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Imagino tus dedos hurgando, hambrientos.

La línea que lentamente se traza en el centro de mi viente, diviendo mis senos.

El constante espasmo de mis caderas tambaleantes.

Y el más caliente pero frío baldazo de agua que una y otra vez, sacudía la playa de mi torso hasta emerger en lava desde mis pómulos.

Imagino la brisa fresca de tus suspiros, atados a gemidos y a veces emparchado con ofensas dulces.

Te imagino.

En la piel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora