Nuevos vecinos

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Aquel pelinegro no recordaba cómo se había metido en ese lío, más bien no sabía cómo ese pequeño lío al que se refería lo habían llevado a esta escena, con aquel otro peculiar chico apuntándole con la punta de la flecha que sobresalía de la ballesta, hasta ahora el de cabellos rizados sólo se había dignado a mirarle de manera fría que no mostraba señales de piedad, por lo que Jungkook concluía que ese sería su fin, el fin del casi normal y tranquilo Jeon Jungkook, ya escuchaba los sollozos gritones de su madre...pero si la mañana se veía tan monótona como todas ¿Qué mierda ocurrió en el proceso del día?

Repasemos. Jungkook se levantó esa mañana con el mismo sol de siempre, como todos los chicos de ese barrio que estaban en casa iguales a la de Jungkook dispuestos a ir a la escuela como él, sí, un muy aburrido miércoles se asomaba esa mañana, el pelinegro se dio una ducha y tomó unas tostadas antes de irse al instituto. Ahora que lo recordaba la primera anomalía del día sería que su madre no se encontraba, pero pasaba de vez en cuando, cuando la mujer se sentía energizada y se levantaba más temprano para trabajar, así que Jungkook lo dejó pasar.

Luego de esa mañana en su casa, se juntó con Hoseok a las puertas del instituto, siempre solían hablar antes de entrar e ir a sus clases ya que su amigo de barrio era un año mayor que él y pues no tenían las mismas materias. Quizás podría destacar algo raro de esa conversación que se había salido de lo habitual, el pelinegro se acordaba de unas palaras que dijo el castaño esa mañana—¿Y ya te dio tu mamá la gran noticia?

—¿De qué hablas?

—La gran casona—explicó—, tu madre era propietaria de ese terreno ¿No?

—Sí, esa cosa casi nos deja en banca rota y es la razón por la que estoy usando el mismo uniforme de hace dos años ¿Me lo quieres recordar acaso?

—Pues mi madre me dijo que la compraron—sí, creo que eso desencadenó todo lo malo después. Luego de la noticia recordaba haberse quedado algo atónito por dos cosas; Su madre, la señora Jeon y también conocida como la mujer más parlanchina de todo el barrio, le había ocultado que habían comprado aquella propiedad cosa que lo desconcertaba totalmente, y dos, no le cabía en la cabeza que clase de enfermos querrían esa casa. Lo más probable es que sea una empresa, pensó toda la mañana Jeon, una empresa que no sabe en lo que se mete, su madre estuvo tratando de entrar todos esos años en los que se quedaron para poder renovarla como lo hacía con las otras casas que revendía, pero no logró poner ni un pie ahí en los últimos 3 años.

Jungkook siempre creyó que la casa al final del callejón tenía mente propia y pensaba por si misma. A sus solitarios 12, cuando recién había llegado al barrio con su mamá, solía adentrarse a escondidas por la puerta, le agradaba aquellas sombrías paredes rasgadas con papel tapiz y la alfombra cubierta de polvo, para un chico sin mucho que hacer en vacaciones ese lugar le parecía lo más genial e interesante, porque además de que seguía amueblado, se sentía especial de que la casa le permitiera entrar y a otros no. Creo que te agrado, pesaba a menudo, y como si las vigas de madera podrida escucharan su pensamiento estas crujían levemente.

Las vacaciones en ese entonces no parecieron aburridas, pero cuando las clases empezaron cada vez fue yendo menos, quizás porque con el pasar del tiempo sintió el verdadero peso que era la casa para los bolsillos de su pequeña familia o quizás por cierto castaño que lo acompañaba a todos lados y lo hizo sentir no tan solo. Desde ese entonces la casa a permanecido vacía completamente, Jungkook ya no iba por el pequeño rencor y porque ahora tenía a alguien con quien pasar el rato. Entonces eso puede explicar porqué estoy aquí ahora, solo con un cretino apuntándome con una ballesta, porque no logró convencer a Hoseok de que lo acompañara, de haberlo hecho ahora estaría siendo apuntado con una ballesta por un cretino...pero acompañado. 

𝐓𝐡𝐞 𝐀𝐝𝐝𝐚𝐦𝐬 [TAEKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora