla, aunque ellos querían saber el sexo del bebé, este se negaba a mostrarlo y con ello habían entendido que sería sorpresa, así como saber si sería un ángel o demonio, Jimin había recibido cartas semanales de su padre y eso lo mantenía más alegre sabía que los arcoiris, lluvias y cualquier cambio climático era por su padre en forma de bendición y protección, el señor del cielo había aceptado reunirse con él señor del infierno para mantener cuidados a sus hijos y al pequeño bebé, la amenaza había desaparecido ya que en este tiempo no se había manifestado ni cuando iban al hospital.

Jimin ya se encontraba aburrido no salía casi de la casa, el quería salir como solía hacerlo e ir a comprar cositas para el bebé, aunque los regalos día con día llegaban —kookie me gustaría ir a ver a mi padre—informa el pequeño rubio —cariño...— murmuró el castaño que fue interrumpido —yo se que tienes inseguridad por lo que pasó la última vez, pero él ha cambiado, por favor kook— le dice tomando sus manos —quiero que termine de comprobar que soy feliz a tu lado— el pequeño rubio forma un puchero y con ello el castaño sabe que tiene que dejarlo ir, él ha sentido sus sentimientos por medio del vínculo —está bien mi ángel, sabes que no puedo prohibir que vayas, solo dime ¿cuantos días o horas te vas? ¿Irá alguno de tus hermanos?— preguntó el castaño observando sus ojos azules del rubio —me iré mañana por la mañana, regreso en la noche y no, no les he avisado, quiero ir solo y hablar con mi padre— informó dándole un suave beso, a lo que Jungkook suelta un suspiro —en el reino estaré bien cuidado y lo sabes de sobra— murmuró el rubio, jugando con sus deditos a lo que el mayor asiente, sabe que no puede estar en mejores manos que no sea con su padre y que si quiere ir solo no va a haber poder humano, demoníaco o celestial que lo detenga.

En algún lugar.

Sabía que tarde o temprano iban a ser de gran ayuda, así que sin pensarlo dos veces se acercó a una casa modesta, ya había pasado días observando su rutina diaria, la mujer trabajaba en un preescolar donde trataba lo mejor posible a los niños, el hombre trabajaba de abogado, claro que con los años tenían que cambiar y rotar pero siempre elegían algo similar. Y sin pensarlo más se acercó a tocar aquel portón donde no pasaron ni 5 segundos cuando está fue abierta dejando ver a una mujer de estatura media, cabello largo y negro, sus ojos castaños y unos labios ligeramente pomposo, llevaba puesto unos jeans azul claro y una blusa azul con líneas blancas —Lee Sun-mi, cuanto tiempo sin verte querida— murmuró aquella voz gruesa escaneando de arriba abajo el cuerpo de la mencionada —pero que tenemos por aquí, al perro fiel, dime ¿que quieres? Y lárgate— la voz de aquella mujer salía llena de rencor —así es como tratas a tu amigo y futuro aliado— murmuró —depende de qué tiempo de alianza hables querido— comentó Sunmi dando una sonrisa astuta y es que si algo había aprendido con el paso del tiempo era a no confiarse de nadie y mucho menos de él —tengo 2 horas, así que hablemos dentro, ¿está mi querido Yoon Sub?— cuestionó y la mujer asintió, así que sin más se adentraron para hablar sobre aquella alianza que estaban a punto de hacer.

Al día siguiente.

Aunque apenas estaba amaneciendo el clima era perfecto, el cielo estaba despejado, las aves comenzaban sus dulces melodías y un pequeño rubio se removió ligeramente en la cama tratando de zafarse del brazo que rodea su abultado vientre, lentamente se fue levantado hasta que logró incorporarse, ya le costaba trabajo a sus seis meses que era tan sofocante y cansado dormir. A pasos silenciosos se encaminó al baño para lograr bañarse, mientras que en la cama el castaño buscaba con su brazo el cuerpo del rubio y al no sentirlo se levanto de golpe sintiendo un mareo momentáneo —cariño— murmura un poco fuerte —estoy en el baño— responde Jimin, asomando su melena rubia y húmeda por el baño que se había dado —es muy temprano para un baño— le cometa Jungkook frotando sus ojos —kook, recuerda que hoy iré a ver a mi padre— murmura mientras vistiéndose con un conjunto blanco suelto, con diamantes en los hombros y en las muñecas unos olanes que resaltan el hermoso ángel que es.

Soy El Ángel De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora