ᴜɴᴘʀᴇᴅɪᴄᴛᴀʙʟᴇᵐᵃʳᶜ ˢᵖᵉᶜᵗᵒʳ

003

⊹₊ ⋆ᴏɴᴇ ʟᴀsᴛ ᴛɪᴍᴇꜜ

Desde que había sobrevivido al asalto en King's Valley, Marlene se había prometido no volver a meterse en ninguna aventura, por muy emocionante que sonase. Pero las promesas eran fáciles de romper, y eso lo sabía bien.

Cuando Layla dijo que había que ir detrás de los policías que se habían llevado a Marc —o Steven, ya no sabía con exactitud—, había dudado por unos momentos qué hacer. No le debía nada a él, no tenía porqué ir a buscarlo o salvarlo; por el contrario, él le debía respuestas. Y eso había ido a buscar, así que decidió montarse en la parte trasera del scooter de Layla.

Había algo que le molestaba, que hacía ruido en su pecho. Después de tantos años por fin había encontrado a Marc Spector, su asunto sin resolver, la voz que le comía la cabeza, sus recuerdo más doloroso. Lo había encontrado para enterarse de que estaba casado y que, por más loco que sonase, tenía un trastorno de la personalidad múltiple. Cada vez entendía menos la situación pues ahora iba con la mujer de su antiguo amor a rescatarlo de unos sospechosos policías.

Aún sin procesar lo ocurrido, Marlene bajó del scooter de Layla caminando por unas calles llena de niños jugando, personas haciendo su trabajo e incluso cabras. No entendía muy bien qué era aquel lugar, aunque se hacía una idea. Tras el blip habían surgido muchos refugios para aquellas personas que ya no eran bienvenidas al país. Marlene entendía el descontento de las masas, y agradecía no tener que tomar las decisiones, pues sería un peso muy grande en su conciencia. Ella tuvo la suerte de no desaparecer, pero pudo ver cómo una vecina desaparecía frente a ella, cómo el caos cundía, y cómo más tarde los países comenzaron a abrir sus fronteras e incentivar a la gente a mudarse, a conseguir trabajo y formar una familia. Y ahora querían quitarles todo. 

Entraron en el que parecía el edificio principal, sin duda estaba bien preparado. Había personas hablando en algunos rincones e incluso viendo alguna película o documental frente a un proyector. De un momento a otro todos se levantaron y comenzaron a rodear algo, haciéndoles más fácil el poder camuflarse. Ambas vieron que en el centro se encontraban unas mesas de comedor, y en una de ellas estaban Steven y un señor de pelo largo y canoso con un bastón. No parecían estar conversando amistosamente.

La tensión se palpaba en el ambiente, y ambas mujeres se alertaron cuando Steven se levantó asustado porque aquel hombre le amenazaba con su bastón, que sorprendentemente era rodeado por un aura violeta.

—Necesito saberlo—se acercó a Steven— ¿Dónde está el escarabajo? ¿Dónde está? Dime dónde está el escarabajo.

—No—balbuceó el hombre bajo la presión del canoso.

—¿Dónde lo tienes?

—No lo tiene él—habló Marlene, atrayendo la atención.

—Lo tenemos nosotras—dijo Layla con el escarabajo alzado.

—Tú jamás entenderías el valor de lo que sostienes, ninguna—el hombre centró su atención en ellas—. Dámelo y lo protegeré.

Ambas se acercaron poco a poco a Steven, que intentaba ignorar el ser mortífero que sólo él podía ver.

—Invoca el traje—susurró Layla, confundiendo a sus dos compañeros de aventura.

—¿Qué?—pronunció Steven— ¿Que haga qué?

—¿Que invoque el traje? ¿Qué dices?

—El traje, invócalo, y protege esto—le entregó el escarabajo.