En la piel.

2.

Si te dijera otra vez que te extraño seguramente me sentiría culpable por ser tan molesta. Por ponerte en una situación incómoda y sobre todo, por tener que recordarte que vos a mi no. 

Ya pasó un año desde que la distancia fue obligatoria y faltan días para que se cumpla otro desde que me ahogué en alcohol esperando olvidarte. 

Qué ingenua fui al pensar que iba a lograrlo, qué idiota fui al no darme cuenta de que cuando se riega la semilla con vodka lo único que florece son las agallas para hacer las cosas que no nos animamos cuando pensamos con claridad. 

 No sentí dolor cuando supe que las cosas te iban bien y una nueva compañía llenaba ese lugar que una vez tuve la suerte de ocupar. Pero sí sentí un malestar en el pecho cuando me di cuenta que había indiferencia en tus respuestas. 

Negué en cada lágrima el pensamiento de ser un estorbo intentando colarse nuevamente en tu vida. Qué mala suerte tuve al desperdiciar tiempo negandolo, cuando debi haberlo invertido en considerarlo. 

Así habría dolido menos.  

  —Para Aylen.