Capítulo 10: Intruso (+18)

23.2K 1.7K 3.1K
                                    

〔𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐗: 𝐈𝐍𝐓𝐑𝐔𝐒𝐎〕

──────────────────

──────────────────

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

●●●

Hange me envió de vuelta al establo para buscar nuestros caballos y luego de eso nos dirigimos junto con el muchacho hacia el lugar dónde se encontraba Jean. Una vez allí, alcancé a divisar al castaño tumbado en el suelo con su brazo inmovilizado en compañía de Floch y otros dos soldados que se encontraban resguardándolo a un lado del sendero.

—¿Qué pasó? —preguntó Hange desconcertada para luego bajarse del caballo y colocarse de cuclillas junto a Jean para analizar superficialmente aquella herida, dándose cuenta que se trataba de algo grave.

—Estábamos patrullando por la zona hasta que escuchamos a Kirschtein pidiendo ayuda. Cuando llegamos hacia acá, lo encontramos inconsciente a un lado del sendero, creímos que quizá huía de alguien...

—O de algo —interrumpió Floch e inmediatamente todos voltearon a verlo.

—¿A qué te refieres? —cuestionó la castaña arrugando el entrecejo.

—Me tomé el tiempo de indagar y me di cuenta de un par de cosas, entre ellas, que jamás hubo una lucha de cuerpo a cuerpo. Por un momento llegué a pensar que la persona que lo estaba siguiendo, lo golpeó para dejarlo inconsciente, pero desistí de aquella idea cuando vi aquella rama cubierta de sangre fresca.

—¿Por qué? —intervino Franklin no muy convencido de la hipótesis del pelirrojo.

—Porque seguramente iba cabalgando tan rápido que no alcanzó a ver la rama y se golpeó —argumentó Hange—. Me pasó muchas veces cuando iba de expedición, pero afortunadamente jamás me estrellé con una rama como ésta.

Mientras ellos hablaban de sus teorías, mi vista se centró en el destello de una hoja metálica que se encontraba a unos pasos de mí. Cuando me acerqué, me coloqué de cuclillas y aparté cuidadosamente las hojas para encontrarme con la daga de Jean.

Me quedé helada por un par de segundos ya que a mi mente llegó el recuerdo de la vez que entró a mi habitación y me amenazó con matar a Armin si llegaba a decirle algo a Hange. Suspiré con pesadez y cerré mis ojos con fuerza dejando escapar algunas lágrimas por la frustración que sentía en ese preciso instante.

—¿Faith? —Hange me llamó segundos después e inmediatamente me coloqué de pie.

—¿Sí? —me sequé las lágrimas y oculté la daga.

—Ya nos vamos, por favor no te quedes atrás.

En lo que me reintegré con el grupo, noté que habían improvisado una especie de carreta con el objetivo de trasladar a Jean sin que se lastimara en el trayecto. Cuando llegamos al cuartel, lo llevaron hacia el centro sanitario militar para que recibiera atención médica lo más pronto posible.

PRISONER © | Eren JaegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora