Imagino tus dedos hurgando, hambrientos.
La línea que lentamente se traza en el centro de mi viente, diviendo mis senos.
El constante espasmo de mis caderas tambaleantes.
Y el más caliente pero frío baldazo de agua que una y otra vez, sacudía la playa de mi torso hasta emerger en lava desde mis pómulos.
Imagino la brisa fresca de tus suspiros, atados a gemidos y a veces emparchado con ofensas dulces.
Te imagino.
ESTÁS LEYENDO
En la piel.
RandomVeinte años de tinta sobre piel. Diez días sin saber dónde vaciar lo que no llegué a escribir en ella. Si alguna vez se te terminó la piel, entonces vas a entenderlo todo.