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⊹₊ ⋆ᴄʀᴀᴢʏꜜ


Como pasó años atrás, despertó en una cama, pero esta vez sí era la suya. Durante unos momentos pensó que todo fue un sueño, pero la ventana abierta, el dolor por todo el cuerpo y las vendas que llevaba le hicieron saber que todo fue real.

Recordó la figura blanca, estaba segura de que es la que los salvó a ella y a Marc hace unos años y que, por alguna razón desconocida, había aparecido en Londres también ¿Sería un ángel de la guardia? ¿Cómo sabía el desconocido dónde vivía? Inmediatamente se puso alerta, buscando bajo la almohada su otra magnum que siempre guardaba en caso de emergencia. Afortunadamente se encontraba ahí. Revisó la habitación de arriba abajo, pero no encontró nada fuera de su lugar, y pudo respirar tranquila.

Su cabeza no dejaba de dar vueltas sobre lo ocurrido cuando le llegó una llamada. Era Donna, y no pudo evitar correr hacia el móvil ya que intuía que tenía información sobre lo sucedido anoche. No hay nada que ocurra en sus dominios y no se entere.

Dios mío, Marl, gracias a Dios que contestaste—escuchó la voz nerviosa de su amiga—. Anoche pasó algo horrible en los baños y creí que te pudo haber pasado algo. No me esperaste como acordamos.

—Estoy bien, Don, tuve que irme corriendo. Al parecer Mushu quiso explorar en el piso de la vecina—la tranquilizó— ¿Qué ha pasado?

No te lo vas a creer, pero dicen que Steve Grant destrozó los baños.

—¿Qué?

No dudo ni un segundo cuando colgó la llamada y se dirigió corriendo al museo, pero al parecer había llegado tarde. Steven había sido despedido y a ella le llamaron por si quería presentar cargos, ya que al parecer Steven había salido en las cámaras llevándola en brazos. Marlene no entendía nada, pero pidió la dirección de Grant con la excusa de ir a pedir explicaciones y quizás poner una denuncia. El director, entendiendo la situación, decidió dársela pidiendo que no fuera muy dura con él, y que reconsiderara la denuncia.

Al llegar a la dirección no parecía ser un edificio muy cuidado ni lujoso, cosa que no le extrañó ya que Marc no solía darse esos lujos. Decían que eran demasiado llamativos. Pero estaba allí por Steven Grant, por el sujeto de blanco y lo sucedido en el museo, no por Marc Spector.

El hombre no se encontraba en su piso, había estado 15 minutos pegando en su puerta y nadie abría, así que decidió sentarse en el suelo a esperar. Porque irse sin respuestas no era una opción. Pasó media hora cuando Steven llegó junto a una chica, ambos parecían incómodos e iban en silencio. Él se sorprendió al ver a la rubia sentada en la puerta de su casa, y enseguida pensó en el vídeo de seguridad.

—Oye, yo, lo siento, lo de anoche...

—De eso quería hablar, pero mejor dentro...—miró de reojo a la chica y echó un vistazo al pasillo.

Steve se apresuró a abrir la puerta y dejar pasar a las dos mujeres, que enseguida comenzaron a examinar la habitación. Estaba llena de libros y cosas, todas desordenadas y amontonadas. 

—No tendrían que estar aquí—escuchó Steven que decía su reflejo en la pecera. Marc—Llévatelas Steven, esto te viene grande.

—Sólo quiero mi vida de vuelta—murmuró.

—Si, lo he pillado—habló Layla. Marlene se dio cuenta de que lucía enfadada. No entendía qué pasaba entre ellos.

—Perdona, no estaba hablando contigo—se excusó Steven, confundiendo a ambas mujeres—. Estaba hablando solo, más o menos.

ᴜɴᴘʀᴇᴅɪᴄᴛᴀʙʟᴇᵐᵃʳᶜ ˢᵖᵉᶜᵗᵒʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora