Estados Unidos, Seattle Washington. Julio 10, del 2008 a las 06:00am.
CARTHER'S POV.
Desperté con el chirrido de la puerta al abrirse, y la luz que se filtraba dentro de la habitación a través de la ventana. Abrí los ojos ligeramente, y estruje de estos un poco, aún somnoliento mientras me sentaba en la cama con pereza y una leve sensación de molestia. Al parecer a Lucian le había emocionado de sobremanera el hecho de que nos mudaríamos. Yo por mi parte no negaba el hecho de estar feliz con esa idea, puesto que, ¡Nos mudábamos a California! O bueno, más exactamente a San Diego, pero de igual forma, no era para tanto. ¿Quién en su sano juicio se despertaba a las 6:00am a preparar maletas para un viaje que se haría por la tarde-noche? Sólo él cabezota de mi hermano.
Refunfuñe un poco, al ver la puerta entreabierta, y me hice hacia adelante para tomar uno de mis tenis, lanzando lo hacia la puerta, justo en el momento en el que Lucian entraba. Reí por lo bajo, antes de callar, por la mirada fulminante que lanzaba en mi dirección. Mi intención era cerrar de un zapatazo la puerta, pero él se había atravesado en la trayectoria del tenis, y a mi, ni culpa me daba, podía tomárselo como venganza por despertarme tan temprano.
Suspiré mientras veía como Lucian continuaba haciendo sus maletas; ya me había despertado y no tenía manera de volver a quedarme dormido. Era algo caprichoso en ese sentido, una vez despierto, ya no podía volver a conciliar el sueño, por más cansado que me encontrará. Me puse en pie con aún mucha pereza, y camine por la habitación descalzó, soltando un gran bostezo, mientras estiraba mi cuerpo.
Mis padres y hermanas aún no habían despertado, por lo tanto, no había mucho que hacer más que ver a mi hermano menor caminar por toda la casa, llevando y trayendo ropa de una habitación a otra.
Me senté en el gran sofá que estaba posado frente a la mesa de centro, y tomé el mando del televisor, encendiéndolo para ver si había algo con lo cual podría distraerme. Aunque, no preste mucha atención a lo que había en ella puesto que de momento comencé a pensar en como seria la mudanza. El cambio de colegio por sobre todo.
Aquí tenía a mis amigos, varias chicas con las que estaba ligando, y todos me conocían. En cambio, ahora seria el chico nuevo, de quien los más viejos intentarían burlarse, de quien todos pasarían. Entorné mis ojos ante el pensamiento, estaba comenzando a sonar como mi hermano, así que negué con la cabeza y me levanté, dejando el mando en el sofá, caminando hacia la cocina.
—Luca, ¿Quieres desayunar cereal, panqueques, o muffins de chocolate con leche? —Pregunté con la voz ligeramente elevada, pero no demasiado para no despertar a mis padres, o peor, a las gemelas.
Lucian, no siendo tan flojo como yo, camino hasta donde yo me encontraba, frente al frigorífico, inspeccionándolo con la mirada.
—Estoy entre los muffins y el panqueques, ¿Qué dices tú? —Preguntó, mirando expectante mientras se recargaba en la barra de desayuno.
—Luca, si te pregunto es porque no soy capaz de decidirme por mi mismo. —Comenté, para luego mordisquear la cara interna de mis mejillas.
—Dejemos lo a la suerte. —Propuso mientras sacaba de los bolsillos de su vaquero una moneda. La coloco en el dorso de su mano y me miró.— Cara muffins, sello panqueques.
Asentí mirándolo con atención y diversión; Eran este tipo de cosas estúpidas y sin sentido que hacían que mi hermano y yo nos entendiéramos tan bien. Miré como lanzaba la moneda unos centímetros al aire, y la colocaba de nuevo en su dorso tapándola con su mano. Lo obligué a que quitará su mano y observé la moneda: ¡Había salido cara! Había que celebrarlo con unos buenos muffins de chocolate, y un vaso de leche.
Sonreí, sacando la caja de muffins del frigorífico, y el cartón de leche.
Los dejé encima de la barra y tomé un par de vasos para servir de la leche, mientras que me sentaba en un taburete. Deje la caja de cartón de la leche vacía a un lado, y tomé un muffin, llevándolo a mi boca y disfrutando de este, mientras miraba a Luca que se había sentado frente a mi.
—Para mañana estaremos viviendo en San Diego, California, Art. —Susurró, mientras tomaba un muffin en silencio, y luego lo mordía.
—Lo sé, debo hacer maletas, y... Todo será nuevo, Luca. Seremos el tema de los estudiantes en la prepa al llegar. Dos nuevos críos, adinerados, de cabello castaño claro, y ojos de color. —Murmuré, pensando en lo que dirían los estudiantes, sin saber que lo estaba mencionando en voz alta.
—Si, seremos la sensación. —Bromeó, con una sonrisa ladina y una leve risa. Lo acompañe con una risa, y me quedé pensando un momento en como sería nuestra vida allá, mientras terminaba con mi nada saludable desayuno.
Dejé que mis pensamientos me inundarán mientras comía, y me levanté al terminar, para ir a acomodar mis maletas, seguido unos minutos después por mi hermano.
Colocamos un poco de música baja para ambientar mientras que guardábamos ropa en las maletas, y comencé a pensar nuevamente en lo que me deparaba el futuro en esa nueva ciudad. Esperaba de verdad algo bueno, aunque, mis metas en este momento parecían algo ambiciosas, pero, ¿Qué se podía esperar de un crío de 14 años? Nada menos que inmadurez, ambición, y algo de ego combinado de morbosidad.

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Perdiendo la cordura.
Teen Fiction»Ela Seyvan, a los 18 años de edad es privilegiada de entrar a la universidad de San Diego, California, gracias a una beca que obtuvo después de tantos esfuerzos para hacer de su vida mejor, y recompensar a sus hermanos por tantos lujos que le diero...